Años de sequía, con esa mezcla de profesionalidad y honestidad que podríamos denominar genérica, remite a esos productos policiales que en los 90 se estrenaban todas las semanas tras el exitazo de El silencio de los corderos. De hecho, que Años de Sequía, una adaptación de la novela de Jane Harper publicada en España por Salamandra, se estrene en cines en forma de largometraje y no como una miniserie limitada de la plataforma de turno ya es una noticia (a celebrar) en sí misma en este año 2021.
El suspense que protagoniza Eric Bana, un federal australiano que vuelve a su pueblo natal a enterrar (e investigar) la muerte de un amigo de juventud, lleva la palabra "previsible" escrita por todas partes, lo cual por otro lado -y esto lo saben los lectores de novela negra y espectadores gustosos de participar en el film- tampoco resulta un defecto demasiado grave.
Ambientada en una desértica zona rural de Australia, la película empieza fenomenal, ventilándose bien los prolegómenos y yendo rápido al meollo. Un alivio en tiempos de narrativas más bien laxas preocupadas de mostrar un desarrollo psicológico porque sí en aras de una falsa profundidad. El director Robert Connolly a continuación va aflojando un poco, como si ese entrar al trapo hubiese restado cierta energía al desarrollo, pero se maneja bien con los flashbacks y la película nunca pierde el ritmo, su tono melancólico y decadente, por mucho que éste resulte moroso. El guión es certero, supera ciertos ademanes insípidos que perjudican el resultado pero sabe guardarse sus ases e inevitables giros. Incluso en sus peores minutos, la atmósfera rural degradada de granjas sin personas y personas que se han creído sus propias mentiras siempre sujeta el relato.
Quizá una noción de estilo algo más llamativo podría haber ayudado a destacar Años de sequía, una película de suspense tradicional y madura en tiempos de cambio e inseguridad. Eric Bana conduce con seguridad la historia manejándose en sus ambigüedades, cultivando su melancolía. Puede que la película de Connolly no haya sido tocada por los dioses, como Seven o El silencio de los corderos -ambas en otro registro bien distinto- pero si no les interesan relatos como Años de sequía, entonces no les interesa el género en absoluto.