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Día del orgullo friki: los orígenes

Este 25 de mayo, Día del Orgullo Friki, hay que leer, o releer, Guía del autoestopista galáctico y por supuesto salir de casa con una toalla.

El 25 de mayo de 1977 Star Wars se estrenaba en los cines de toda Norteamérica. Casi 24 años después Douglas Noël Adams moría en Santa Bárbara. Ambos acontecimientos resultan demasiado cercanos e importantes como para que la comunidad friki decidiera por unanimidad, y en consejo intergaláctico, nombrar el 25 de mayo con el Día del Orgullo Friki.

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A estas alturas descubrir la trascendencia de la saga Star Wars sería ridículo, pero ¿qué me dicen de Douglas Adams? ¿Quién es este tipo? ¡Por la espada de Obi-Wan! Es el autor de Guía del autoestopista galáctico, sin duda una de las novelas más divertidas, profundas, y alocadas del firmamento literario de la ciencia ficción. Narrada de una forma anárquica y navegando entre la comedia absurda y las películas de ciencia ficción de serie B de los años 50, Douglas nos habla de Arthur Dent. Un simple humano que lucha por no perder su casa. El gobierno la quiere demoler para construir una carretera. Su mejor amigo Ford Perfect, resulta ser un alienígena que trabaja como redactor de la Guía del autoestopista galáctico lo que le permite a Arthur viajar junto a él por el universo. Recorrerán lugares maravillosos, y correrán peligros insoportables pero nada comparado con la responsabilidad de descubrir "el sentido de la vida, del universo y de todo lo demás".

Más allá del tono irónico, el ritmo trepidante y los diálogos llenos de inteligencia y humor, el libro ridiculiza y cuestiona las grandes dudas de la humanidad. Como cantara Siniestro Total: "¿Quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?" Quizá las respuestas no son las que esperábamos pero es que en el universo de Douglas esas respuestas no sirven para afianzar nuestras creencias si no para cuestionárnoslas: "Hay una teoría que afirma que si alguien descubriera lo que es exactamente el universo y el porqué de su existencia, desaparecería al instante y sería sustituido por algo aún más extraño e inexplicable. Hay otra teoría que afirma que eso ya ha ocurrido".

En realidad Guía del autoestopista galáctico es una novela que pertenece (como su mismo autor decía) a una trilogía de cinco libros: Guía del autoestopista galáctico, El restaurante del fin del mundo, La vida, el universo y todo lo demás, Hasta luego, y gracias por el pescado e Informe sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva. Cada una de ellas es completa y no requiere de la lectura de las demás para conocer su final. Realmente lo único que tienen en común son los personajes, y la genialidad del autor.

En cuanto a la celebración del día 25 de mayo queda desentrañar una clave: Hay que salir a la calle con una toalla, y si es posible que rece "Don’t panic" (no se asuste). El por qué de la importancia de llevar una siempre encima se explica en la novela:

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Toallas del Día del Orgullo friki

Una toalla (…) puede ser el objeto más necesario que un autoestopista galáctico puede llevar consigo. Esto es, en parte, por su gran valor práctico: puedes liártela alrededor del cuerpo para que te dé calor mientras vagas por las frías lunas de Jaglan Beta, (…), puedes usarla como manta cuando duermas bajo las estrellas que brillan en el planeta desierto de Kakrafoon, puedes utilizarla como una mini-lancha en el lento y pesado río Moth, puedes mojarla para participar en un combate cara a cara, puedes enrollártela en la cabeza para prevenir vapores nocivos o la mirada inquisitorial de la Hambrienta Bestia Bugblatter de Traal (un animal increíblemente estúpido que da por hecho que, si tú no puedes verlo, él tampoco te puede ver a ti: más bobo que un cepillo, pero muy hambriento), puedes agitar tu toalla como señal en caso de emergencia y, por supuesto, puedes secarte con ella si aún parece estar lo suficientemente limpia.

Más importante es el inmenso valor psicológico de una toalla. Por alguna razón, si un strag (un no-autoestopista) descubre que un autoestopista lleva una toalla consigo, asumirá automáticamente que también está en posesión de pasta de dientes, toallitas, jabón, tarro de galletas, termo, compás, mapa, madeja de hilo, spray antimosquitos, cadenas para ruedas, traje espacial, etc. Más aún, el strag le prestará de buen grado al autoestopista cualquiera de esos objetos, o una docena más, que el autoestopista puede haber perdido accidentalmente. Lo que pensará el strag es que cualquier hombre que es capaz de hacer autostop por la larga y ancha galaxia, pasar apuros, malvivir, enfrentarse a terribles peligros, salir triunfante y, aún así, no olvidar en ningún momento dónde está su toalla, es un hombre muy a tener en cuenta.

Si llevar una toalla para salir a comprar el pan o tomar el aperitivo del domingo no les seduce, atrévanse a hacer autoestop por las galaxias infinitas, infíltrense en las naves Vagon, viajen en el Corazón de Oro la nave espacial más rápida de la galaxia debido a su campo de improbabilidad, conozcan a Zaphod Beeblebrox, el expresidente de la galaxia, y tengan la oportunidad de preguntar al superordenador Pensamiento Profundo sobre la "respuesta definitiva". ¡Atrévanse!. Salgan de sus previsibles vidas para vivir la belleza de lo absurdo y lo inesperado y descubran sin miedo ni ambages "el sentido de la vida, el universo y de todo lo demás".

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