De 1999 a 2009 Ibarretxe fue Lehendakari de la Comunidad Autónoma Vasca. En algunos de esos gobiernos estuvo apoyado por los radicales y en ese tramo temporal 87 personas fueron asesinadas. Sólo es un dato más, porque se hicieron muchas carreteras, un aeropuerto estupendo, hospitales, frontones, polideportivos y otras cosas maravillosas, algunas de las cuales quedarán por mucho tiempo para disfrute de los habitantes de esta tierra.
¡¡Qué recuerdos!! Ibarretxe y su promesa de ir a votar la deseada consulta por el famoso derecho a decidir el día 25 de octubre de 2008. "Tengo previsto ir a votar muy pronto por la mañana, a las nueve y media", dijo meses antes.
Ya nadie le recuerda ni entre los suyos; nadie le echa en falta, no se citan sus palabras mesiánicas, ni se evocan sus pensamientos visionarios entre los que siguen siendo de su partido. Ni un solo homenaje, a él que iba a ser nuestro Moisés, a él que tenía convencidos a los suyos (a todos nos lo parecía entonces) de que los vascos "seremos lo que decidamos ser" o "seremos dueños de nuestro destino"…
Nadie echa en falta, aquí en el Norte, haber pasado de largo aquel "momento histórico", no haber ido a votar para ser (por fin) un (gran) Estado Libre Asociado. La prueba del algodón de lo efervescente de su propuesta es precisamente que ni los suyos le añoran. El ruido difuso de sus palabras se rememora ahora con la tierna vaguedad con que se recuerdan los diálogos de los payasos de una tarde de circo, con la extraña sensación de dudar si en realidad vivimos aquellos años.
El verano llega y con él un tiempo para el ablandamiento de las mentes que va a ser aprovechado por los prebostes vascos de la convivencia para trasladarnos su preocupación por "la persistente falta de consenso entre las distintas sensibilidades políticas vascas".
Propuestas de convivencia
Años después, de nuevo nos parece soñar viendo a un Lehendakari compartir curso de verano con Hasier Arraiz para analizar propuestas de convivencia.
Urkullu sabe que nadie le puede negar que es mejor asistir a este encuentro con Arraiz que a funerales causados por sus excolegas, de la misma manera que en el 2000, cuando era presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco, no le pareció mal la presencia de Josu Ternera (parlamentario de Euskal Herritarrok en ese momento, a la fuga poco después) en esa Comisión: era "un dato esperanzador", dijo, tratándose de "alguien que en el pasado se había relacionado con los derechos humanos en negativo".
Dios mío, ¿qué quedará de todo esto, me pregunto? Es cierto que estas actuaciones de los nacionalistas asustan. Nosotros tomando el sol y ellos sin desaprovechar ni una sola ocasión. Cada minuto de cada día los ciudadanos españoles somos bombardeados por una tromba de mensajes apocalípticos y de anuncios de momentos históricos cuyo final muchas de las veces, por fortuna, suele ser la nada. Pero no convendría descuidarse, no siempre todo queda en nada.
De verdad que no sé qué pensar.
Para empezar no se debería permitir esta exhibición pública de condescendencia con el líder de una ideología totalitaria que ha practicado durante 50 años la eliminación sistemática de sus enemigos políticos.
Se debería tener vergüenza al diseñar paneles como este. Aunque es posible que la buena voluntad anide en todos los participantes y que probablemente se escuche alguna intervención interesante, la presencia de Hasier Arraiz tratado con respeto, como si fuera uno más y la evidente intención de los organizadores de mezclarlo todo y a todos en estos "nuevos tiempos sin ETA" resulta turbadora.
Parecen deliberadamente enrevesadas estas performances destinadas a los jóvenes cuando se trata un capítulo tan decisivo y delicado de nuestra historia. Propuestas confusas, cuando no blanqueadoras y propagandísticas, son lo que le faltaba a esa juventud a la que ni sus padres les han hablado del asunto.
Urkullu tampoco pasará a la historia
Como Ibarretxe, Urkullu tampoco pasará a la historia. Puede que tampoco sea su propósito y es casi mejor para todos por lo dados que son a las ocurrencias en esos excéntricos sectores de la política. Desde luego su recuerdo no será el del político honrado y valiente capaz de reconocer que lo que pasó mientras él crecía y asumía responsabilidades políticas fue gracias a la condescendencia y complicidad de los suyos. Él, que compartió mítines con sus dirigentes de entonces (Arzallus y compañía) escuchó mejor que los demás sus soflamas de nulo sentido antiterrorista y en las que los presos siempre les preocuparon más que las víctimas.
Lehendakari, antes de organizar este tipo de charlas debería sopesar: ¿no podría estar pasando estos días con la familia en algún bonito lugar del Estado (aunque sea opresor)?
Hagan más carreteras, coches eléctricos o de carreras y quédense con el 3 o el 4%, pero dejen ya de invertir en propaganda.