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Memoria de África: De las checas barcelonesas y el asesinato de Trotsky a casarse por orden del KGB

Cuando la disciplina del espionaje soviético se lo exigió no dudó en casarse, y dos veces, por orden del NKVD primero y de la KGB después.

Cuando la disciplina del espionaje soviético se lo exigió no dudó en casarse, y dos veces, por orden del NKVD primero y de la KGB después.
León Trotsky | Archivo

África de las Heras Gavilán usó alias como Ivonne, Znoy, María Luisa de las Heras, María de la Sierra y María Paulova. Hay quien añade los de Ródina y María Fortús. Y sumemos el más llamativo y conocido de todos, Patria, que incluso está grabado en su tumba. Nació en Ceuta en abril de 1909. Hasta la conocieron como la "pequeña Pasionaria".

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Aquel año dejó de ser alcalde de la ciudad su tío Julián Francisco de las Heras, monárquico y conservador pero respetuoso con el orden republicano que fue asesinado en 1936 por razones políticas según algunos familiares y Alicia Dujovne, aunque Juárez alude a otros motivos como los celos o asuntos judiciales.

Se cree que él y otros familiares partidarios de la continuidad de la República fueron advertidos del peligro que corrían por la propia África en un viaje a Ceuta, lo que tuvo que ocurrir, si fuese cierto, antes de abril de 1936, que es el mes en que fue asesinado su tío Julián Francisco. En realidad, no existe confirmación alguna de la presencia de la ceutí en su ciudad natal en aquellas fechas. En julio de 1936 el levantamiento de Franco la sorprendió en Barcelona.

Hay testimonios que señalan que África de las Heras dejaba creer que era hija de su tío Julián Francisco e incluso de su tío Manuel de las Heras, general que murió en la represión del golpe republicano de Jaca en 1930. En realidad, era hija de Zoilo de las Heras y Virtudes Gavilán de Pro, de los menos acomodados de la familia. Tal vez su padre, escribiente militar que la adoraba según cuenta su familia, no era correspondido de igual manera o le servía menos para la elaboración de una biografía atrayente.

El primer acontecimiento relevante de la África "tradicional", de profesión "sus labores" fue su boda a los 19 años con el valeroso capitán de Infantería del tercio de la Legión, Francisco Javier Arbat, de 25, que había servido bajo el mando del coronel Francisco Franco y que murió en el frente del Jarama durante la Guerra Civil.

Educada en el colegio de la Inmaculada de Ceuta, puesto en marcha en 1886 y perteneciente a las Misioneras de la Inmaculada Concepción fundada por la francesa Alfonsa Cavin, que había erigido centros escolares en Mataró, Logroño y Fernando Poo, su destino parecía trazado, al igual al de muchas ceutíes de clase media que se casaban con militares destinados a la plaza de Ceuta.

Pero no fue así. El matrimonio tuvo un hijo, Julián, pero la unión no duró. Se cree que el hijo murió a temprana edad y que poco después se separaron, pero Chichí Bonelli, que fue como una hija adoptiva para ella en Uruguay, recuerda que María Luisa de las Heras, como se la conocía en Montevideo, le dijo que su hijo había muerto a los 12 años en España e incluso parece que conservaba una foto de él que fue rota por unos ladrones.

De ser cierto, habría perdido a su hijo en 1940 ó 1941, viviendo ya en la URSS y mucho después de su separación de Arbat (algo que pasó hacia 1933). Esto es, tuvo que dejar a su hijo al cuidado de su ex marido, algo improbable porque era militar, o de algún familiar.

El caso es que en ese momento comenzó la particular metamorfosis de África de las Heras que pasa en pocos años de ser una tradicional, aunque díscola, joven de provincias a formar parte del servicio secreto soviético durante la guerra de España. Probablemente, el artífice de esa transformación fue el ugetista de la federación de Banca y miembro destacado del Partido Socialista Unificado de Cataluña, Luis Pérez García-Lago, un hermano para algunos, un amante para otros e incluso un segundo marido para algún camarada ruso.

Lo cierto es que su influencia, con la de los más conocidos Amaro del Rosal y Margarita Nelken, cambió completamente la vida de África de las Heras, convertida aceleradamente en sindicalista, socialista y finalmente, miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas dirigidas por Santiago Carrillo. De ahí a la colaboración con los soviéticos destacados en España sólo había un paso.

Para tratar de comprender la figura de esta comunista casi perfecta, vamos a detenernos brevemente en cinco acontecimientos que pueden dar una idea de su inquietante personalidad.

