La filmografía islandesa es una constante en la Seminci y ya les adelanto que es un cine por el que siento debilidad, no me pregunten por qué. Desde que en 2015 Grímur Hákonarson ganase la Espiga de Oro en este mismo festival por la interesantísima El valle de los carneros (Rams) no ha parado de sorprenderme las películas que produce un país del tamaño de Islandia. Recordemos que tiene 360.000 habitantes, de ahí que haya una aplicación móvil para saber si la persona con la que estás ligando es pariente tuyo.
Pues bien, Grímur Hákonarson regresa a Seminci en esta ocasión con The County (Héraðið) donde nuevamente sitúa la acción en el mundo rural del norte de la isla. El director explicaba en una entrevista para Es Cine que sus padres eran granjeros y por tanto es un tema que conoce bien. Si en Rams abordaba las relaciones familiares en un mundo como el de las aisladas granjas islandesas, en esta ocasión se centra en las relaciones de la comunidad granjera.
Inga es la mujer de un granjero a la que vemos que anhela tener otra vida, mudarse al sur de la isla donde se fueron a vivir los hijos del matrimonio. Sin embargo, el arraigo que siente su marido por la granja y el partido agrario la tienen atrapada en este lugar donde la cooperativa agraria rige todos los aspectos de la vida de esta comunidad. Todo cambia cuando su marido se quita la vida y descubre que lo ha hecho por el sentimiento de culpabilidad que le producía el trabajo sucio que se veía obligado a hacer para la cooperativa.
El cineasta explica que la "cooperativa ganadera es un reflejo del mundo y del modo en que el miedo y el poder se usan revestidos de una ideología nacionalista para controlar a la gente". De hecho, la comunidad en la que está ambientada The County existe en la realidad y es conocida como "la Sicilia islandesa".
La cooperativa vigila bien de cerca a todos los ganaderos para que no compren absolutamente nada, desde abono a comida, a terceros en lugar de hacerlo a la misma cooperativa, pese a que los precios sean el doble de caros. Inga luchará entonces con todas sus fuerzas para destapar esta corrupción e intimidación. Una película muy interesante que tendrá distribución en España a través de Karma Films.
Y de Islandia a Marruecos, es lo que tienen los festivales. La directora marroquí Maryam Touzani ha presentado a concurso Adam. Abla regenta una humilde pastelería que tiene en la misma casa en la que vive con su hija de 8 años en Casablanca. Un día una joven embarazada, Samia, llama a su puerta buscando trabajo y un lugar donde alojarse. Pese a las reticencias iniciales, Abla termina apiadándose de ella.
Poco a poco se irán conociendo más y veremos el porqué de la amargura de Abla y la desesperada situación de Samia, que ha huido de su pueblo al quedarse embarazada. Su familia no lo sabe y su intención en tener el hijo y darlo en adopción volviendo a su pueblo para casarse de forma honrosa y olvidar lo sucedido antes de sufrir el repudio público.
Película que podría ser interesante pero que por momentos va decayendo su desarrollo. Tampoco ayuda el hecho de que la historia de Samia no nos conmueva. Afortunadamente en Europa el hecho de que una chica soltera se quede embarazada no es ningún drama, incluso puede ser una opción personal. Por tanto, no terminas de conectar con esta historia que pasa en un país como Marruecos que insiste una y otra vez en que ya ha entrado en la modernidad.