La novia del heroico Luis Daoiz: una incógnita de la historia de España
El 10 de febrero se cumplen 250 años del nacimiento del militar sevillano.
Gustavo Adolfo Bécquer expresó:
Este es el parque de Monteleón, teatro de la hazaña de nuestros padres; en aquel pequeño cementerio de la Moncloa duermen el sueño eterno los que cayeron bajo el plomo de los invasores en la montaña del Príncipe Pío; junto a ese muro fusilaron un grupo de patriotas; allí reposan las cenizas de los improvisados jefes del movimiento; ¡esta es, en fin, la casa de Daoiz.
Tan sevillano, por cierto, como él.
(El teniente) Ruíz había sido herido mortalmente al principio de la refriega. En la punta de la espada de un francés flota un pañuelo blanco. Daoiz lo cree una señal de paz. Herido en una pierna, se mantiene al pie de su cañón. Deja que se le aproxime el enemigo. Los soldados de Lefranc (Lagrange, en realidad) le rodean y le asesinan a bayonetazos. Jamás disculpará la ley de la guerra, con ser siempre inhumana… la indignidad del oficial que engaña con un pañuelo blanco a un vencido... Penetraron en seguida los franceses en el patio del parque y hallaron allí a Velarde que, al ponerse en guardia para defenderse, fue traidoramente herido y muerto por la espalda…
Así narró con no demasiada precisión el propio Francisco Pi y Margall.
Emilio Castelar, en su famoso Discurso contra la esclavitud, proclamó:
¿Qué haríais vosotros? No sois hombres si no hicieseis lo mismo tratándose de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestros hermanos, de vuestro derecho a la honra, a la vida, a la dignidad. ¿Así se vuelve a encerrar al esclavo libre? ¿Qué significan si no los nombres de Daoiz y Velarde?
Leamos a Benito Pérez Galdós:
Llegó el instante crítico y terrible. Durante él sentí una mano que se apoyaba en mi brazo. Al volver los ojos vi un brazo azul con charreteras de capitán. Pertenecía a D. Luis Daoiz, que, herido en la pierna, hacía esfuerzos por no caer al suelo y se apoyaba en lo que encontró más cerca. Yo extendí mi brazo alrededor de su cintura, y él, cerrando los puños, elevándolos convulsamente al cielo, apretando los dientes y mordiendo después el pomo de su sable, lanzó una imprecación, una blasfemia, que habría hecho desplomar el firmamento, si lo de arriba obedeciera a las voces de abajo.
Para poner en evidencia la anomalía intelectual de ciertas izquierdas, transcribimos el texto de El Liberal de 1937:
Guerra por nuestra independencia. Malasaña, Daoiz, Velarde, Ruiz ... Un centenar de años detrás de nuestro afán. ¡Pero igual! Igual porque ayer y hoy se lucha por la salvación de la patria. Ahora como ayer, otros hombres lo hacen o lo hicieron: Coll, Durruti, Galán, el Campesino, Mera y otros muchos. Los siglos, cuando signan la justicia, convergen en lo mismo: sacrificio, lucha incesante, victoria. El dos de mayo se repite hoy. Es el pueblo español quien lo dice: es la víspera del triunfo…En la libertad la Historia se repite y este 2 de mayo es otro igual en el 1937. ¿Qué más decir a los hijos de la siempre España libre? (2 de mayo de 1937).
Luis Daoiz y Pedro Velarde, siempre ellos y justamente (hasta el punto que Unamuno jugaba con la ficción de que hubieran sido un solo hombre, o, mejor dicho, un acto), aunque se eche de menos otros nombres de héroes y heroínas de aquel día. Están ausentes en el recuerdo nacional con demasiada frecuencia Jacinto Ruiz, los Malasaña y otros identificados; por qué no el cerrajero Medina Soriano que se atribuyó el incendio patriótico al grito de "traición" e incluso, por qué no, las heroínas españolas, imaginarias o no, de Galdós, La primorosa, emperadora del Rastro, la esposa de Chinitas…y, ¡cómo no!, los bien reales siete artilleros, los quince de los Voluntarios y el centenar de paisanos apresados al final del combate.
Pongamos nombre a mujeres de carne y hueso, madrileñas de coraje, como Clara del Rey Campos, que con su marido y tres hijos, defendió el Parque de Artillería. También María de la Cruz Garay, Mónica Rodríguez San Martín, María Teresa de Guevara, Benita de Sandoval y María Hidalgo del barrio de La Paloma, María de Partearroyo y muchas otras, todas con nombre y apellidos. Pero esa otra, la novia de Daoiz, sigue con su nombre hundido en las sombras anónimas.
Un personaje desaparecido sin rastro
La inmensa mayoría de las personas desapareceremos sepultadas en el polvo de la historia. Es más extraño que aquellas que han tenido una relación intensa con los que destacamos como personajes históricos hayan desaparecido sin dejar rastro. Es el caso de la novia de Luis Doiz y Guerrero, uno de los primeros héroes de la Guerra de la Independencia cuyo comportamiento leal, patriótico y de un arrojo legendario, dio paso a la autoconciencia de la nación española moderna con la Constitución de 1812.
