No pasarán. Madrid 1936. 16 días. Así se titula la exposición que hace unos días presentaron las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Manuela Carmena y Ada Colau, en la Casa de la Panadería situada en la Plaza Mayor de la capital española. Colau lloró durante el acto. La muestra pretende homenajear "la resistencia colectiva y anónima que ejerció el pueblo de Madrid ante la llegada de las tropas sublevadas", algo que en opinión de historiadores y estudiosos debe ser revisado y matizado, con el objetivo de "no maquillar la Historia". El escritor y periodista Jesús Palacios, experto en Historia Contemporánea española, y uno de los más crítico detractores de la visión histórica que traslada la muestra, ha explicado a este periódico que se trata, a su juicio, de un relato "falaz y capcioso".
"Tanto la señora Colau como la señora Carmena dijeron cosas el día de la presentación que no se corresponden con la realidad", ha comentado; "para empezar, no fue el pueblo de Madrid el que luchó. Existieron grupos de milicianos madrileños, es cierto, pero el grueso del bando republicano estuvo formado por militares profesionales (además del avituallamiento soviético que recibieron junto con comisarios rusos) que se encargaron de la defensa después de que el gobierno huyera a Valencia".
Palacios ha explicado que los acontecimientos sucedidos en los meses anteriores al estallido de la guerra resultan determinantes a la hora de entender el episodio madrileño. "Después de las elecciones fraudulentas de febrero del 36, en las que llegó al gobierno el Frente Popular pese a no haber ganado, se produce un proceso revolucionario en la izquierda que rompe completamente la legalidad de la República", ha explicado. "¿O qué legalidad republicana se puede invocar en el asesinato de Calvo Sotelo, ese crimen perpetrado por los propios escoltas del ministro Prieto? ¿O al sistemático encarcelamiento de rivales políticos llevado a cabo por la extrema izquierda durante aquellos meses anteriores al levantamiento? No. Para entonces la legalidad republicana y los principios de su Constitución habían sido pisoteados, algo que reconoció el propio Azaña". Con esto, Palacios ha querido criticar las declaraciones pronunciadas por Manuela Carmena el día de la presentación, en las que aseguraba precisamente que en la batalla de Madrid se luchó "por la legalidad".
"Y esa frase pronunciada por Ada Colau, eso de que es imposible ser demócrata si no se es antifascista… Un demócrata lo que nunca puede ser es partidario de cualquier doctrina totalitaria; y no hay mayor doctrina totalitaria que el marxismo", ha añadido después, llamando la atención sobre el pronunciado componente comunista y anarquista de muchos de los carteles expuestos en la muestra.
La ciudad, dividida
Tras el levantamiento militar, los grupos de extrema izquierda comenzaron a moverse y a preparar la presumible batalla que tendría lugar en Madrid, objetivo lógico de los golpistas en su intento por derrocar al gobierno. Ellos fueron los más activos, y prácticamente los únicos que se movilizaron, como puede verse en la exposición, que recoge una serie de carteles propagandísticos y de lemas promulgados por comunistas y anarquistas. "Todo se trata de una trampa dialéctica", ha continuado diciendo Palacios, "en el fondo, implícitamente lo que nos quieren decir es que el comunismo defiende la legalidad. Y eso no es verdad".
"Porque no todo Madrid era comunista, ni anarquista, ni de izquierdas. Existía una mayoría de centro-derecha que no se movilizó, sino que lo primero que hizo al ver los preparativos de la defensa fue ocultarse". Palacios ha querido enfatizar la complejidad del episodio dentro de la ciudad, donde no existía un consenso ideológico y donde existieron purgas y represalias que apenas se mencionan en la exposición: "Oculta el verdadero frente interior de la retaguardia, entre los milicianos de izquierdas y la gente que no coincidía con ellos. Los comunistas se valieron de cualquier excusa para limpiar las calles. Sacaban de sus casas a las personas que consideraban una amenaza y las encarcelaban, mintiendo y diciendo que era por su seguridad".
En la muestra existe una sección dedicada al "otro Madrid", que habla de "los fasciosos" encarcelados en la cárcel Modelo de Madrid, concretamente 973 presos, y que menciona que "muchos de ellos" fueron fusilados en Paracuellos del Jarama, durante su traslado a la cárcel Modelo de Valencia. Palacios considera que este es el episodio más falseado en la exposición: "No solo hubo una cárcel, hubo muchas más. Existen documentos que hablan de entre 4.500 y 7.000 presos asesinados y enterrados en Paracuellos por orden de Santiago Carrillo; y esos datos han sido reconocidos por historiadores de todas las ideologías". Españoles ajusticiados simplemente por ser de confesión católica.
