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Elías Cohen

El héroe oscuro

El hombre murciélago es un héroe oscuro por encima de todo.

Hace ahora 75 años, el número 27 de la revista Detective Comics (que conocemos hoy como DC) llevaba en portada un nuevo personaje: Batman. La influencia del hombre murciélago en la cultura popular es incontestable. Cómics, programas de radio, series de televisión y grandes superproducciones en la gran pantalla, con su consecuente merchandising prolífico, atestiguan que el atractivo de Batman no sólo perdura, sino que aumenta. Sin embargo, el mito actual es distinto al de sus comienzos. Batman, y todo su universo, ha evolucionado continuamente.

La primera concepción de Batman sale de la mente de un dibujante judío de caricaturas llamado Robert Kahn, que pasará a la historia como Bob Kane, compañero de instituto de otro judío legendario en la historia del cómic, Will Eisner, creador de The Spirit.

Varias fueron las influencias que parieron a Batman en la mente de Kane: el diagrama de Leonardo Da Vinci de un ornitóptero, las películas La marca del zorro –protagonizada por Douglas Fairbanks, en el que se basará Bruce Wayne– y The Bat Whispers, donde el malo usa elementos indispensables hoy en el mundo de Batman: la capa, la máscara y la señal proyectada. La película del Zorro influyó tanto en Kane que éste llamó a su pandilla adolescente Los Zorros –por eso el mejor Batman de todos, el de Frank Miller en The Dark Knight Returns, vuelve a enfundarse el traje de murciélago tras ver dicha película–. También lo hicieron las historietas pulp del momento, así como las novelas de Sherlock Homes. Pero la creación no quedará completa hasta que Kane reciba la ayuda un vendedor de zapatos, judío también, llamado Bill Finger, quien dará orejas, capa, guantes y nombre a Bruce Wayne. Si Kane es la madre de Batman, Finger es el padre.

Con el tiempo, los personajes y los sucesos que forman parte de la biografía mítica del superhéroe irán añadiéndose. Es en el número 31 de Detective Comics, publicado en septiembre de 1939, cuando se explica uno de los hechos fundamentales de la vida de Batman: el asesinato de sus padres, del que será testigo. Pero no será hasta 1948 que se dé nombre al responsable: Joe Chill. El joven huérfano y multimillonario vuelve a nacer y se convierte en el terror de los malhechores:

Los criminales son una calaña supersticiosa y cobarde. Así que mi disfraz debe provocar el terror en sus corazones. Debo ser una criatura de la noche… negra… horrible… un… un…

Entonces un enorme murciélago entra por el ventanal y Bruce concluye:

... un murciélago. ¡Eso es! ¡Es una señal! ¡Me convertiré en un murciélago!

Esta epifanía será revisitada y reinterpretada con el devenir de los años. Chris Nolan, en su imprescindible trilogía cinematográfica, devuelve el héroe a la fascinación y oscuridad que anteriores adaptaciones mancillaron, lo reestructura y presenta al murciélago como un animal que aterra a Wayne, que utilizará ese mismo miedo contra sus enemigos.

Su fiel compañero, Robin, aparece en el número 38 de Detective Comics, en abril de 1940. E inmediatamente después, en esa misma primavera, el hombre murciélago tendrá ya su propio cómic.

En el número 1 de Batman ya vemos a su peor enemigo, y el que le más definirá: Joker. El villano surgió de la mente del dibujante Jerry Robinson, un estudiante de 17 años que vendía helados durante el verano, reclutado por Kane tras ver al actor Conrad Veidt –el mayor Strasser en Casablanca– en el filme El hombre que ríe. (Aunque el propio Kane y Finger también se atribuyeron la idea).

En el invierno de 1940 se establece el lugar de residencia de Bruce Wayne/Batman: Gotham City. Aunque fue concebido en Nueva York, posteriormente DC decidiría ambientar sus personajes en ciudades imaginarias, como Gotham, Metropolis o Starling City. Bill Finger contaría que le puso ese nombre a la ciudad después de abrir al azar una guía de teléfono de NY y reparar en el nombre Gotham Jewelers.

Hasta abril de 1943, en el número 16 de Batman, no aparece otro de los indispensables: el fiel mayordomo Alfred Pennyworth.

En la época dorada de los cómics, con EEUU inmerso en la Segunda Guerra Mundial, todos los superhéroes tienen a unos villanos de carne y hueso a quienes perseguir: Adolf Hitler, Benito Mussolini e Hiro Hito. Así, en el número 18 de Batman, publicado en agosto de 1943, el héroe acaba con los tres dictadores del Eje... un 4 de Julio.

