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Intentan cancelar a Coppola en Cannes por besar a extras en la mejilla

Las fuentes de The Guardian critican al cineasta Coppola, que pago de su propio dinero la película, por ser de la "vieja escuela".

Francis Ford Coppola | Gtres

La última película de Francis Ford Coppola, Megalópolis, se estrenará el viernes en el festival de cine de Cannes precedida de polémica al surgir críticas de miembros del equipo de grabación sobre la conducta "desagradable" y "caótica" supuestamente mostrada por el director en el rodaje, indica The Guardian.

El aclamado cineasta, de 85 años, lleva cuatro décadas tratando de sacar adelante este proyecto épico de ciencia ficción, que a lo largo de los años ha sufrido innumerables retrasos y diferentes versiones en el guion, recuerda el diario británico, que señala que Coppola tuvo que vender parte de su viñedo para sufragar los gastos de la cinta.

Aunque miembros del elenco de actores, como Adam Driver, han hablado de manera positiva de su experiencia durante ese rodaje, que duró cuatro meses, según otras fuentes no identificadas por el periódico, la realización del filme fue casi tan "caótica" como en su día lo fue la de Apocalypse Now.

En un festival acaparado de nuevo por el MeToo, que amenazó con publicar una lista de abusadores en el cine francés, el artículo de The Guardian también dibuja a Coppola como un tirano con las mujeres a las que obligaba a las mujeres a sentarse en su regazo.

Publicado solo unos días después de la muerte de Eleanor Coppola, mujer del director, el pasado 12 de abril, el artículo usa el testimonio de esos mismos testigos del equipo. "Durante una escena de bacanal en un club nocturno, Coppola entró al set e intentó besar a algunas de las extras femeninas en topless y con poca ropa. Al parecer afirmó que estaba "tratando de ponerlas de humor".

Entre las muchas críticas, se malgastó mucho tiempo y esfuerzo en el set -financiado con su propio dinero- y algunos integrantes "cruciales" del equipo de grabación abandonaron el proyecto a medio camino, mientras que Coppola "complicó" mucho más las cosas al embarcarse al mismo tiempo en un proyecto de rehabilitación de una propiedad (al renovar un hotel para alojar a miembros de su familia, que formaban parte del equipo).

"Fue como ver cómo un tren se destroza día tras día, semana tras semana, sabiendo que todo el mundo que estaba allí había dado lo mejor de sí mismo para ayudar a que esto se evitara", indicó un miembro del equipo al diario.

Según algunos de estos testimonios, la grabación se convirtió en un "choque" entre la manera "a la vieja escuela" de dirigir de Coppola y los métodos tecnológicos digitales más modernos: "Creo que Coppola vive en un mundo en el que, como autor, él es el único que sabe lo que está ocurriendo y el resto está ahí para hacer solo lo que se les pide que hagan", apuntó uno de esos trabajadores.

Los miembros del rodaje encontraron, además, en ocasiones, "exasperante" la manera de enfocar el trabajo del director por sus cambios de parecer.

Entre los reproches, una de esas fuentes anónimas comentó que "todos eran conscientes de que estaban participando en lo que podría ser un final muy triste de su carrera", mientras que algunos sintieron que el director "estaba siendo muy desagradable con muchísimas personas que intentaban ayudar a facilitar el proceso y ayudar a mejorar la película".

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