Hay gente espiritualmente tan zafia que sostiene que todo buen poeta o escritor ha de ser naturalmente de izquierdas. De hecho, durante decenios en esta Andalucía del régimen se ha oído hablar, sobre todo y casi exclusivamente, de Federico García Lorca, de Rafael Alberti, de Antonio Machado y, a pesar de ser de Orihuela, Alicante, de Miguel Hernández. Cernuda ya cae lejos. Y verdaderamente, son inmensos poetas o lo fueron, especialmente alguno de ellos, en algún momento de su vida. El adoctrinamiento sufrido por los alumnos andaluces de ahora ha conseguido que apenas hayan leído a ésos y que no hayan oído hablar o muy poco de Manuel Machado, de Luis Rosales, de Rafael de León (este último corre por las venas de casi todos los hogares andaluces y españoles con las letras de sus canciones, desde "Ojos verdes" a "Tatuaje" pasando por "Francisco Alegre" o "La Lirio", logrando el sueño de todo poeta: formar parte del corazón de sus pueblos) y de muchos otros. De José María Hinojosa ya ni hablamos. Fue fusilado a los 32 años en Málaga al principio de la Guerra Civil y en agosto como Lorca. Aunque juvenilmente de izquierdas eligió a la derecha y claro, no entra en el cupo de la memoria histórica que se impone desde la Junta. Tampoco en la amnesia miserable de un régimen franquista que no le perdonó sus blasfemias estéticas y éticas.
Debemos al escritor y poeta Alfonso Sánchez Rodríguez y a Julio Neira que hayan rescatado casi del olvido la figura de Hinojosa. Miembro de pleno derecho de la generación del 27 e introductor del surrealismo en España, fue sepultado en los últimos treinta años por el sectarismo de un régimen para el que la poesía o es de izquierda o es imposible. Alfonso Sánchez, sufrido profesor de instituto en Granada y buen amigo, me iluminó, y aún lo consigue, sobre la figura de José María Hinojosa y sobre toda esa otra literatura que yace donde habita el olvido de esta Andalucía gobernada por mediocres incapaces de inclinarse ante lo que es grande cuando la grandeza es políticamente de derechas. Hemiplejia moral llamaba Ortega a esta enfermedad del alma. Gracias a él leí La flor de Californía, considerada por los especialistas como el primer gran aliento del surrealismo español. Lean de esa obra el siguiente fragmento:
... ya casi al final, me encontré con un guardia que me dijo imperativamente:
- Lleve usted la derecha.
Pasé momentos de angustia terribles. Hasta entonces no me había apercibido de la falta de mis dos brazos y sin ellos ¿cómo averiguar cuál era mi derecha?
Acaba de aparecer el libro El buzo y la aviadora, que aún no he leído. Alfonso Sánchez, su autor, rememora en sus páginas los últimos momentos de la vida de José María Hinojosa antes de su fusilamiento en la Málaga de 1936. Aquellos días de horror han sido vertidos en una obra de teatro donde el buzo, Hinojosa ("ya se paseaban los gusanos por mi pechera almidonada y blanca, por mi pechera impecable de buceador nocturno") se enhebra con la aviadora, que lo fue y pionera, Ana Freüller, uno de sus amores frustrados ("imán de mi barca/ ha sido el mar quieto;/ avión de nácar/ fue mi pensamiento"). Buen momento para reencontrarse con la Andalucía completa que nos quieren mutilar estos artistas de la manipulación cultural y del régimen, cuatro o cuarenta o los que sean empeñados en prohibir a los otros lo que no aman ellos.
Los poetas andaluces de ahora que pueblan las derechas (varias gracias a Dios y perdón por el palabrón), esto es, los poetas que no son ni quieren ser socialistas ni comunistas, existen pero casi nadie pregunta ni quiénes son ni qué cantan. También por esto es necesario el cambio en Andalucía, para que el coro de sus poetas esté completo.