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La frustración de los mediocres

Los españoles actuales nos avergonzamos de algunos compatriotas mediocres, metidos a políticos o a titiriteros.

Me refiero a la nueva camada de políticos al frente de los ayuntamientos capitalinos. A la necia turba se añaden algunos cómicos sin público y ciertos escritores sin lectores. Tienen en común la frustración que les debe de producir en secreto su mediocridad. Con ocasión de la fiesta de la Hispanidad han empezado a vomitar juicios históricos disparatados, expresiones soeces, hasta intemperantes blasfemias. No es suficiente la interpretación psiquiátrica de su patología: la coprolalia. Hay otra explicación más sencilla. Aunque aparezcan en los medios, no pueden resistir la sensación de fracaso, la vergüenza de su ignorancia. Para defenderse, necesitan destacar como sea.

Vamos a cuentas. En la conquista de América claro que hubo violencia, como en todas las invasiones colonizadoras. Solo que la española (junto a la portuguesa) supuso nada menos que la primera proyección de Europa sobre el resto del mundo. La traza histórica fue descomunal. Desde los primeros momentos de la conquista americana los españoles promovieron una nueva cultura. Llevaron nuevos cultivos y animales, construyeron catedrales y edificios públicos de singular grandeza, levantaron universidades, instalaron imprentas, expandieron la religión católica. Cierto es que explotaron el oro y la plata, aunque esa riqueza fue a parar mayormente a los capitales financieros de otros europeos. Ninguna otra experiencia colonial de los europeos (franceses, ingleses, holandeses, belgas, alemanes) logró una modernización tan completa de las poblaciones conquistadas.

Respecto al supuesto "genocidio" de las poblaciones indígenas, no aparece por ninguna parte. Es verdad que los indígenas registraron muchas muertes, pero más bien porque se encontraron indefensos ante la propagación de enfermedades nuevas para ellos. Precisamente, otro hecho peculiar de la conquista americana fue que enseguida se produjo el mestizaje entre los conquistadores y los indígenas. No hay más que ver los tipos humanos que ahora son mayoría en la población iberoamericana. Ese fenómeno de la mezcla de razas no se produjo en la colonización de los otros europeos. Un detalle: en algunos países hispanoamericanos, como la Argentina, se produjo una matanza sistemática de la población indígena, pero fue después de declarada la independencia.

Por todo lo cual, bien establecida fue la fiesta de la Hispanidad o de la Raza para el 12 de octubre, fecha del descubrimiento, como fiesta nacional española. Que conste que la idea se importó de los países hispanoamericanos a principios del siglo XX. Debe anotarse que la palabra raza en ese contexto quería decir aproximadamente lo contrario del que luego significó la idea de Hitler. Para los hispanos la raza era el mestizaje de las dos culturas, la nativa y la europea, llevada por españoles y portugueses.

Los españoles actuales nos sentimos orgullosos de las magníficas obras literarias y artísticas producidas por los mestizos de América. También es cierto que nos avergonzamos de algunos compatriotas mediocres, metidos a políticos o a titiriteros.

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