'Country Strong': Gwyneth da el do de pecho, y el resto...
Al igual que la reciente Corazón Rebelde, cinta que le reportó a Jeff Bridges su Oscar al mejor protagonista, Country Strong retrata la América de carretera en la que viven los cantantes de country, que apareció también como telón en otros clásicos cinematográficos como Nashville, de Robert Altman. Pero lejos de la maestría de aquella cinta, o de la eficacia de la primera, la de Shana Feste sigue los senderos del melodrama norteamericano en su acepción más monótona...
Beau Hutton (correcto Garrett Hedlund, visto en la secuela de Tron) es el amante de Kelly Canter (Paltrow), una estrella del country internada tras una crisis que ahora sale del centro de desintoxicación dispuesta a recuperar su carrera... más o menos. Junto a su marido y mánager, ambos se lanzan a una gira de musical repleta de crisis sentimentales, recuerdos de tiempos pasados y promesas de recuperación bañadas en alcohol.
Lamentablemente, a diferencia de la cinta protagonizada por Jeff Bridges -que contaba con un personaje y una interpretación memorables-, Country Strong no se sobrepone a sus propios convencionalismos. La cinta no se conforma con analizar de forma melancólica la vida de un solo personaje, sino que en esta ocasión seguimos el devenir de todo un cuarteto. Y aunque esta opción permite a Feste otorgar dignidad a algunos secundarios -como el interpretado por la joven Leighton Meester-, así como jugar con sus relaciones y retratar con acidez la trastienda de una gira musical y la fama, también resta profundidad psicológica al conjunto.
Afortunadamente, Country Strong cuenta con la presencia de Gwyneth Paltrow, una actriz aparentemente poco adecuada para interpretar una estrella del country. La protagonista vence sin embargo todas las reticencias iniciales y otorga al personaje su habitual carácter, vulnerabilidad y belleza madura. Garrett Hedlund, que estaba francamente mal en Tron Legacy, convierte Country Strong en su verdadera carta de presentación ante el público, y la verdad es que lo hace con éxito.
No obstante, pese a cumplir el expediente en el apartado actoral, la película de Feste es una cinta demasiado común que, si bien en sus mejores momentos sí respira cierto aroma al melodrama clásico de los cincuenta –esas son, al menos, sus pretensiones-, la mayoría del tiempo se desliza peligrosamente hacia el drama de sobremesa. Country Strong sólo captura al espectador en ocasiones, pero al final se limita a transitar con corrección poco apasionante por las reglas del género sin tener demasiado claro con qué o quién quedarse. La cámara de Feste o las canciones tampoco aciertan a dar una perspectiva personal o especialmente memorable del asunto en una cinta correcta, pero con muy poco lustre.