Su presencia en las checas barcelonesas

En un clima de agitación y de escasa convicción democrática, seducida para un socialismo sobrevenido y radicalizado, participó en el trasiego de armas y consignas tras el golpe de estado contra la II República de las izquierdas y el separatismo catalán de 1934 iniciado el 5 de octubre en Asturias. Curiosamente en la represión de la intentona revolucionaria estuvo su ex marido, el capitán Francisco Javier Arbat.

Tras el encarcelamiento de su amigo García-Lago, al que visitó mucho en la cárcel donde coincidía con Carrillo, que la recordaba, lo más relevante es su presencia en las checas barcelonesas una vez producido el golpe militar de Franco.

Tal actividad comenzó con su colaboración con el Comité Central de las Milicias Antifascistas de Cataluña, creado por un decreto de la Generalitat el 21 de julio de 1936 y del que formaban parte los partidos de izquierda, separatistas y sindicatos, UGT y CNT.

Luego formó parte importante de los 700 milicianos de las "patrullas de control" constituidas el 10 de agosto de 1936, que "efectuaban registros y detenían a todo sospechoso de alentar la insurrección franquista, por débiles que fueran las pruebas en su contra".

"Un coche patrulla anarquista cargado de armas se detuvo frente a la puerta. Junto al conductor una hermosa joven morena de unos dieciocho años albergaba una metralleta sobre sus rodillas", contó George Orwell en su Homenaje a Cataluña. Quién sabe si pudo ser África de las Heras que, por aquel entonces, patrullaba con los miembros de la CNT.

Las patrullas fueron responsables del terror en las calles de Barcelona y de numerosos asesinatos de los que África, cuando menos, tuvo que tener conocimiento como responsable del departamento de "Denuncias e Investigaciones".

Que su responsabilidad fue personal lo creía el entonces secretario general del Comité Central de Milicias, dirigente de Esquerra Republicana y consejero de Propaganda de la Generalitat, Jaume Miratvilles, quien dio como segura en uno de sus libros la crueldad de África de las Heras en el Náutico de Barcelona, sede de las patrullas.

Hay que decir que, sin embargo, su nombre no fue mencionado en cuanto a actos de violencia extrema cometidos, algo que debería constar de ser cierto lo anterior, aunque sí como interrogadora, lo que es susceptible de interpretaciones varias. Aparece su nombre en la Causa General relacionada con la checa de san Elías, una de las más terribles de Barcelona y que era donde quedaban encerrados los detenidos por las patrullas de control.

Agustín Guillamón, en su libro El terrorismo estalinista en Barcelona, precisa que en San Elías "se había constituido un tribunal, creado por las mismas Patrullas de Control, sin el consentimiento formal de ninguna organización, que tenía la misión de juzgar a los detenidos de forma rápida. Este tribunal estaba formado por los patrulleros Riera, hermanos Arias, Aubí y Bonet, de la FAI; África de las Heras y Salvador González, por el PSUC; Coll de ERC y Barceló del POUM".

Fue Salvador González, el jefe de la checa de san Elías, quien además estableció en el Hotel Colón y el Círculo Ecuestre una prisión y una red represiva del PSUC, similar a la del anarquista Manuel Escorza, con la ayuda de Olaso, Rodríguez Sala y África de las Heras.

Miquel Mir, en su Diario de un pistolero anarquista, aporta un acta del Comité central de las Milicias Antifascistas del día 24 de octubre de 1936 en la que Salvador González quedaba como responsable único de todos los detenidos por las patrullas, pero delegaba en África de las Heras, "quien asumirá toda la responsabilidad que incumba al mismo durante su ausencia".

En uno de los libros de César Alcalá sobre las checas catalanas, se dice que la leyenda negra de esta checa de san Elías, situada en el viejo convento de las Clarisas de Jerusalén se originó durante sus actividades desde julio de 1936 a marzo de 1937, cuando dejó de funcionar como cárcel preventiva por orden de Josep Tarradellas. Fue justo ese el período en el que tuvo máxima participación en ella África de las Heras que permaneció en Barcelona hasta 1937.

No parece creíble que no conociera nada de lo que se hizo en su checa ni en las demás, ni de lo que hacían los miembros de las patrullas milicianas. Si participó o no en los crímenes está por investigarse, pero Agustín Guillamón, en su libro La represión sobre la CNT, alude a que todas las matanzas y asesinatos fueron ocultados y atribuidos después a los anarquistas y trotskistas por los estalinistas y separatistas que tomaron el control en 1937.