Después de la contienda los cómics dejan de ser una herramienta más de propaganda y comienza una era de decadencia. La caza de brujas está ahí, y se aplica la censura de la Comic Code Authority a las historietas. Con no poco pringoso oportunismo, el psicólogo Frederick Wertham escribe un libro titulado Seduction of the Innocent en el que relaciona la lectura de cómics con la delincuencia juvenil utilizando datos y argumentos poco atinados. Wertham escribe que Batman y Robin son homosexuales, que Wonder Woman es lesbiana y que Superman es todo un atentado contra la autoridad paterna. Pese al apasionamiento censor, dirigido desde el Senado, Batman y todos los grandes sobrevivieron.

Hasta la década de los 60, cuando lo trendy es rebelarse contra la autoridad, vimos a un Batman más proclive a la cooperación y la unión familiar. Batgirl surge de este espíritu que quería evitar la censura y adaptarse para no desaparecer.

Con las ventas en constante declive, en 1964 arranca la etapa del New Look, bajo los designios de Carmine Infantino, que intenta dar una nueva imagen al personaje… y de paso se carga a Alfred. Kane diría que DC intentaba terminar con Batman definitivamente. Pero es en 1966 cuando se lanza el tronchante Batman de Adam West, en esa clásica serie de televisión en la que cada vez que el hombre murciélago atizaba al villano o a uno de sus esbirros la pantalla nos regalaba un "paff" lleno de colores chillones. De su banda sonora se han hecho más parodias que elogios, todo hay que decirlo. Cuando la serie de cancela, las ventas vuelven a bajar y Batman no parece ya un héroe de interés.

Es en 1969 cuando un gran equipo que entiende al personaje en toda su profundidad decide darle nueva vida. Dennis O'Neil y Neal Adams colocan al hombre murciélago donde debía estar, en el lugar del "severo vengador de la noche". O'Neil quería alejarse de la imagen que había dejado la serie protagonizada por Adam West –como Nolan hizo con las películas de Schumacher–. Así lo resumió:

Acudí a la biblioteca de DC y me puse a leer algunas de las primeras historietas. Mi idea era resolver cuál fue el sentido con el que Kane y Finger crearon a Batman.

Dick Giordano, otro miembro del equipo de O’Neil y Adams, añadió lo fundamental:

Regresamos al Batman oscuro y siniestro, y creo que por eso las historietas funcionaron tan bien.

Pese al gran trabajo de O’Neil, Adams y Gordiano, las ventas volverían a bajar en los 80, hasta que en 1986 Frank Miller se encarga de crear -en el concepto más amplio de la palabra- al Batman más puro hasta ahora. Entre febrero y junio, DC lanza The Dark Knight Returns, una obra fundamental del cómic de la que beberán muchos autores en los años venideros.

Batman ha pasado por muchas etapas, sobre todo cuando ha sido llevado al cine, a la pequeña pantalla o a la animación –que, al contrario que el cine o las series, siempre ha sabido captar al personaje en toda su dimensión–. Hoy, el primer Batman de Kane y Finger, que se liaba a tiros y mataba a criminales, está sepultado. Así como el de Adam West en la clásica serie de televisión. También ha muerto, a Dios gracias, la broma que hizo de él un tal Joel Schumacher en el cine. El intento de dar colorido a Batman siempre ha sido infructuoso, porque el hombre murciélago es un héroe oscuro por encima de todo.

Batman, al fin y al cabo, nos atrae por varias razones. Porque no ha venido de otro planeta ni una radiación extrema le ha dado superpoderes, porque es un playboy multimillonario, porque tiene una gama de juguetitos alucinantes, por su mayordomo Alfred… pero una sobresale sobre todas ellas: su compromiso. La razón de ser de ese tipo musculoso, alto y vestido de murciélago que surge desde las sombras, de esa criatura aterradora que se desliza por la noche atemorizando a los criminales, de ese caballero oscuro sediento de justicia, reside en ese recoveco de nuestra mente en donde la fascinación y el miedo se desdibujan. Siempre que hemos visto a Batman, al tenebroso, al auténtico, nuestra conciencia nos ha susurrado el tormento de Bruce Wayne al oído, un tormento que hemos querido experimentar en esos días interminables en que lo cotidiano nos agarra del cuello.

La esencia del personaje la aporta Neil Giman, uno de los dibujantes de Batman más contemporáneos, en el cómic ¿Qué le sucedió al cruzado enmascarado?

No obtienes el cielo o el infierno. ¿Sabes la única recompensa que se obtiene por ser Batman? Tienes la oportunidad de ser Batman.

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