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El primer sueldo del legionario: una soldada de 4 pesetas y 10 céntimos diarios

Se acaba de publicar el libro Cien años de La Legión española (ed. La Esfera de los Libros) con 500 imágenes de su historia.

Se acaba de publicar el libro Cien años de La Legión española (ed. La Esfera de los Libros) con 500 imágenes de su historia.
Banderines legionarios posan junto a sus oficiales | La Esfera de los Libros

Libertad Digital adelanta en exclusiva el comiendo del libro Cien años de La Legión española del periodista y caballero legionario Gustavo Morales y del catedrático de Historia Contemporánea Luis E. Togores. Un libro con más de 500 imágenes, la colección gráfica más completa publicada hasta la fecha, sobre la historia y anécdotas de esta fuerza militar de élite fundada por José Millán-Astray.

Introducción

Cien años de historia de la Legión española

España necesitaba soldados profesionales occidentales para luchar en el Protectorado con la finalidad de evitar los problemas de todo tipo que ocasionaban las constantes bajas en el conflicto marroquí de los reclutas por quintas en los gobiernos de Alfonso XIII.

El 5 de septiembre de 1919 el ministro de la Guerra Tovar autorizó al comandante Millán Astray visitar las unidades de la Legión Extranjera francesa en Argelia. Millán Astray viajó a Sidi-Bel-Abbés y a Tremecén para estudiar, analizar, diseccionar las virtudes y defectos de los legionarios galos. De su estancia extraerá sus pros y sus contras, corrigiendo éstos. Regresó el 27 de octubre de 1919 a España.

FUNDACIÓN DEL TERCIO DE EXTRANJEROS

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Abanderado de 1921

El 9 de febrero por R.O. de 31 de enero se ordena a Millán Astray que organice una nueva unidad de soldados profesionales bajo nombre de Tercio de Extranjeros que es creada por Real Decreto de 28 del mismo mes por el entonces ministro de la guerra general Villalba, a pesar del criterio contrario del ministro de Estado, el marqués de Lema.

Millán Astray pronunció el 14 de mayo en el Centro Cultural del Ejército y la Armada su famosa conferencia titulada "Un Viaje a Argelia. La Legión Extranjera de Argelia y el Tercio de Extranjeros Español", a la que asistieron los generales Tovar, Zabalza, Álvarez Rivas, Fernández Llanos y Miguel Primo de Rivera, ganándose también el apoyo del mismísimo Alfonso XIII y del prestigioso general Valeriano Weyler.

El 4 de septiembre de 1920 el vizconde de Eza autorizó el alistamiento de los primeros legionarios para el Tercio de Extranjeros recayendo en el ya teniente coronel Millán Astray la creación del Tercio de Extranjeros en calidad de primero de sus jefes.

La primera orden de Millán Astray fue establecer banderines de enganche en Madrid, Zaragoza, Barcelona y Valencia para inmediatamente viajar a Ceuta para preparar la llegada de los primeros voluntarios.

Millán Astray se rodea de lo mejor de los oficiales africanistas desde un primer momento; Franco, Candeira Sestelo, Vara de Rey, Olavide, etc. Al incorporarse a su destino el jefe del Tercio de Extranjeros les decía: "Aquí se viene a sacrificarse; el mayor sacrificio es que hay que dejar la vida del mundo y vivir sólo para La Legión, que es un cuerpo naciente. Se acabó por ahora la población. Habrá, por tanto, que estar siempre en el campo, y por último, aquí se ha decidido no jugar ningún juego de naipes. Buena suerte, hijo mío, y ahora mismo al campo".

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Portada del libro

El Tercio de Extranjeros admitía hombres entre 18 y 40 años, españoles y extranjeros, con una soldada de 4 pesetas y 10 céntimos diarios, con una prima de enganche de 350 pesetas. El 20 de septiembre de 1920 se alista el primer legionario Carlos Expresati de la Vega. En Barcelona, en tres días, se produce el alistamiento de más de un centenar de voluntarios. En Nueva York, cuenta Luys Santa Marina, firman noventa y seis nuevos legionarios. El Tercio no pide papeles a sus voluntarios. ¡Nada importa tu vida anterior!

Millán Astray no sólo quiere soldados que obedezcan órdenes y combatan, quiere hombres nuevos, quiere transformarlos, que afronten los rigores de la guerra con alegría y eficacia. Que no teman a la muerte. En las paredes de su acuartelamiento se puede leer:

En el campo del honor hay que demostrar qué pueblo es el más valiente;

¡Qué horrible es vivir siendo un cobarde!;

Podéis llegar a capitanes de La Legión.

Desde el principio Millán Astray imprime a sus legionarios su forma de entender la milicia, en el que la obediencia total, la disciplina, el valor se convierte en la quintaesencia de la nueva unidad. Su sprit de corps es en la más firme garantía de su eficacia en el campo de batalla. El Tercio de Extranjeros nace con un estilo propio y singular. Sus tambores serán los de la infantería española en Flandes. El capitán Justo Pardo diseñó aposta la pica, el arcabuz y la ballesta cruzados como emblema. Millán Astray bosquejó la porra del tambor mayor y dispone que las cornetas sean largas, teniendo que ser construidas ex profeso para la Legión al tiempo que nace el toque "¡legionarios a luchar, legionarios a morir!". El uniforme lo dibuja el comandante mayor Vara de Rey; camisa verde legionaria con cuello abierto con correajes de lona tipo inglés. El comandante Franco aportó el chambergo y Millán Astray el uso de guantes blancos con manoplas para los oficiales y el gorrillo legionario con su característica borla roja, el madroño.

Para los legionarios díscolos Millán Astray organiza el pelotón de castigo. Los arrestados forma un grupo aparte y cuando las Banderas salen de operaciones ellos van sin armamento con picos y palas, como zapadores minadores. Son los hombres del Hacho, la prisión militar de Ceuta. Allí va lo peor del Tercio. Pero incluso ellos están imbuidos del espíritu de la Legión. El Hacho tiene su propia alma. Cuando sus camaradas caen heridos en la alambradas allí están ellos para socorrerlos al grito de "Arriba el Hacho".

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Fidel Prado Duque autor de "El novio de la muerte"

Cuando las filas clarean recogen los fusiles de los muertos para morir combatiendo como lo que son, legionarios. La primera felicitación que recibieron los legionarios de manos del general Berenguer fue en Beni-Arós y se hicieron acreedores de ella los legionarios del Hacho. Más tarde, el entonces jefe de la Legión, teniente coronel Rafael Valenzuela Urzáiz, distribuyó entre sus mandos y tropa una nota en la que añadía un nuevo espíritu:

"El Espíritu del pelotón de castigo: Sufrir arresto en el pelotón es un derecho del legionario que pecó militarmente; derecho que no debe desposeérsele ni con indultos ni atenuaciones, y mientras que ejerce este derecho y paga sus deudas, ha de tener el orgullo de buen pagador, que cuanto más plenamente realice el pago más se despega de sus faltas, que al terminar su correctivo deja de pesar sobre él, puesto que lo liberó pagando su justo precio. Nuestra raza no ha muerto aún".

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