Y precisa: "Hasta el punto que las orgias de sexo y sangre, atribuidas por Miratvilles al rondín de la estalinista África de las Heras, fueron trasladadas gratuitamente al austero y puritano anarquista Manuel Escorza".

Fue la tónica a partir de 1937. Incluso Amaro del Rosal, uno de los seductores ideológicos de África de las Heras, omite relacionar estalinismo y violencia en España y dedica todo un libro, titulado precisamente La violencia, enfermedad del anarquismo, a acusar a los anarquistas españoles de ser los instigadores de la violencia.

El asesinato de Trotsky

Si hay algo que parece cada vez más claro es la implicación del general ruso y agente ilegal Alexander M. Orlov en la aniquilación del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), partido de carácter trotskista, y en la tortura (despellejamiento) y asesinato de su principal dirigente Andreu Nin en 1937 tras su reclusión en varias checas de Madrid hasta su muerte en Alcalá de Henares.

La misión, aunque participó en otras como el "oro de Moscú" o Paracuellos, era parte de la eliminación que Stalin había decidido de su rival en el comunismo internacional, León Trotsky, y fue un exponente de los métodos bestiales de los servicios soviéticos para eliminar a los enemigos.

No se sabe si fue el propio Orlov el que atrajo a África de las Heras hacia el servicio secreto soviético, pero cuando desertó de la URSS y se exilió a Estados Unidos, su puesto fue ocupado por su lugarteniente, Leonid Eitingon, que fue amante de la inicialmente rica católica Caridad del Río, madre de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky.

Fuesen estos o fuese el famoso "Pedro", alias del húngaro Erno Gerö al que conoció en las patrullas milicianas, lo que parece indudable es que la ya curtida África fue captada para el temible NKVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos), heredero de la famosa Cheka, la primera agencia soviética de información de 1917, y antecesor del KGB. Javier Juárez argumenta que tal colaboración tuvo que empezar ya avanzado el año 1937 y cree que sus mentores fueron Caridad Mercader y Eitington.

¿Participó la nueva agente estalinista África de las Heras en la preparación del asesinato de Trotsky? Hubo tres intentos sucesivos para asesinar a Trotsky y sólo el último, el de Ramón Mercader, tuvo éxito. Los dos primeros fracasaron. África de las Heras pudo haber participado en el primero. El segundo fue encargado al pintor y ex brigadista en la guerra civil española, David Alfaro Siqueiro, amigo de Diego Rivera, pareja de Frida Kahlo.

Parece cierto que África de las Heras era amiga, y en cierto modo alumna, de Caridad Mercader y también de su hijo, Ramón. La ceutí desapareció de Barcelona para reaparecer con el alias de "María de la Sierra" en México en 1937, único país que se atrevió a acoger al enemigo de Stalin. Incluso hay quien afirma que África estuvo ya cerca de Trotsky como traductora durante la estancia del revolucionario en Oslo en 1936 pero las fechas no cuadran.

Resumiendo la relevante investigación de Javier Juárez, que no duda de la participación de África de las Heras en la preparación del atentado contra Trotsky, "África, o María de la Sierra, comenzó a frecuentar discretamente el entorno de Trotsky durante el período en que éste vivió en la Casa Azul…" (de la pintora Frida Kahlo).

Sin embargo, como ocurre con toda su vida, hay muy poca claridad acerca de su misión concreta. Es dudoso que trabajara como secretaria del ruso durante algunos meses, pero sí resulta convincente que estuviera presente entre sus próximos mandando informes de movimientos y contactos. Igualmente es posible que aprovechara su destreza en dibujo y pintura, que aprendió de la Nelken, para trazar un plano de la casa donde vivía Trotsky, plano que, con el tiempo, podría haber llegado a Ramón Mercader.

Pero la deserción de Alexander M. Orlov, que la conocía, y su intención de pasar por México antes de viajar a Canadá y a Estados Unidos, parece que aconsejó al NKVD retirar a África de la operación para no ser descubierta y desaparecer.

Dos bodas ordenadas por el servicio secreto soviético y un funeral

Después de su instrucción en la guerrilla y como agente ilegal de la NKVD desde 1941, fecha en la que se cree llegó a Moscú tras breves estancias en España, Francia (donde adoptó el alias de María Luisa de las Heras, que será relevante como veremos, y México, donde estaba cuando se cometió el asesinato de Trotsky, África de las Heras fue radista en las guerrillas soviéticas tras las líneas alemanas en Ucrania.

