El grupo terrorista autodenominado Estado Islámico (EI) ha destruido parte del Templo de Bel, el más importante de la localidad arqueológica de Palmira, situado en el este de la provincia siria de Homs, según ha informado este lunes el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Varios testigos han declarado que "se trata de la destrucción total", que "los ladrillos y columnas están en el suelo".
Los terroristas islámicos han dinamitado diferentes partes del mayor y mejor conservado edificio del complejo. El templo estaba dedicado a la deidad suprema babilonia, Bel, y cuyo techo, ya desaparecido, estaba originalmente recubierto de oro. Los islamistas consideran cualquier representación de un dios que no sea el suyo un sacrilegio.
La Unesco ha condenado la destrucción deliberada del patrimonio cultural de Siria como un crimen de guerra. Palmira, cuyas ruinas grecorromanas y con influencias persas están incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad, es considerada una reliquia de diseño único del siglo I a. C. y una pieza maestra de la arquitectura y del urbanismo romano por las columnas de su famosa calle principal, más de 1.000, una necrópolis formidable de más de 500 tumbas y por sus templos.
Esta localidad fue en los siglos I y II d.C. uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido desierto del centro de Siria. El Templo de Bel era uno de los conjuntos mejor conservados. Más de 150.000 turistas visitaban las ruinas grecorromanas y persas cada año antes de que estallara la guerra en este país.
Este es el segundo templo de Palmira que los extremistas destruyen este mes de agosto, tras hacerse con el control total de la ciudad arqueológica el pasado mayo.
El EI ya destruyó el histórico templo de Baalshamin el pasado 23 de agosto, después de haber colocado gran cantidad de explosivos en el monumento de 2.000 años de antigüedad, situado a decenas de metros del teatro romano.
A principios de este mes fue decapitado en Siria el arqueólogo que había cuidado a las ruinas de Palmira durante 40 años, Khaled al-Asaad, de 81 años de edad. El autodenominado Estado Islámico ha utilizado el teatro de Palmira para organizar ejecuciones públicas.
Las Naciones Unidas estiman que más de 250.000 personas han muerto en Siria desde que comenzó la guerra, hace cuatro años. Más de cuatro millones de personas han huido del país y 7,6 millones están desplazados dentro de Siria.