El cine español sigue dando muestras de su ingenio y su pluralismo. A finales de septiembre, se estrenará una nueva película sobre la Guerra Civil y contra los nacionales. ¡Y van…!
El protagonista de la película, dirigida por Alejandro Amenábar, será Miguel de Unamuno y mostrará su enfrentamiento con el general Millán Astray, aunque está más que demostrado hasta por las fotografías que se trató de un incidente luego exagerado por la propaganda de izquierdas. Se lo inventó en 1941 un periodista exiliado en Londres que no se encontraba en Salamanca el 12 de octubre de 1936. Y gracias al martillo de la izquierda y la vagancia de la derecha se ha convertido casi en dogma, como la falsa afirmación del general Mola de la existencia en Madrid de una quinta columna que justifica el genocidio de Paracuellos.
La película, titulada Mientras dure la guerra, mostrará las consecuencias para Unamuno de su discusión pública con Millán Astray, que supusieron la retirada del rectorado vitalicio de la Universidad de Salamanca y de la concejalía del Ayuntamiento de la ciudad, actos decididos por civiles, no por los militares. Sin embargo, para que la historia sea completa, hay que saber que Unamuno fue despojado de sus cargos y honores meses antes por el Frente Popular.
El Frente Popular fue el primero
En la Guerra Civil, el primer bando que asesinó a diputados, bombardeó ciudades desde aviones y barcos, construyó campos de trabajo para los prisioneros, estableció el racionamiento y sometió a la población civil a la militarización fue el Frente Popular.
También fue el primer bando que empezó la purga de profesores en las universidades e institutos de enseñanza media. En agosto de 1936, perdidas Huelva y Badajoz, el Gobierno de José Giral encontró tiempo para elaborar una lista negra de profesores a los que purgar. En la reunión del 22 de agosto, el mismo día en que por la tarde las izquierdas perpetraron la matanza de la Cárcel Modelo, el Consejo de Ministro aprobó cuatro decretos a propuesta del ministro de Instrucción Pública, Francisco Barnés Salinas, que ordenaban ceses de varias docenas de profesores y funcionarios de la enseñanza, sin dar explicaciones de las razone ni permitir un procedimiento de reclamación a los interesados. Los decretos se publicaron en la Gaceta del día 23.
El primero de esos decretos, firmados todos por Manuel Azaña, presidente de la República, se dedicaba a una sola persona: Miguel de Unamuno y Jugo. ¿El motivo? Su adhesión al alzamiento, expresado en numerosas declaraciones públicas, discursos y entrevistas.
El Gobierno ha visto con dolor que D. Miguel de Unamuno, para quien la República había reservado siempre las máximas expresiones de respeto y devoción y para quien había tenido todas las muestras de afecto, no haya respondido en el momento presente a la lealtad a que estaba obligado, sumándose de modo público a la facción en armas.
En consecuencia, el Gobierno del Frente Popular le retiró la condición de rector vitalicio y eliminó su nombre del único instituto de enseñanza media que había en Bilbao. Éste último honor, generado en 1934, con un Gobierno de centro-derecha, provocó entonces la protesta del PNV.
Confianza en Franco hasta el final
La noticia de la represalia llegó a la zona nacional en seguida y las autoridades encontraron una ocasión para replicar la cacicada. El 4 de septiembre de 1936, el Boletín de la Junta Nacional de Defensa, presidida por el general Miguel Cabanellas, publicó un decreto firmado por este militar en el que con un estilo recargado alababa a Unamuno y le mantenía en sus cargos.
...la cruzada emprendida por España — pueblo y Ejército— para librar a la Civilización de Occidente del secuestro en que gentes incomprensivas de su excelencia la retenían, ha merecido de tan ilustre prócer del saber la adhesión fervorosa y el apoyo entusiasta que de intelecto y espíritu tales cabía esperar.
Después del incidente en el paraninfo de la Universidad, Unamuno sufrió las represalias de que también el bando que apoyaba le retirase su favor. No se le encarceló, pero se le hizo el vacío.
Sin embargo, como recuerda Jesús Laínz, Unamuno mantuvo hasta su muerte, ocurrida el 31 de diciembre de 1936, su apoyo al alzamiento, su enemiga al Frente Popular y su admiración por Franco, ya generalísimo, al que definió como "un buen hombre y un gran general".
En sus últimas líneas, esbozadas tres días antes de morir, el desesperado Unamuno reiteró sus obsesiones: la barbarie del Frente Popular, su adhesión al alzamiento para salvar la civilización, los métodos no civilizados de los militares, el desquite de inspiración carlista y frailuna por encima de la lucha contra el marxismo, el exilio exterior o interior que esperaba a muchos españoles inteligentes y limpios de corazón, el abatimiento…
¿Saldrá algo de todo lo anterior en la película o es que el discurso de la memoria histórica no admite matices entre fascistas y demócratas?