La "Reductio ad hitlerum" y la caja de herramientas totalitaria
Leo Strauss acuñó el neolatinajo como argucia discursiva por la cual se podía descalificar cualquier opinión afirmando que Hitler también la apoyaba.
Y para imponer su ideología y aplastar con esa eficacia tan mortal e inusitada, el totalitarismo nazi y también el soviético, como demostró Nolte, emplearon unos instrumentos de contundencia probada y que están a disposición de cualquiera en la "caja de herramientas" del totalitarismo, cuyos útiles principales son los siguientes:
1. Agitación y propaganda (en la URSS agitprop), mediante la calculada manipulación de las masas. Tomar la calle como prueba fehaciente de que cualquier idea del Partido es la encarnación y la voluntad abrumadora del "Pueblo", sin pararse a pensar que siempre existirán excedentes de "Pueblo" suficientes para llenar cualquier calle. Las mismas calles de Berlín que en 1940 se llenaban de miles de enfervorizados nazis, en 1950 se llenaban de millares de enfervorizados camaradas comunistas.
2. Una tupida red de comisarios, agentes secretos, organizaciones juveniles, sindicatos, paramilitares y de "sociedades amigas de..." encargadas de monitorizar cada centímetro de la vida pública y privada. La cultura como cota principal a conquistar (Gramsci), para que después la ideología totalitaria vaya permeando lenta e inadvertidamente en todos los resquicios de la sociedad. Una ingeniería social que a largo plazo considerara altamente edificante que un hijo delate a sus padres y lo ensalzará en los documentales mientras afirma, orgulloso, que había denunciado a su familia por ser "enemigos" (del Pueblo, del Reich,...)
4. Leyes excluyentes cínicamente camufladas como "protectoras" frente al agresor exterior o interior. El "victimismo" como justificación de deudas históricas, la compensación por afrentas ancestrales nunca prescritas y el agravio como negocio muy lucrativo.
5. Perversión del lenguaje, un factor esencial de todo totalitarismo, como demostró magistralmente el filólogo judío Klemperer. Asesinar pasa a ser "ejecutar" o "erradicar los fundamentos biológicos", un judío se deshumaniza y pasa a ser un "infrahumano", la eutanasia es "muerte por compasión", el ataque violento a la libertad y los sentimientos religiosos son en realidad una manifestación de la "libertad de expresión"
6. Demagogia en su sentido más estricto de "halagar los oídos del pueblo" y vertebración de un discurso simple y primario (asimilable por el ortegiano "hombre-masa") basado en la raza, la sangre, el suelo (nazismo), el credo (islamismo), la clase (comunismo) y el rentable "victimismo".
7. Invención de un pasado dorado, con héroes nacionales y un enemigo terrible y poderoso causante siempre del infortunio presente. La invención -incluso forzando al máximo los hechos históricos - es esencial para aglutinar al pueblo – a "la gente" - y predisponerlo a ser la indispensable comparsa del agitprop. Nada une más que un enemigo poderoso y abstracto. Si no existe el totalitarismo no tardará en inventarlo. Desgraciado el país, la raza o el credo que haya sido identificado como "enemigo" (¿les suena "la casta"?) pues todo lo que haga u omita tendrá siempre un perverso objetivo. ¿Me perdonas la deuda? ¡Quieres humillarme!; ¿No me la perdonas? ¡Tratas de asfixiarme!
8. Control de todo el aparato estatal especialmente de las escuelas (la mente de los niños es maleable y son las futuras bases del agitprop), las organizaciones sociales y religiosas (los nazis llegaron a crear una "Iglesia del III Reich"), las publicaciones (alineamiento editorial de la numerosísima prensa, bajo la inspiración del Ministro de Propaganda o, recurriendo a Orwell, del "Ministro de la Verdad") y de los medios de comunicación de masas (radio, prensa y cine)
9. Distorsión perversa de la realidad, dando la vuelta a la tortilla y presentando el crimen y la ilegalidad más brutal como actos inevitables de "legítima defensa". El terrorista Otegi como epítome de tal aberración, al ser calificado como "un hombre de paz". Pegar un tiro en la nuca a un aristócrata polaco no era un crimen; sino una "ejecución" de un terrorista con la que se habría salvado la vida de miles de inocentes y puros alemanes o de abnegados proletarios soviéticos.
10. Apariencia de legalidad. Cuando la guerrilla y el terrorismo callejero no funcionan y no permiten la toma violenta del poder (como si lograron los Soviets en Rusia en 1917) el totalitarismo en fase germinal simula respetar las reglas del juego democrático para destruirlo desde dentro y con sus propias armas.
Hay más herramientas en esta caja inmunda, por supuesto, pero creo que estas son las indispensables. Y también creo que quien maneje esa "caja de herramientas" no es trigo limpio.
De nazis y comunistas
Con ello no quiere afirmarse -relajémonos quienes no queremos olvidar el Holocausto- que el nacionalismo vasco o catalán y que partidos populistas como Podemos sean exactamente iguales que el nazismo. No; lo que se dice es que recurren a las mismas herramientas que emplearon los dos grandes totalitarismos del siglo pasado para tomar y mantenerse en el poder y solamente por eso ya debiéramos estar alerta.
Calificar de tácticas nazis a las que ha empleado el terrorismo de ETA y su franquicia Bildu y otros partidos afines como Podemos (estrategia de legalidad) no supone identificarlos con el nazismo ni por supuesto menospreciar a sus víctimas sino asociar sus métodos sin hacerlo con sus fines, que son obviamente distintos aunque también execrables.
El nazismo asesino sistemáticamente por una idea disparatada de pureza racial y para ello recurrió a las diez herramientas que antes expuse. ETA asesinó -y seguirá haciéndolo cuando la estrategia de legalidad no le funcione- por una idea de independencia y de retorno a una edad dorada que solo existió en la imaginación de sus sicarios y trovadores. Y para alcanzar ese paraíso borroso de humo, odio y sangre, el nacionalismo forjado en el terrorismo y todos aquellos partidos que los comprenden, justifican y apoyan no han dudado en emplear la mayoría de instrumentos tan queridos para el totalitarismo. No son nazis, por supuesto, pero trabajan con la misma "caja de herramientas".
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