El martes ha sido un día intenso en la Seminci, muy intenso, pero de buen cine. Cronológicamente lo primero fue la proyección de The Farewell, un delicioso drama chino con tintes muy cómicos. La película está dirigida por Lulu Wang, cineasta china afincada en EE.UU., y la historia tiene bastantes elementos autobiográficos.
El argumento se centra en Billi, una joven que llegó a Nueva York siendo una niña y que recibe una noticia devastadora, a su querida abuela Nai Nai le acaban de dar tres meses de vida. La familia decide viajar a China al igual que sus tíos y primos que viven en Japón. Para sorpresa de Billi, todos viajan con la excusa de la repentina boda de uno de los nietos, la familia ha decidido ocultar a Nai Nai su enfermedad para que viva feliz los días que le quedan. La película, que recibió numerosos elogios en el festival de Sundance, muestra el torbellino de emociones que vive Billi en el choque cultural que sufre entre Occidente y Oriente.
Con la segunda película del día, la española El plan, llegó la polémica. El plan fue inicialmente una obra de teatro escrita por el actor Ignasi Vidal, obra que impactó tanto a Polo Menárguez cuando la vio que decidió comprar los derechos para llevarla al cine. El argumento es sencillo, Paco (Antonio de la Torre), Andrade (Raúl Arévalo) y Ramón (Chema del Barco) son tres amigos que están en el paro tras cerrar la empresa de seguridad para la que trabajaban. Los tres han quedado a las 9 de la mañana en casa de Paco para ejecutar un plan. Un problema con el coche que iban a usar hace que tengan que buscar una alternativa.
Y mientras buscan esa alternativa desde la casa de Paco van aflorando secretos y situaciones que nos van retratando a los tres amigos del madrileño barrio de Usera, especialmente el alma negra de uno de ellos. La película tiene un buen ritmo y tiene momentos realmente divertidos. Y ese es el impacto que el espectador no espera, cuando todavía está terminando de reírse del último chiste, una confidencia le dejará petrificado en la butaca. Al finalizar la película se oyó un sonoro aplauso en el Teatro Calderón, pero también dos voces femeninas que gritaron ¡fuera!
Ese fue el preámbulo de la tensa rueda de prensa en la que varias asistentes entraron en debate directo con el director asegurando que justificaba lo realizado por uno de los protagonistas. Esto no es algo nuevo, ya pasó con el estreno de El hundimiento donde se acusó al director de humanizar a Hilter o más recientemente con Joker donde hasta Warner Bros tuvo que emitir un comunicado asegurando que ellos, en ningún caso, justifican la violencia. Polo Menárguez recordaba en Es Cine en una entrevista posterior que "es ficción" y subrayaba que "el cine genera movimiento y debate". El plan "revuelve mucho y hace falta pensar, hay que tomarse un tiempo para digerirla".
El problema que algunos encuentran a esta película es que el hombre malo puede ser tu vecino, puede ser un buen padre, un amigo leal... que en un momento dado cometa algo brutal, horroroso y despreciable. Pero como la vida misma. ¿Qué pasa cuando la TV pregunta a los vecinos del mayor malnacido que haya cometido el peor de los crímenes? "Pues era un tipo normal, a mí siempre me saludaba y me daba los buenos días". Y eso no significa en ningún caso que lo estén justificando. Supongo que esperaban que el malo llevara cuernos, rabo y tridente, pero la vida es más compleja.
En la rueda de prensa una mujer llegó a asegurar al director que esta película no debería proyectarse en ningún sitio. Polo sin embargo es claro, "no tengo miedo porque trabajar desde el miedo es muy malo". El plan es una buena película con unas interpretaciones de lujo.
El día terminaba con Papicha, una película de nacionalidad francesa-argelina-belga que nos sitúa en la Argelia de los años 90 en el preámbulo de la guerra civil argelina. Nedjma es una joven de 18 años que vive en el recinto universitario y sueña con convertirse en estilista. Viste ropa occidental, sale por la noche a las discotecas de moda con sus amigas y sobre todo se niega a vestir el hiyab y a aceptar las prohibiciones que empiezan a sufrir las mujeres. Prohibiciones como cantar, bailar, beber con la mano izquierda, reunirse los viernes...
De hecho, en la película vemos como Nedjma y sus amigas se ven cada vez más intimidadas por los asesinatos islámicos que se suceden a su alrededor por no seguir las imposiciones. Sin embargo, su arrojo y determinación hará que siga adelante con sus sueños y rete a los radicales islámicos organizando nada más y nada menos que un desfile de moda. Sobre esta película todavía no se han producido reacciones. Por el momento, el público de Valladolid le regaló otro sonoro aplauso al finalizar la proyección.