Fernando Esteso, el gran cómico que bajó a los infiernos
Este domingo el actor Fernando Esteso cumple 75 años. El mañico siempre ha tenido un gran corazón.
En los setenta y cinco años de vida que cumple este domingo Fernando Esteso ha conocido el duro trabajo de los cómicos, de pueblo en pueblo; la miseria, los viajes en vagones de trenes cuando había tercera clase, el hambre, las miserables pensiones llenas de chinches… Hasta que un día, ya treinteañero, alcanzó la popularidad, ganó dinero a espuertas, se hizo millonario, pero embriagado por el éxito, sin saber controlar su fortuna, cayó en las redes de la droga y el descrédito profesional. Se arruinó, perdió a su mujer, bajó a los infiernos… Hoy, pálida imagen de su ayer glorioso, sobrevive como puede, pues aún mantiene su talento innato de gran cómico.
Fernando Julián Esteso Allúe, nacido en Zaragoza el 16 de febrero de 1945 en una familia de cómicos, en cuya compañía pisó el escenario por vez primera contando sólo dos años. Sobrino nieto del actor teatral Luis Esteso y López de Haro, quien tenía a una hija, Luisita Esteso, muy popular como actriz cómica antes e inmediatamente después de la guerra civil. Pero esos parentescos no los ha referido nunca Fernando, puede que por antiguos problemas familiares. En cualquier caso, Fernando Esteso supo labrarse una carrera propia sin recurrir a tal parentela.
Apenas contaba sete años cuando cantaba y bailaba jotas con su condiscípulo, vecino de pupitre escolar, Victor Ullate, con el tiempo maestro de la coreografía. Y con doce años y acompañado de su madre llegó a Madrid, participando en los concursos radiofónicos de la época. Quinientas pesetas le dieron por ganar uno de ellos, "Conozca a sus vecinos", en la Cadena Ser, que presentaba Juan de Toro, cantando "Mi escapulario". Resulta que donó todo su importe, a pesar de las estrecheces familiares, en la campaña que se inició en 1957 por las riadas de Valencia tras el desbordamiento del Turia. Eso ya hablaba del espíritu generoso que siempre ha tenido este mañico de gran corazón.
Vivió luego una temporada en Barcelona, siendo todavía adolescente, formando pareja en Radio Barcelona con Lita Torelló. A los catorce años, supongo que falsificando su edad, entró en la compañía de Escamillo, después pasaría a la de Manolo Escobar y sus hermanos en el cine Versalles: cantaba coplas, contaba chistes. En adelante figuró en las formaciones de Estrellita de Palma, y la del valenciano teatro Ruzafa, que encabezaban Antonio Amaya, "El Titi" y la italiana Nella Colombo.
"Yo era un cómico-cantante, un caricato que interpretaba canción española, canción ligera y números humorísticos. Me contrataron para el Teatro Chino de Manolita Chen a razón de veinte duros diarios. Y fuí de fería en feria por todos los pueblos de España. Aprendí muchísimo". Manolita Chen les hacía a sus artistas actuar en ¡siete funciones por jornada! De allí saltó al madrileño Teatro Calderón, templo de la copla y el flamenco entre los años 40 y 70, donde apareció en espectáculos de Rafael Farina, La Paquera de Jerez, el gran bailarín Faíco, Gracia Montes… Fue incluso actor de sainetes de los hermanos Quintero, en la compañía de Estrellita Castro. Eso ocurría cuando aún no había cumplido los veinte años. En los días libres que disfrutaba durante su servicio militar compartió actuaciones con el melódico alicantino Michel y los joteros navarros hermanos Anoz. Y en 1967 ya subió un peldaño más en su género dentro del espectáculo "Pasodoble", que encabezaban Rocío Jurado y Rosita Ferrer. La chipionera lo contrató después en otro espectáculo donde ella era la única estrella. Fue cuando en Valencia conocí a Fernando, y le pronostiqué un rápido triunfo como excepcional cómico.
Varios programas en Televisión Española posibilitaron que Fernando Esteso se convirtiera en un artista muy popular. Aquel que interpretaba sus números de "El Agustinico", "Bellotero, bellotero", "El Azuquiqui", con letras que le escribía el sin par Lauren Postigo. "Tarde para todos", programa de fin de semana, lo aupó definitivamente como una gran figura del humor: sus imitaciones de cantantes eran muy celebradas. Lauren, que, mediados los años 60 era encargado de publicidad de la casa Discophon, le proporcionó a Fernando su debut discográfico.
