A finales del año 99 y principios del posterior, la paranoia finisecular del "efecto 2000" inspiró no pocos relatos conspiranoicos de los más diversos géneros. Ahora, sumidos en otro relato apocalíptico medioambiental no cuesta demasiado entender el efecto psicológico de la leyenda escocesa de la isla de Flannan, que la presente Keepers: El Misterio del Faro desarrolla en forma de thriller dramático y criminal, al servicio de dos estrellas escocesas como Peter Mullan y Gerard Butler y con un punto especulativo: ¿qué pasó, a principios del año 1900, con los tres fareros de esta isla escocesa, desaparecidos en extrañas circunstancias?
La película del danés Kristoffer Nyholm, responsable de mil series televisivas de prestigio como The Killing o Taboo, en realidad no es nada alucinatoria, aunque sí psicológica y dramática. Keepers es un thriller parsimonioso que finalmente "recompensa" al espectador mostrándose absolutamente efectiva en sus pasajes violentos y trágicos, pese a no tener prisa ninguna por desplegar sus (sencillas) armas argumentales. A cambio, la película tiene atmósfera y transmite una angustiosa sensación de amenaza, así como una fotografía que parece tomar de referencia el paisajismo romántico y el tenebrismo pictórico, y que expresa muy bien las intenciones del guión.
El filme, producido y protagonizado por el escocés Gerard Butler (quien por cierto se mete en un fregado poco habitual a los suyos y se defiende muy bien ante el veterano Peter Mullan) transmite muy bien el aislamiento de tres sujetos, tres islas al fin y al cabo, atrapados al aire libre a merced de los elementos y sobre todo sus propios fantasmas, de ese verdadero ser que solo surge cuando las circunstancias aprietan.
Evidentemente, el formato del filme es el de un thriller realista sobre lo que realmente ocultan estos tres hombres, con ese faro como símbolo de la referencia perdida, pero es uno de cocción particularmente lenta en el lo que importa es esa atmósfera de duelo (entendido como luto y como enfrentamiento) y las interpretaciones de su trío, en el que nadie desmerece. En ese sentido, Keepers se permite incluso algún arrebato de poesía pese a su manido argumento, y por eso sale ampliamente victoriosa.