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Pedro Fernández Barbadillo

Sí "Gora ETA", no "Gora Franco"

Memoria histórica vasca, Íñigo Urkullu y a Idoia Mendía, Arnaldo Otegui, Herri Batasuna, Batallón Vasco Español

Franco en el yate Azor en Sebastián en septiembre de 1962 | Cordon Press

El uso de la ‘memoria histórica’ para dividir a los españoles en ‘guerreros del bien’ y opresores y para convertir la mentira en versión oficial en beneficio de los partidos gobernantes y de sus mercenarios académicos queda más claro en el proyecto de ley que ha aprobado el Gobierno vasco (PNV y PSE-EE-PSOE) que en el anteproyecto de ‘memoria democrática’.

Multas impuestas por el Gobierno autonómico y los alcaldes a quienes cometan infracciones contra la dignidad de las víctimas o de sus familiares" y "cualquier tipo de manifestación que suponga el enaltecimiento del franquismo". Bancos de ADN y exhumaciones. Posibilidad de nuevas subvenciones a las víctimas del franquismo (¿también a los etarras?). Niños robados.

Un desaparecido al que nadie busca

Lo que preocupa a Íñigo Urkullu y a Idoia Mendía (la socialista que se fotografió sonriente en una cocina con el etarra Arnaldo Otegui) son los muertos de hace ochenta y cinco años, y los de su bando, porque en España, gracias a Rodríguez Zapatero, volvemos a hablar de bandos. Al balbuceante ‘lendakari’, no le preocupa Joaquín Beltrán, el trabajador muerto al derrumbarse el vertedero de Zaldívar en febrero de 2020. Ésta es una fosa que el Gobierno vasco ha rehusado abrir. ¡Ay, si a don Joaquín le hubiese matado un falangista en la guerra!

El alcalde que no retira los retratos de los etarras de su pueblo (porque tiene miedo o porque ha mandado que los coloquen) podrá multar a quien lea en público mi Eternamente Franco o uno de los libros que recuerden a los requetés vascos de los ochos tercios que reclutó el carlismo durante la guerra civil o encargue una misa por el abuelo asesinado en las cárceles de Bilbao o San Sebastián. Y luego el ciudadano tendrá que gastarse su dinero en recurrir la multa.

En junio, estuvo a punto de celebrarse en Bilbao un homenaje a Txabi Etxebarrieta, el cobarde asesino del guardia civil José María Pardines

Los políticos de la democracia se parecen cada vez más a los alcaldes más brutos de los años 40, cuando tomaban nota de las idas y venidas de las familias de los socialistas de sus pueblos.

Recuerdo a las víctimas de Hitler, pero no de ETA

La doble vara medir entre víctimas políticamente correctas y muertos despreciables queda palpable en Baracaldo. En la ciudad antiguamente industrial, se han colocado diez adoquines dorados en memoria de los vecinos muertos en campos de concentración nazis; pero los dieciséis vecinos o residentes temporales asesinados por ETA carecen de homenaje público.

La recuperación de los incómodos asesinados por ETA (cuyo brazo político, Bildu, colabora con Pedro Sánchez y es defendido por periodistas y políticos de extrema izquierda) existe en San Sebastián, donde ETA mató a 107 personas, pero es lentísima.

El Ayuntamiento del PNV ha colocado nueve placas para recordarles. Ni la décima parte. Y todas correspondientes a muertos ilustres, no a guardias civiles o a viandantes; incluso a un concejal de Herri Batasuna, asesinado por el Batallón Vasco Español. Las correspondientes al concejal Gregorio Ordóñez y al presidente de la Diputación Juan María Araluce han sido ensuciadas por los admiradores de ETA, esa que no existe pero que cuenta con miles de seguidores. Todo un ejemplo de ‘reconciliación’ y ‘convivencia’.

Las ciudades y los pueblos vascos y navarros están llenos de pintadas de admiración por asesinos etarras. En ellos, se honra a esos terroristas, tanto vivos como muertos. En junio, estuvo a punto de celebrarse en Bilbao un homenaje a Txabi Etxebarrieta, el cobarde asesino del guardia civil José María Pardines (le disparó por la espalda), autorizado por la Audiencia Nacional. Al final, el Ayuntamiento anuló el permiso para el uso de un local municipal. Pero para el 18 de septiembre se prepara en Mondragón una fiesta a otro de esos asesinos engendrados por el ejemplo de Etxebarrieta: Henri Parot.

El Gobierno de Pedro Sánchez pretende disolver la Fundación Nacional Francisco Franco, la Fundación Yagüe y la Fundación Blas Piñar, porque ofenden a las víctimas del franquismo y "del golpe de Estado que causó la guerra civil"; pero no le conmueve la existencia de la Asociación en Memoria de Etxebarrieta. ¿Porque el pistolero era de izquierdas?

Los muertos del bombardeo de Guernica, que están muy lejos de las cifras dadas por los publicistas abertzales y no alcanzan los doscientos.

Franco y los combatientes de 1936 tienen que estar pagando permanente sus actos, aunque ya sean polvo en este mundo, mientras que los etarras tienen derecho a la reinserción y al olvido porque nos han hecho la merced de dejar las armas. Veremos a éstos dando charlas en los colegios vascos y las universidades del resto de España, y dentro de unos años algunos tertulianos madrileños de vacaciones en San Sebastián se asombrarán de que les destrocen el coche.

El presidente del PSOE que fue golpista

Cuando entre en vigor la ley de ‘memoria histórica’ vasca, supongo que se considerará apología del franquismo recordar:

La izquierda ‘expañola’ y los separatismos están recuperando la propaganda de la guerra hecha por sus mayores para presentarse como encarnación del antifascismo y así justificar su superioridad moral y su impunidad. Nosotros debemos sacudir el pináculo en el que se encuentran.

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