
Al principio de Los tortolitos, la comedia romántica en clave de thriller presentada por Netflix, se nos narra el apogeo (es decir, la primera mañana) y la crisis (cuatro años después) de la pareja formada por Jibran y Leilani. Son minutos de cierto ingenio servidos por el director Michael Showalter que rememoran, si acaso lejanamente, el comienzo de la célebre Up de los estudios Pixar, en las que se nos narraba la historia de un matrimonio hasta la desaparición de uno de sus miembros, con algo de la comedia urbana de Woody Allen, sin duda una referencia tanto de Showalter como Nanjiani en su anterior La gran enfermedad del amor.
Pero Los tortolitos es también un thriller, y un asesinato cometido literalmente en sus narices (o más bien, bajo sus ruedas) pilla desprevenidos y en plena ruptura a los protagonistas, que inician una carrera contrarreloj para demostrar su inocencia. La propuesta de la película, atractiva a priori pese a convencional, cae sin embargo en el abismo de tantas producciones de la plataforma de streaming, que no acaban de ofrecer nada en su voluntad de abarcarlo todo.
Bien es cierto que la simplicidad de Los tortolitos, filme que no desea ser más de lo que es, juega a su favor. Pero la absoluta mediocridad visual del filme, rodado sin interés y editado a hachazos, aleja el resultado de referentes como ¡Jo, qué noche!, Dos Pájaros a Tiro y cuantas películas románticas y de acción se le pueda a ustedes ocurrir.
Showalter, responsable de la curiosa rareza Wet Hot American Summer (que fue "precuelizada" y "secuelizada" también en Netflix) versa sobre la crisis de una pareja multirracial y urbana que vivirá su particular paso por el infierno, el purgatorio y el paraíso, representándose esto en su cambio de vestimentas, ya sea un chandal o un esmoquin para una siniestra fiesta sexual. Esta idea está bien anclada por Showalter, que incluso aprovecha la profundidad de campo en alguna ocasión para ofrecer algún gag visual, pero fue mostrada con mucha más contundencia por Cameron en su vilipendiada pero brillante Mentiras Arriesgadas (película que, lo sé, está fuera del radar de la presente, pero que me apetecía nombrar).
Son destellos, ilusiones de genio pasajeras que uno retiene esperando que el conjunto significará algo. Al menos, Kumail Nanjiani e Issa Rae están bien como pareja en crisis, precisamente porque su trabajo es resultar un tanto insoportables. Los tortolitos es, como tantas otras, una película que empieza, transcurre y acaba, ideal para parejas en busca de un entretenimiento a la hora de cenar. La reciente Noche de Juegos, con Jason Bateman y Rachel McAdams, hacía todo esto mucho mejor.