El debutante Ezequiel Montes estuvo dos años buscando financiación para hacer Hombre muerto no sabe vivir pero sólo se encontraba con el no de productoras y televisiones. Finalmente decidió financiarla él mismo porque siempre tuvo el sí de los actores entre los que destacan Antonio Dechent, Paco Tous, Nancho Novo y Rubén Ochandiano. El director ha contado en el Festival de Cine en Español de Málaga, en donde su película compite en la Sección Oficial, que en esa búsqueda siempre dejaba claro que "quería hacer la película más violenta del cine español".
La historia de Hombre muerto no sabe vivir aborda el narcotráfico en la Costa del Sol y reúne todos los ingredientes que para esta receta de cine negro necesitamos: narcos, políticos y policías corruptos, narcos más malos, narcos con algunos principios, prostitutas, narcos todavía más malos... Pero aún así, tengo que reconocer que la historia funciona. Nos sitúa tras la crisis del ladrillo y cómo afectó a los traficantes de la zona, ya que lo usaban para blanquear el dinero.
Todo ello agravado porque el gran jefe que domina todo, Manuel (Manuel de Blas) está enfermo y su vástago, Ángel (Rubén Ochandiano), no es en absoluto ejemplo de equilibrio mental. Un Joker a la española. Motivo por el que el director dejó a toda la prensa estupefacta cuando en la rueda de prensa dijo que "Ángel es el bueno de la historia". Según Ochandiano para esRadio, "es una broma que viene del rodaje". Pero lo cierto es que lo dicho en una rueda de prensa queda negro sobre blanco.
La mano derecha de Manuel, el personaje de Antonio Dechent, tendrá que frenar las ansias de Ángel en mitad de la mayor crisis que la banda ha afrontado, la entrada de una droga nueva que deja a los consumidores en un estado lamentable y los políticos amenazan con retirar su protección por la mala prensa que amenaza con ahuyentar el turismo.
La historia funciona, no así las formas. La idea de una crisis en el narcotráfico provocada por una crisis financiera reconozco que me engancha. Al igual que la mayoría de los personajes, el que es malo lo es con todas las letras y sin concesiones. Y además ninguno se salva, no hay un antihéroe al uso. Sin embargo, la violencia por la violencia termina por deshumanizar al espectador. No hace falta recrearse llegando hasta el gore en algunas escenas para transmitir tensión. Ahí están las películas de Hitchcock o las de Tarantino, si de referentes violentos queremos hacer uso, como ejemplo. En este punto hubiera sido bueno que el director aceptara las condiciones de las grandes productoras y televisiones para financiar la película, suavizar la violencia. De momento, Hombre muerto no sabe vivir se estrena en cines el próximo 2 de julio.