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César Antonio Molina: "Es imposible que dé una segunda oportunidad a la política"

El exministro de Cultura con Zapatero estuvo en esRadio, donde mostró su desilusión con la política de la que habla en La caza de los intelectuales.

César Antonio Molina ha explicado que empezó a escribir La caza de los intelectuales antes de abandonar el ministerio | LD

Lo que desprende La caza de los intelectuales (Destino) y sus propias palabras en la entrevista que Luis Herrero le ha realizado en esRadio es el hondo desencanto y arrepentimiento profundo de César Antonio Molina de su paso por la política. Nunca debió decir sí a José Luis Rodriguez Zapatero, pero en esto – como en casi todo en la vida – uno se da cuenta tarde.

Esto es lo que cuenta Molina en esta obra, en la que no desvela demasiadas anécdotas de sus años al frente del Ministerio de Cultura, pero sí de cuando cerró esta etapa: Zapatero le dijo "tres cosas, que yo era muy austero y que necesitaba una chica joven y glamur".

"Alguna soledad me estaba provocando la política", reconoce, cuando se planteó escribir este libro. "Era un espacio en el que yo no había convivido, no sabía las normas, las estructuras..." Quizá por eso, entró ilusionado, esperanzado de poder llevar a la práctica sus ideas y proyectos personales: "Iba a tratar de cumplir un ideario, el de la ilustración, el de Jovellanos, la Institución Libre de Enseñanza, la República... Llevaba unas ideas personales, pero luego había un montón de gente con la que me iba a relacionar... Y yo era una persona que no tenía ningún carné".

No obstante, César Antonio Molina se atribuye toda la responsabilidad de esta decisión, "la culpa es siempre de uno porque es el que dice 'sí' o dice 'no' y en eso no quiero omitir mi gran parte de culpa", aunque añade que "uno siempre piensa que sus ideas, sus proyectos, sus saberes y experiencias las puede llevar a la práctica y puede ayudar a mejorar la vida de sus conciudadanos o luchar por la cultura como ya había hecho en el Cervantes".

Pero no todo van a ser críticas y lamentos. El exministro de Zapatero afirma que está "conforme" con lo que pudo hacer. "Un Ministerio de Cultura es como una zona independiente donde puedes actuar con bastante libertad". Pero ejemplifica que estar en la política es "como asistir a una obra de teatro pero siendo tú uno de los actores: desde fuera, el espectador solo ve lo bueno y si estás dentro ves lo bueno, lo malo, lo peor. Tú también eres parte de eso". Y es que "a veces pensamos que la política es algo muy distinto a la vida y que no tiene contaminaciones y es exactamente igual. Y los políticos son una representación de la sociedad de su país".

Y es en este punto – en el de la política como expresión de la sociedad – en el que Molina advierte de que los partidos deberán evolucionar si quieren relacionarse de la misma manera que ya lo están haciendo los ciudadanos. Y conforme vaya pasando el tiempo, si estos no se actualizan ni revisan sus prácticas (por ejemplo, con listas abiertas) quedarán desfasados y al margen de la soberanía popular a la que representan. "Ya hay nuevas generaciones, que han crecido con las nuevas tecnologías y toda esa gente llegará un día con su mayoría de edad, y cuando sean cinco o siete generaciones, que digan: 'esto tenemos que replantearlo de otra manera'".

"Nunca he dejado de votar y votaré"

"¿Daría a la política una segunda oportunidad?", le preguntó Luis Herrero. "Es que eso es imposible, es muy difícil. En absoluto. Yo nunca miro atrás y sobre todo hay muchas cosas que hacer y también se puede ayudar a la sociedad desde tu mundo privado y laboral. Aparte de que nadie se acordaría de mí, es una utopía, en caso de que lo hicieran, en absoluto" volvería, contestó tajante. Pero a lo que no renuncia Molina es a ejercer su derecho al voto. Irá a votar en estas elecciones europeas. "A nuestra generación nos costó mucho que se pudiera votar, como para despreciarlo ahora. Y yo, que soy profesor en la Universidad, se lo recuerdo a mis alumnos, es un derecho con el que nacieron, que creen eterno, lo tienen que defender", explicó. "Nunca he dejado de votar y votaré. Mucha gente sufrió (por conseguir este derecho) y aunque solo sea como homenaje a ellos ya merecería la pena".

A cenar con Zapatero iría "encantado". Y reconoce: "Deberíamos haberlo hecho antes, pero yo cuando me fui del departamento la cosa quedó así. Yo creo que siempre es importante hablar yo siempre he hablado con todo el mundo y nunca le he preguntado nada. Siempre es importante hablar -reiteró- y además se acordó de mí y también tuvo, como el mundo, sus errores y sus aciertos; como yo, aunque los errores pretendieron ser aciertos", concluyó.

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