El 21 de diciembre de 1808 comenzaba el segundo sitio de las tropas napoleónicas de la ciudad de Zaragoza. Para Francia, la ciudad era esencial para dominar la línea del Ebro. A España la estratégica ciudad le permitía apoyar a Cataluña, defender el Levante y taponar el acceso a la meseta. Zaragoza había resistido ya un asedio de dos meses a comienzos del verano, pero seguía siendo el objeto de deseo de Napoleón, a quien no solían resistírsele sus objetivos militares. Como Zaragoza era una ciudad abierta, el general Palafox había ideado una resistencia calle a calle, trazando barricadas, aprovechando los escasos espacios fortificados y preparando emboscadas entre las ruinas en las que se iba convirtiendo la ciudad. Durante dos meses los aragoneses se aferraron a su ciudad con una tenacidad indomable, cobrando sangre francesa por cada centímetro cedido y derramando la propia con generosidad. Dejaron episodios de grandeza como la heroica resistencia del Portillo, en la que se distinguió una joven de apenas 19 años y de nombre Agustina Zaragoza Doménech. La que pasaría a la historia como Agustina de Aragón, logró detener a los franceses que habían abierto brecha en el Portillo, disparando un cañón sobre las tropas que dio tiempo a los sitiados a redoblar la defensa en esa zona. Verdier había ofrecido a Palafox una rendición honrosa con el escueto mensaje «paz y capitulación», y éste había respondido con otro no menos lacónico, «guerra y cuchillo».
El 22 de diciembre de 1248 Fernando III el Santo entraba triunfal en Sevilla, dejando casi concluida la Reconquista. Antes había rendido Córdoba, la que fuera gran capital del califato Omeya, convirtiendo en catedral su ilustre mezquita. Por tantas hazañas contra el musulmán, por su talante piadoso y por mantener la paz con los reinos cristianos, se ganó la santidad este gran monarca castellano.
El 23 de diciembre de 1925, Ramón Menéndez Pidal era nombrado director de la Real Academia Española, un cargo que abandonaría en 1939 por desavenencias políticas con el régimen y que recuperaría en 1947 hasta el final de sus días.
El 24 de diciembre de 1569 Francisco Hernández recibía una comisión por cinco años para investigar el entorno natural de México. La suya será la primera expedición de carácter estrictamente científico de la historia.
El 25 de diciembre de 1492, la expedición comandada por Cristóbal Colón construía el primer establecimiento permanente en el Nuevo Mundo. Se llamó el Fuerte de Navidad y se levantó con los restos de la nao Santa María, encallada en las costas haitianas en la noche anterior, cuando un inexperto grumete manejaba el timón. Colón interpretó este percance como un hecho providencial y dispuso la construcción del fuerte. En realidad la primera impresión de Colón fue sentirse víctima de una conspiración de su tripulación. Un mes antes, Martín Alonso Pinzón había partido con la Pinta sin su consentimiento, para explorar y descubrir por su cuenta. Colón temía que volviera cargado de oro o que partiese rumbo a Castilla para apropiarse del descubrimiento. Mientras, el genovés vagaba por la costa en busca de metales o especias que mostrar para dar valor a su viaje, preocupado por la ausencia de su capitán y con ganas de emprender el regreso. Desde esta perspectiva el accidente de la Santa María era una catástrofe porque dejaba a la tripulación con un solo barco. Pero de pronto, en la angustia distinguió la oportunidad. La Santa María era un amasijo de tablas, cuerdas y provisiones. Dios había lanzado este anuncio en Nochebuena, quería que los españoles construyeran un fuerte y permanecieran en la isla.
El 26 de diciembre de 1884 España anunciaba al resto de potencias coloniales que tenía bajo su protectorado la parte del litoral africano comprendida entre los cabos Bojador y Blanco, un territorio que se ha dado a conocer como el Sahara Occidental. A finales del siglo xix renacería en España una ideología de orientación africanista que emergía como respuesta a los movimientos de expansión colonialista que iniciaban otras potencias europeas lideradas por el empuje de Bélgica. En España, en plena Restauración monárquica, el movimiento regeneracionista capitalizaría el entusiasmo de esta ideología, que trataría de justificarse recuperando la noción del «destino africano de España» que se vivía en tiempos de los Reyes Católicos. En 1877 se establece en Madrid la «Asociación Española para la Exploración de África», filial de otras asociaciones similares en el ámbito europeo; y un año antes ya funcionaba la «Sociedad Geográfica de Madrid», de idéntica inspiración africanista.
El 27 de diciembre de 1870 el hombre fuerte del Gobierno, general Juan Prim, sufría un atentado de camino al Ministerio de la Guerra. Eran las siete y media de la tarde y el general dejaba la calle Turco para tomar Alcalá. Dos carruajes cerraban el callejón y la berlina del presidente tuvo que detenerse. Sin más aviso, tres individuos descargaron sus armas, la última, casi a bocajarro, encañonó a Prim por la ventanilla del carruaje. El cochero reaccionó entonces y atizó a los caballos, pudiendo abrir el cerco y salir a la avenida. Prim recibió ocho pequeños proyectiles en el hombro, pero pudo dejar el carromato por su propio pie. Quizás una rápida extracción y una buena limpieza hubieran evitado el fatal desenlace. El caso es que el general quedó malherido, sus heridas se infectaron y a los tres días falleció.
El 28 de diciembre de 1852 nacía uno de los personajes más curiosos de su tiempo, el genial inventor Leonardo Torres Quevedo. Ingeniero de formación, Leonardo abandonó en 1873 los estudios para participar como voluntario en la defensa de Bilbao, atacada por las tropas carlistas. Concluidos sus estudios, trabajó brevemente con su padre en el ferrocarril, pero gracias a una herencia pudo dedicarse a viajar y a «pensar en sus cosas», lo que sin duda supo hacer con brillantez y aprovechamiento.
El 29 de diciembre de 1934 Federico García Lorca estrenaba su obra Yerma en Madrid. Contaba para el papel estelar con la popular actriz Margarita Xirgú, que ya había interpretado con sentida intensidad a la heroína Mariana Pineda. Lorca y Xirgú formaban un tándem que aseguraba el éxito, y el poeta estrenaba Yerma después de su consagración como dramaturgo en Bodas de sangre, una obra que le había asegurado además la ansiada autonomía económica. García Lorca concibió Bodas de sangre como una trilogía dramática de la tierra española y la segunda parte era precisamente la recién estrenada Yerma.
El 30 de diciembre de 1491, una pequeña tropa cristiana entraba sigilosamente en Granada para pactar con el rey Boabdil la rendición de la ciudad. A continuación, los caballeros debían proteger las torres y murallas de la Alhambra por si la facción más radical de los sitiados decidía alzarse contra su Rey e invalidar la rendición. La operación era, por tanto, mucho más peligrosa que una misión de paz cualquiera, debía pactar a escondidas y a continuación, tomar posiciones defensivas. El fin de la Reconquista dependía del éxito de esta empresa.