Melilla es una ciudad llena de luz y de vida. Por desgracia, la mayoría de las ocasiones que sale en TV es para informar de un nuevo asalto masivo a la verja por parte de los inmigrantes. La debutante directora Violeta Salama, nacida en Granada pero criada en la ciudad autónoma, quería mostrar en su primera película, Alegría, la Melilla que ella recordaba. La película comienza siguiendo los pasos de Alegría, una mujer que ha vuelto a la casa familiar en Melilla en busca de soledad y tranquilidad. Una mujer que, aunque ha vuelto al origen, está en permanente huída de su pasado, de las tradiciones familiares y de la religión, en su caso la judía.
Un acontecimiento hará que choque frontalmente con lo que huye, la boda de su sobrina con un melillense. Eso hará que toda la familia vuelva a la casa familiar para un ritual donde se siguen todas las tradiciones religiosamente, nunca mejor dicho. Rituales que aunque no quiera le harán sentir lo que le une, y también le separa, a su familia. Alegría se escudará en Nora, su amiga de toda la vida llena de vitalidad, y en la joven que trabaja en su casa, una musulmana proveniente de una familia muy tradicional pero con sueños muy ambiciosos, ir a estudiar a París.
Película que aborda los temas religiosos de manera superficial porque en el ánimo de su directora nunca estuvo "ofender a nadie". Un cuento en el que Alegría verá en su sobrina a lo que tuvo que enfrentarse ella, la diferencia es que la joven es más religiosa de lo que era ella. Según la directora en una entrevista con Es Cine, "pasamos de una generación muy religiosa a la mía en la que no lo éramos tanto y ahora a una nueva generación que vuelve a ser muy religiosa".
También habla de la situación de los judíos, "mucha gente cuando se entera que soy judía me preguntan que de dónde soy, al contestar que española me vuelven a preguntar, si bueno, pero siendo judía serás de Israel o de otro sitio". Violeta recuerda que aunque pocos, "haberlos haylos". Mención aparte merece la interpretación de la mexicana Cecilia Suárez como Alegría quitándose completamente el acento y pareciendo una melillense más.
¿Censura en Israel?
Y seguimos hablando de judíos, pero esta vez de Israel, ya que en la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla también ha podido verse tras su paso por Cannes Ahed’s Knee, del director israelí Nadav Lapid. La película cuenta el viaje de un director de cine excéntrico y con demasiado ego a una zona rural en el desierto de Israel para una proyección y posterior coloquio sobre una de sus películas.
Allí se encontrará lo que Lapid denuncia como un acto de censura del Gobierno de Israel, debe firmar un documento donde especifique de lo que va a hablar. El director realiza este viaje en medio de su nuevo proyecto dedicado a la activista palestina Ahed Tamimi.
Ahed’s Knee se trata de una película fallida en la que el director emplea casi dos horas a modo de terapia. El director afincado en París denuncia la censura de Israel, aunque curiosamente en los créditos de su película figuran instituciones públicas de Israel como el Israel Film Council. Durante su presentación en Sevilla ha contado que "pasé de ser un héroe en Israel cuando mi película ganó en el Festival de Cannes a un traidor cuando la pudieron ver".
La película irradia rabia, como en una escena clave donde el personaje vuelca toda su frustración mirando directamente a cámara. Según Lapid, escribió la película en tan sólo tres semanas tras la muerte de su madre, responsable del montaje de sus películas.