No es un caso único porque la posición de la mujer por entonces era civilmente subordinada. En el caso de otros héroes como, por poner algunos ejemplos, Roldán el de la Chanson, que tuvo una amada, Alda, de la que, al menos, sabemos el nombre. Nuestro Cid tenía a la muy conocida doña Jimena. Por eso es bien chocante que, en el caso de ambos patriotas nuestros, bien cercanos en el tiempo y en plena ebullición periodística, no haya quedado constancia clara de sus relaciones amorosas salvo alguna brumosa referencia.
No acierta quien por lo dicho juzgue que fuera (Luis Daoiz) retraído ni huraño. Gustaba mucho del trato y la elegancia: en una carta que de él se conserva, dirigida a su hermana, dedica buena parte a la descripción de las modas de Cádiz, emporio a la sazón de refinada riqueza. Concertado estaba su enlace con noble señorita de Utrera que, muerto el héroe, se consagró al Señor.
En nota a pie de página se añade:
Le impuso el velo D. Judas Tadeo Romo, cardenal-arzobispo de Sevilla que se jactaba de haberse batido en el Parque de Monteleón.
La citada es la única mención con cierto valor histórico que sepamos existe de la novia o prometida de Daoiz. Puede leerse en un folleto titulado Daoiz y Velarde escrito por el comandante del arma de Artillería, Juan Arzadun Zabala en 1908, cien años después de los hechos ocurridos el día 2 de mayo en el famoso Parque de Artillería de Madrid, considerados por los españoles como heroicos, patrióticos y tan arriesgados que tuvieron resultado de muerte. Tal valor exhibieron que impresionaron al oficial francés que, retenido por ellos, contempló la matanza.
Muy posteriormente, en el diario ABC de 2 de mayo de 1958 se publicó lo siguiente: "La prometida de Daoiz, al poco tiempo de morir él, ingresa en una orden religiosa de Utrera", noticia que, seguramente bebía en la fuente principal ya citada del comandante Arzadun. Pero nada de identificación. En Utrera, el Cabildo tuvo constancia de los hechos del levantamiento del 2 de mayo cuatro días más tarde, fecha en que la muerte de Daóiz pudo llegar a los oídos de su prometida.
Tampoco aparece la figura de prometida alguna de Luis Daoiz en los Apuntes biográficos que, para la Academia Sevilla de las Buenas Letras, compuso Manuel Gómez Imaz en 1887. Sabía, eso sí, que "desde la pérdida de Gibraltar residieron los Daóiz en el Puerto de Santa María y en Sanlúcar de Barrameda, donde tenían bienes de fortuna hasta que D. Martín Daoiz, hijo de D. Luís Joaquín, tomó estado en Sevilla el 2 de Febrero de 1766, contrayendo enlace con D.ª Francisca de Torres Ponce de León, hija de los ilustres Condes de Miraflores". Eran sus padres. Y muchas cosas más. Pero nada de la novia. O si lo sabía, lo calló como calló la amistad o, cuando menos, la relación de Daoiz con José María Blanco White.
Es curioso que no tuviera noticia porque Gómez Imaz había escrito un libro sobre los periódicos durante la Guerra de la Independencia, otro sobre la Sevilla de 1808 y otro sobre la presencia del general Castaños y sus tropas en junio de 1808 precisamente en Utrera. Parece sorprendente que en unos u otros ambientes no saliera nunca a relucir el nombre de la que fuera prometida de un héroe como Daoiz. Ni siquiera en las cartas del afligido padre del héroe, Martín Vicente Daoiz, que citó el doctor Thebussen.
Daoiz nació el 10 de febrero de 1767, hace, pues, 250 años. Ni siquiera los actuales descendientes sevillanos de Daoiz, que reconocen que efectivamente estuvo prometido con alguna joven, conocen su identidad. "Cuando murió tenía relaciones con una chica de Utrera. Aristócrata. Y se iba a casar aquel mayo precisamente. Tras su muerte, su novia se metió en un convento de Sevilla. No sé su nombre. Pero me gustaría saber lo que fue de ella", contó su descendiente, Carmen Barón Alonso, vizcondesa del Parque de Monteleón.
No es caso único. Tampoco de Pedro Velarde, su compañero en aquellas jornadas sangrientas, se conoce esposa o prometida, al menos oficialmente. De hecho, se sabe que Velarde tenía tres hermanas solteras (dos más casadas), a las que se les concedieron pensiones anuales. Tenía además un hermano menor que obtuvo plaza gratuita en el Colegio de Artillería y su padre, José, al que se condecoró. Pero no se mencionó nunca a esposa alguna. Tampoco a prometida conocida, aunque...(continuará).
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