La ceutí siempre fue considerada "liberal" en cuanto a las relaciones sexuales se refiere. Pero cuando la disciplina del espionaje soviético se lo exigió no dudó en casarse, y dos veces, por orden del NKVD primero y de la KGB después. Primero lo hizo con el escritor uruguayo Felisberto Hernández, del que se divorció al poco tiempo. Después lo hizo con al agente soviético Valentino Marchetti, alias del comunista italiano Giovanni Antonio Bertoni, que había sido secretario de Palmiro Togliatti, líder del Partido Comunista Italiano, tan querido en la URSS que dio nombre a una de sus ciudades.

Especialmente llamativo fue su matrimonio con el escritor y pianista de Montevideo, casado ya entonces dos veces, tras haberlo seducido en París de manera planeada. Se llamaba entonces "María Luisa de las Heras" y aparentaba ser modista de alta costura. Tenía, en efecto, conocimientos suficientes para desempeñar su papel seguramente bien por educación doméstica, bien por "auxilio" soviético o bien por haber trabajado en una fábrica textil en Madrid durante la II República después de trasladarse desde Ceuta con su madre.

Lo realmente impresionante de este matrimonio es que se cree que Felisberto Hernández, elogiado por García Márquez, Cortázar e Italo Calvino, entre otros, no se enteró nunca de que compartía lecho con una más que importante agente del NKVD que tenía como misión desarrollar una red de espionaje en Iberoamérica tomando como centro de operaciones la ciudad de Montevideo.

Sin embargo, cuando se lee el único relato que el enamoradizo Felisberto dedicó a su ya esposa, María Luisa, siente uno dudas acerca de si el escritor, un anticomunista declarado, estaba realmente enterado, o no, de su personalidad, "múltiple", como se la ha llamado.

Por ejemplo: "…entre el ruido de las máquinas y la música, una puerta cerrada con violencia; salió de la vitrina y vio, agarrado en la puerta que daba a la salita, un pedazo del vestido de su mujer; mientras se dirigía allí, en puntas de pie, pensó que ella lo espiaba; tal vez hubiera querido hacerle una broma; abrió rápidamente y el cuerpo de ella se le vino encima; él lo recibió en los brazos, pero le pareció muy liviano y en seguida reconoció a Hortensia, la muñeca parecida a su señora…".

Además, entre otras insinuaciones, hablaba de muñecas rubias, las "hortensias", fabricadas por un país del norte que suministraba brazos y piernas de forma separada, como si fueran para un mecano. A una de ellas, Eulalia, la rubia, "él la hizo llevar directamente a su dormitorio. A la noche ordenó a las mellizas que le pusieran un traje de fiesta y la llevaran a la mesa. Comió con ella en frente; y al final de la cena, y en presencia de una de las mellizas, preguntó a Alex:

—¿Qué opinas de ésta?

—Muy hermosa, señor, se parece mucho a una espía que conocí en la guerra."

Lo cierto es que África de las Heras contrajo matrimonio con Felisberto en 1949. Pero tras cumplir con la orden del servicio secreto de relacionarse con la élite intelectual y social uruguaya para consumar la estructura de una red de espionaje al servicio de Stalin, se separó del escritor que, aún después de ser abandonado, le ayudó a legalizar sus papeles en Uruguay.

El segundo matrimonio, tras el divorcio oficial de Felisberto en 1955, también fue ordenado, esta vez por la KGB fundada en 1954, aunque tal vez terminase produciendo afectos mutuos, como deja entrever Juárez en su mencionado libro. Tendría menos interés de no ser por la extraña muerte de su marido, Giovanni Antonio Bertoni, alias "Marko" (además de otros) y finalmente alias "Valentino Marchetti", que aparentaba ser anticuario. Marchetti era, en realidad, su superior jerárquico en el espionaje soviético iberoamericano.

Tras fingir un romance, diseñado con todo detalle, se casaron en 1956, tres años después de la muerte de Stalin, que no les afectó a pesar de la ejecución de su sicario Beria, jefe supremo de la NKVD, y un año después del XX Informe del PCUS presentado por Kruschev (Jruschov) en el que se denunciaron los crímenes de Stalin, lo que tampoco les afectó en apariencia.

Fue manifestando sus discrepancias crecientes con las políticas soviéticas y entonces Marchetti murió en 1964 de un infarto a lo 58 años. Aunque parecía una muerte natural, la policía uruguaya llamó a declarar a María Luisa de las Heras, centro de algunas sospechas, pero poco después archivó la investigación. Tiempo después volvió a Moscú a instruir a nuevos agentes secretos hasta su retiro en 1985.

Baste lo contado para fraguarse una idea de la personalidad de África de las Heras.

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