Colombiana es la última producción internacional del francés Luc Besson, realizador de Nikita, Leon el Profesional y El quinto elemento. A lo largo de las últimas décadas, Besson ha desarrollado una pingüe y casi histérica carrera como productor con un pie en cada lado del charco, y con un gusto especialmente apegado al cine de acción sin complicaciones. Y contra todo pronóstico, ha acabado convirtiéndose en uno de los pocos que lo cultivan en su variedad más pura y testosterónica.
Así, filmes como la trilogía Transporter –que lanzó al estrellato a su protagonista, el bestia Jason Statham-; la exitosísima Venganza, con Liam Neeson; o la reciente Desde París con amor, entre otros mil títulos, hacen gala de una simplicidad conceptual y brutalidad visual -y sí, también encanto- en su apuesta por el género puro y duro, sin artificios digitales ni coartadas morales o moralistas.
Colombiana, pese a alguna pretensión dramática un tanto fuera del tiesto, pertenece a ellas al cien por cien. Precisamente Nikita –y su remake americano, la infravalorada La asesina de John Badham- le deben gustar mucho a Besson, porque la presente cinta presenta a Cataleya, otra asesina profesional, interpretada por la bella Zoe Saldana –esta vez sin el azul lapislázuli de Avatar-, como protagonista absoluta de la función.
A ésta Colombiana hay que tomársela como lo que es: un cómic inverosímil de acción filmado con bastante eficacia por Olivier Megaton y con ese aroma de producto de explotación sensacionalista y violento del cine de acción de serie B.
Colombiana se fundamenta al cien por cien en la paradoja de que sea la menuda actriz, que no parece pesar más de 50 kilos y medir más de metro y medio, quien interprete a una eficaz asesina de decenas de narcotraficantes a lo largo de la película. Megaton se divierte orquestando un par de secuencias muy válidas basadas más en el suspense que en los fuegos de artificio (como el ataque a la casa de Cataleya, o aquella otra que envuelve una piscina con tiburones), y aunque el despendole esta vez no acabe de llegar –salvo en el estupendo enfrentamiento con el español Jordi Mollà-, Colombiana da lo que promete a los fans del cine de acción más primordial.
Una pena que Besson se tome algo más en serio de lo habitual el guión de la cinta, que resulta igual de inverosímil que el resto de producciones que han llegado empaquetadas bajo su sello. La película carece de la dosis de comedia de aquéllas, alguna subtrama innecesaria, al menos un giro de guión ridículo (con un móvil de por medio) y las mismas carencias argumentales, pero se disfruta absolutamente como una pequeñita y refulgente odisea de violencia intrascendente, que no se priva de redimir con cariño a una protagonista femenina mucho más brutal de lo esperado.