Con "Sevillanas tartamudas", del propio Postigo, y "Mariquita la yeyé", composición de Felipe Campuzano. En adelante sus personajes de tipos rurales, con boina y garrota, le sirvieron para alcanzar muchos éxitos con "Ramona, te quiero" y "El zurriagazo", entre otros, que interpretaba en sus estrenos teatrales y en sus galas y apariciones televisivas.
Aquella notoriedad fue el pasaporte perfecto para su entrada en el cine, a partir de aquel definitivo en su carrera año 1973. Sólo o formando pareja con Andrés Pajares, fue protagonista de películas sainetescas, buen número de ellas dirigidas por el prolífico Mariano Ozores, entre las que aún se recuerdan como muy taquilleras, las siguientes: Los bingueros, El erótico enmascarado, Yo hice a Roque III, Queremos un hijo tuyo, Los liantes, El hijo del cura, El currante… Los productores, que además contaban con una cadena de cines, la familia Reyzábal, ganó millones con aquellas películas. Cuando Pajares y Esteso fueron conscientes del potencial que tenían exigieron una participación económica en los beneficios de aquellos trabajos. Y la obtuvieron. La crítica por lo común despachaban tales productos como engendros. Pero lo cierto es que buena parte de la sociedad española se retrataba en taquilla para verlos. Y todavía en las televisiones se programan buena parte de ese repertorio de la pareja. O de cada uno de ellos, por separado. La verdad es que Andrés y Fernando siempre fueron además de colegas, buenos amigos. Les unieron después varios episodios más propios de las crónicas de sucesos. Y aunque trataron de volver a repetir éxitos de ayer, ya no fue posible. Se les había pasado el arroz… Pero nadie puede arrebatarles su calidad como cómicos. Que en una comedia de Neil Simon, La extraña pareja, aquella que llevaron a la pantalla Jack Lemon y Walter Mathau, lograron un triunfo resonante en la temporada teatral de 1987-88.
Le deslumbró el éxito
Dejando a un lado los incidentes de Pajares, Fernando Esteso fue víctima asimismo de su derrumbe, al no saber equilibrar su vida artística con la personal. Le deslumbró el éxito, los muchos millones ganados. Cayó en las partidas de cartas donde se jugaba un dineral. Y lo que es peor: el consumo de sustancias adictivas, que causaron su ruina, de salud, artística y en consecuencia económica.
Estaba casado con una mañica también, María José Egea, con quien tuvo dos hijos, chico y chica. Vivían como millonarios, en una lujosa urbanización madrileña. Tuvieron que vender aquel imponente chalé. Ya las relaciones de la pareja venían tambaleándose, en buena parte por aquellos despropósitos del cómico, y también porque María José era muy celosa. Cuando Fernando formó espectáculo con la vedette Norma Duval, corrieron rumores de que entre ambos existía más que una relación artística. El caso es que el matrimonio acabó por separarse. Yo mismo di la noticia en exclusiva. Era el año 1992, Fernando tenía cuarenta y siete años, y me confesó que tenía graves problemas económicos. María José, se fue a vivir a Zaragoza, los hijos se quedaron con el padre, vivió años de soledad y depresión, falleciendo en diciembre de 2003 a causa de un cáncer fulminante. Consiguió antes de cerrar los ojos que Fernando y los dos hijos la abrazaran en su lecho de muerte. Entre tanto, Fernando Esteso iba de mal en peor. Rompió con su "mánager" de toda la vida, quien me confesaba que incumplía contratos. Menos mal que Telecinco hubo de indemnizarle con algo más de un millón de euros por su labor de presentar el concurso "La ruleta de la fortuna". Dinero que no le duró mucho tiempo.
Entre finales de los años 90 y los que siguieron con el nuevo siglo Fernando Esteso fue una especie de veleta, que fue malviviendo como podía. Tuvo un restaurante en Mazarrón, un bar en Águilas, no dejaba de tener problemas y altercados por su mala vida. Hasta que poco a poco fue entrando en razón y reanudó sus actuaciones en compañía de La Maña, Félix el Ghato, Mari Carmen la de los muñecos… Resolvió vivir en Valencia. Compareció en un par de películas de la saga de Torrente y en diversas series televisivas, reanudando también sus actuaciones cara al público. Todavía, cuando toma parte en algunos de esos programas, siempre le queda la chispa ocurrente, la feliz imitación, su voz para interpretar una jota o una balada… Siempre lo recordaré por su nobleza de carácter, su cercanía, simpatía y sencillez.
Una lástima que un cómico de su categoría, que gozó del cariño y la admiración de millones de españoles, no controlara aquellas dependencias. Menos mal que, aunque tarde, ha sabido rectificar. Le deseo un feliz cumpleaños.
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