"La verdadera batalla de Madrid"
La "otra gran mentira" que ha querido analizar tiene que ver con el propio título de la exposición: "No es verdad que hubiese una batalla de Madrid en 1936. Los enfrentamientos tuvieron lugar en los arrabales de la ciudad, no en la ciudad en sí". Franco, en su subida hacia la capital desde Marruecos tomó un desvío que le hizo perder tiempo: se centró en la conquista de Toledo. "Aquello dio el tiempo suficiente a los comunistas para rearmarse y recibir los refuerzos soviéticos. De esa forma, cuando los sublevados llegaron a los alrededores de Madrid la defensa estaba mucho más abastecida de lo que imaginaban. Esa fue una de las razones por las que el conflicto se alargó tantos años".
Para Palacios, la verdadera batalla de Madrid es otra. "Es la que sucedió en marzo de 1939 dentro del propio bando republicano, en la ciudad. Por aquel entonces ya sabían que la guerra estaba perdida y comenzaron a surgir rencillas. Algunos querían pactar con los sublevados y oponerse a Negrín, que optaba por continuar hasta el final". En marzo de 1939 varios dirigentes del bando republicano, "Segismundo Casado, Julián Besteiro y el propio padre de Santiago Carrillo, Wenceslao Carrillo, entre otros", dieron un golpe de mano e iniciaron una serie de revueltas dentro del frente. "Entonces sí que hubo enfrentamientos dentro de la ciudad, justo antes de que cayera definitivamente", ha concluido Palacios,"esa es la batalla que merece realmente una exposición".
La respuesta del comisario
Por su parte el comisario de la exposición, Gonzalo Berger, que ha hablado con este periódico, preguntado acerca de los "bandos" que se enfrentaron en la capital, ha señalado que "en ningún momento nuestra intención ha sido mostrar la visión de una ciudad que se levanta. Nadie duda de que dentro de la ciudad vivían personas de distintas ideologías, y muchas que estaban a favor de los sublevados. Lo que queríamos homenajear es el acto de defensa que otros muchos madrileños lideraron".
"Cuando el ejército se levanta contra la legalidad de la República, en cuyo gobierno se encontraba en esos momentos el Frente Popular, existe una gran división en las fuerzas armadas. Básicamente el grueso de los sublevados era el ejército de tierra, pero ni la marina ni las fuerzas aéreas apoyaron el levantamiento", ha proseguido Berger. "En Madrid también se levantaron los autodenominados fascistas, eso no hay que olvidarlo. Lo que pasa es que fueron detenidos por el ejército republicano, así como por muchos milicianos. Después la defensa de Madrid fue un intento por frenar a Franco, que subía desde Sevilla y que acabó siendo detenido en las puertas de la ciudad". "Nadie niega, sin embargo, la existencia de altercados dentro del propio Madrid(cómo negar la matanza del Cuartel de la Montaña, donde fueron asesinados cerca de 1.000 personas...) Como la "quinta columna", esos grupos que apoyaban a los sublevados, que pusieron bombas y tirotearon las calles", ha añadido después.
La clave: 16 días
Berger considera que un factor importante que se debe entender en la exposición es que se centra en 16 días claves del mes de noviembre de 1936: "Todos los datos que recogemos son de esos días concretos". Preguntado por Paracuellos, por ejemplo, ha querido ser claro al decir: "No niego ni pongo en duda los datos del señor Palacios, pero en la exposición recogemos únicamente los nombres y apellidos de los casi mil presos que fueron trasladados de la cárcel Modelo de Madrid a la de Valencia durante esos 16 días; y dejamos claro que muchos de ellos fueron fusilados en Paracuellos. No hablamos de lo que pudo pasar antes o de lo que pasó después. Son cifras proporcionadas por la Cruz Roja Internacional". Después, ha añadido: "A la inversa, también se puede comprobar que las cifras que exponemos de bombardeos realizados por los sublevados son las de esos días; tampoco recogemos ni los de antes ni los de después".
Acerca del carácter comunista y anarquista de varios carteles expuestos, ha dicho: "Yo no creo que sea verdad que exista un marcado componente comunista en la exposición. Nosotros queríamos poner sobre la mesa la representación de todos los partidos antifascistas que participaron en la defensa, que no eran, ni mucho menos, exclusivamente comunistas o anarquistas. Ellos al principio no fueron tan protagonistas como después". Preguntado sobre el riesgo posible de que la exposición ensalce el comunismo soviético y a Stalin ha querido añadir: "El comunismo no es totalitario. No hay duda de que el estalinismo sí lo fue, pero eso no quiere decir que todos los comunistas lo fueran".
Por último, Berger ha discrepado con Palacios con respecto al tema de los integrantes del bando republicano. "La mayoría de la defensa fue presentada por milicias ciudadanas. También tuvieron mucha importancia las fuerzas de orden público. No participó el ejército soviético. Lo que sí existieron fueron algunos voluntarios, entre ellos rusos. En la exposición recogemos todos esos datos objetivos, que no son suposiciones, sino que están ahí".