Llanto por los libros silenciados
Lo posible sólo se averigua cuando se busca lo imposible, decía un viejo libertario.
Tierno y dolorido llanto como aquel de Sancho Panza al ver a su señor desnudo haciendo locuras, es el que he vuelto a sentir ante el arma silenciadora que enmudecerá otro libro en Andalucía y en España. Otra vez el régimen, el mismo régimen andaluz que se gestó en 1982, haciendo locuras totalitarias. Andaluz del éxodo y del llanto, el pasado viernes fui a la presentación del libro Sindicatos, S. A., de Xavier Horcajo y Javier Algarra. Tenía que haber sido en la Fundación Cruzcampo de Sevilla, como consta en la invitación original, pero la larga mano del régimen, fuese fruto de una orden o del miedo íntimo de quienes le temen, un día antes, sólo un día antes, logró que se suspendiera. Por ello, me alegré cuando los dos Javieres decidieron seguir adelante como fuera para no rendirse ante quienes se creen con el derecho de decidir qué deben o no leer y pensar los ciudadanos. Y allí nos encontramos unos cuantos en un hotel de última hora. Y cuando volvía camino de la noche, me sobrevino el llanto, un tierno y dolorido llanto por los libros silenciados.
La censura ha sido siempre un arma en manos de los poderosos, ya fuesen faraones que borraban a sus antecesores de los relieves de los monumentos o stalinistas que diagnosticaban locura a los literatos disidentes y los mandaban al gulag. Pero hay otras formas más sutiles de silenciar los libros. Por ejemplo, ignorarlos, hacer como si no existieran si, a pesar de los intentos, los autores han conseguido publicarlos. Lo sé bien porque mi amigo Antonio Barreda y yo intentamos que alguien nos publicara nuestros libros sobre La Tela de Araña (Hilos de un régimen, I y El poder de un régimen, II). No lo conseguimos. Por ello, nos convertimos en editores a la fuerza y logramos que uno de ellos, el primero, viera la luz gracias a la ayuda de algunos amigos cuyos nombres no decimos para no perjudicarlos. Sólo hubo dos medios iniciales, Libertad Digital e Intereconomía, que trataron del libro. Luego, Alfonso Rojo también ayudó. Nuestro agradecimiento será eterno. Pero de los demás medios, sobre todo los grandes medios, sólo ABC nos mencionó. Ni siquiera El Mundo, ni la COPE. De Antena 3 o la SER ya ni hablamos. Nuestros libros, uno de ellos aún sin editarse, fueron sumidos en el polvo del silencio por quienes tienen el poder de decidir qué ideas y hechos pueden o no que poblar las conciencias de los ciudadanos.
Por eso, fue un buen día para el llanto. Decía un experto en lágrimas, León Felipe, que "el llanto no está en los programas de los políticos ni en las pragmáticas de los jerarcas. Está en los versículos de los profetas y en el corazón engañado y afligido del hombre." Pues así tenemos el corazón desde el pasado viernes, engañado y afligido ante la certeza de que el régimen, ese régimen descrito en nuestra tela de araña que tiene a dos expresidentes, a decenas de altos cargos y demás sirvientes imputados sólo en un caso de corrupción en Andalucía, no es sino el fruto del modo autoritario y enfermo de unos partidos que no creen en la democracia ni en la libertad en ninguna parte de España.
Pero, tras el llanto, me encontré gritando en mi sueño un "Sí, se puede". ¿Voluntarismo? Sí, como el del Atleti. Lo posible sólo se averigua cuando se busca lo imposible, decía un viejo libertario. La Liga no tenía por qué ser cosa de dos superpoderes. España y Andalucía, tampoco.
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