Colabora
Pedro de Tena

¿Fueron los moriscos almerienses quienes "fundaron" el barrio sevillano de Triana?

Así se afirma en un reciente libro sobre la guerra de los moriscos en Almería.

Monumento a Juan Belmonte, en Triana | Archivo

Es lo que se afirma en el libro recién publicado por el historiador Valeriano Sánchez Ramos La guerra de los moriscos de la provincia de Almería, editado por el Instituto de Estudios Almerienses de la Diputación provincial al que se refiere hoy de manera especial Noticias de Almería. Se advierte en su texto que el libro no va a dejar indiferente a nadie, especialmente a los sevillanos.

El libro relata minuciosamente el conflicto armado que enfrentó a los habitantes moriscos de este territorio, hoy Almería, y los castellanos, tras la conquista de 1492. El autor, Sánchez Ramos, explicó en una entrevista que hubo en el conflicto hasta cuatro facciones distintas, entre quienes destacarían los colaboradores y los colaboracionistas, y los motivos reales del enfrentamiento.

Tras las Capitulaciones de Granada, resultaron muy beneficiados los moriscos granadinos porque se les permitió mantener prácticamente todo, desde la religión a la moneda, sus costumbres y sus leyes. La situación se respetó hasta el reinado de Felipe II y desde entonces se gestó el enfrentamiento. Sánchez Ramos afirma que fue el incumplimiento castellano el que dio paso a la guerra, que no fue contra los "moros" sino contra los cristianos conversos en que se habían transformado (moriscos) y que querían mantener sus costumbres. Por ejemplo, una simple zambra en un bautizo podía ser considerada un rito islámico por la Inquisición o hablar "algarabía" (una especie de mezcla de árabe y castellano) un delito.

Tras la guerra, la derrota y la expulsión. Una expulsión que matiza Sánchez Ramos porque muestra que el Decreto real de 22 de septiembre de 1609 tenía numerosas excepciones, "como que los menores de 12 años se quedarían, igual que los esclavos, o los técnicos en distintas materias... y así una lista importante en la que se incluían estas personas y sus familias". Es más, ni siquiera fueron expulsados de la península sino sencillamente desterrados del territorio que habitaban. Así es como se explica que un grupo de moriscos almerienses llegara a Sevilla en barco por el río Guadalquivir y "fundara" el famoso barrio de Triana.

La presencia de moriscos en Sevilla no es una novedad. De hecho, desde en 1502 se llamó "moriscos" a los mudéjares, que eran musulmanes que vivían en tierras reconquistadas en tierras cristianas y a los que se consentía que conservaran su religión y su cultura aunque tales condiciones se fueron endureciendo poco a poco.

Parece que a primeros del siglo XVI no pudo ser importante la presencia de los moriscos en Sevilla porque los mudéjares que vivieron en la Sevilla medieval cristiana fueron muy pocos. Se fueron de la ciudad tras la conquista de Fernando III El Santo en 1248 y en los años siguientes. Tras las primeras rebeliones moriscas de Granada en 1500, se realizó un censo de moriscos y sólo aparecieron oficialmente 32 individuos en Sevilla con diversas profesiones, en las que predominaba la de albañil. Posteriormente, se formó una comunidad morisca más relevante en la segunda mitad del siglo XVI.

Está certificado que el número de moriscos en Sevilla creció desde la rebelión de Las Alpujarras de 1570 debido a la llegada de moriscos procedentes del antiguo Reino de Granada. Se cuenta en textos avalados por la Universidad de Sevilla, que "de los 11.500 moriscos granadinos deportados que salieron por mar desde Almería y Vera, desembarcaron en Sevilla a finales de noviembre unos 5.500. Los restantes se perdieron entre naufragios, enfermedades y otras vicisitudes de la travesía".

No todos se quedaron pero en Sevilla permanecieron unos 3.000, y hasta 4.300 fueron repartidos por los pueblos de la provincia. Hacia 1580 ya había en Sevilla más de 6.000 moriscos, de los que 2.000 ya vivían en Triana y así fue corroborado por censos de la época. A finales del siglo XVI, ya eran 7.000 y su gran mayoría seguía asentada en Triana formando una de las mayores comunidades moriscas de la península.

Tras la expulsión, que en Sevilla comenzó en 1610, muchos abandonaron la ciudad. Los que no lo hacían podían ser condenados a la pena de muerte. De todos modos, según Domínguez Ortiz, en Andalucía fue donde más moriscos se quedaron tras el decreto de Valencia de 1609.

Pero, claro, una cosa es reconocer la presencia muy destacada de moriscos en Triana en el siglo XVI y otra bien diferente admitir que el barrio fuera "fundado" por los moriscos almerienses. ¿Y los marineros cristianos, los gitanos y los demás grupos que convivieron en Triana desde hacía siglos? Conociendo el carácter peculiar de Triana, la polémica va a ser destacada. Ya se verá.

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario