En esta edición de Es la Mañana del Fin de semana, Elia Rodríguez entrevistó a Alfredo Alvar Ezquerra para hablar de su nuevo libro: Un maestro en tiempos de Felipe II, sobre la figura que pilota la historia del libro y la enseñanza humanista del siglo XVI, Juan López de Hoyos. Como se comentó en el programa, nada más empezar la obra se puede ver un aforismo de Antonio Pérez que dice: "Los príncipes deben temer a los historiadores más que las mujeres feas a los pintores". Y es que la historia es injusta muchas veces, porque depende de quién la escriba, unos u otros saldrán victoriosos.
Alfredo Alvar refleja en su libro la perspectiva histórica del siglo XVI y XVII, la cultura internacional, la época del Concilio de Trento, la reforma, contrarreforma y la figura del discípulo, concepto que hoy brilla por su ausencia. El autor explicó que con el libro intenta hacer una visión general "no solo de la educación en España, sino de cómo se formaba una persona en la república de las letras en esos siglos".
Además, comentó que Juan López de Hoyos tuvo de discípulo a Cervantes, quien de manera injusta le acabó "despreciando mucho". "Cervantes hizo varios manuales de literatura y nunca citó a López de Hoyos, y cuando Cervantes hace una descripción del humanismo, utilizó frases para mofarse del humanista absurdo que López había usado 30 años antes", explicó el profesor. Opinó que Cervantes "anduvo un poco soberbio".
En los textos de López se unen dos problemas intelectuales. Por un lado, existía una tradición desde el tiempo de los clásicos en la que la forma de escribir debía acompañar a lo que se relata, es decir, si se esta describiendo las honras fúnebres por un príncipe y el dolor que hay en la monarquía por esa muerte, el texto tiene que ser solemne y negro, el problema es que López de Hoyos "se hace muy pesado escribiendo". A esto se le suma que el escritor no sintetizaba nunca. El saber cuándo cortar es fundamental, pero el humanista español "era incapaz de parar a la hora de describir", analizó el Alfredo Alvar.
"En aquella España del siglo XVI se sabía que tan difícil era hablar como callar y, si hoy en día pasa eso mismo, se debe reflexionar en ello", comentó Alvar. Tras esto, el autor de Un maestro en tiempos de Felipe II explicó que "la cultura tiene que ser de élite, cuando la cultura se populariza, se convierte en un entretenimiento televisivo", es decir, que no deberían estudiar aquellos que no quieran, que se tendría que solucionar los innumerables problemas que existen en el sistema educativo y dejar de pensar "en cantidad para pasar a la calidad".