El veterano de guerra y horticultor Leo Earl Sharp, bien entrado en la vejez, se ganó a pulso un apodo bien sonoro similar al de los héroes de la factoría Marvel. El suyo, sin embargo, tenía un marcado acento latino: su identidad secreta no empezaba por "Súper" ni por "Capitán": él era el Tata porque así decidió llamarlo el cártel mexicano, y se convirtió en un destacado activo de los narcotraficantes por su labor como "mula", es decir, transportando cocaína para el Chapo Guzmán.
Una historia tan pintoresca que dio lugar a un artículo del NY Times que tuvo repercusión mundial y que llamó la atención del mismísimo Clint Eastwood, retirado de la actuación desde Golpe de efecto, estrenada en 2012, y que vio en la desventurada historia una oportunidad de retorno ideal. De modo que el destacado actor y director se reservó para sí mismo un nuevo rol protagonista en Mula, que se estrena el viernes 8 de marzo en España, película que también dirige y que a la chita callando ha recaudado más de 100 millones de dólares solo en el mercado estadounidense desde su estreno, el pasado diciembre.
Una historia oscura que Eastwood captura con contornos amables y melancólicos, a veces hasta humorísticos, pero a la vez reflejando todos los ángulos de la situación y hasta la situación actual de EEUU, envuelto en toda una crisis con el tema de la inmigración de fondo.
Bien es cierto que en Mula el personaje no se llama Leo Sharp sino Earl Stone, un gruñón octogenario de los que ya son tradición en el currículum de Eastwood, pero tampoco es ningún santo. Evidentemente el cineasta de 88 años se ha tomado sus licencias artísticas (Earl recordará a los fans al Walt Kowalski de Gran Torino, a su vez una destilación a modo de testamento de todos los personajes de la carrera de Eastwood) pero lo esencial y llamativo de la situación permanece: veterano de la Segunda Guerra Mundial, florista de profesión, se involucra con el peligroso Cártel de Sinaloa una vez su negocio se viene abajo... y acaba convirtiéndose, contra toda previsión, en el Tata: uno de sus principales activos de cara a la entrada de drogas en EEUU.
¿Cómo tuvo lugar semejante transición? Naturalmente, medio una crisis, más bien económica que de la tercera edad. El negocio quebró por el auge de las nuevas tecnologías y en el camino del arruinado empresario se cruzaron los narcotraficantes, que no dudaron en ofrecerle la posibilidad de mover paquetes que -sorpresa- contenían cocaína. Sharp fue tan eficaz en su labor (¿quién, al fin y al cabo, sospecharía de un octogenario?) que acabó convirtiéndose él mismo en un hombre rico, sumando a las arcas del cártel una buena cantidad de millones de dólares.
Nacido en Indiana y combatiente de la campaña italiana de la Segunda Guerra Mundial, labor por la que recibió una Estrella de Bronce, Sharp (o Stone) es un hombre chapado a la antigua. Se convirtió después en un empresario de éxito, de hecho alcanzó un prestigio notable en su campo debido a su habilidad a la hora de mezclar especies de flores, hasta el punto de que hay más de 180 especies registradas a su nombre. Esta dedicación a su oficio es uno de los ejes sobre el que gira la película: el protagonista, en la etapa final de su vida, sufre las consecuencias de haber antepuesto su carrera profesional a su familia hasta extremos enfermizos.
Su carrera como transportista del cártel continuó en el tiempo. La DEA, ciertamente despistada por la inesperada identidad del sujeto, lo detuvo cuando éste contaba 87 años tras una minuciosa labor de escuchas que, en el filme, realiza el personaje de Bradley Cooper, actor-director que colaboró con Eastwood en otro de sus últimos éxitos, El Francotirador, y que heredó de éste el proyecto del multipremiado remake de Ha nacido una estrella.
En lo que respecta al Sharp real, éste llevaba cinco bolsas con más de 100 kilos de cocaína en su coche. Fue condenado a tres años de cárcel por tráfico de drogas, y liberado en 2015 por el grave deterioro de su salud. El anciano, a quien Eastwood retrata como un pícaro arrepentido, ciertamente no habrá podido ver Mula, la película basada en su vida: murió a los 92 años en 2016 por causas naturales. Su historia delictiva, no obstante, puede presumir de haber sido la excusa ideal para que uno de los últimos cineastas clásicos firme la que podría ser su última aparición como actor en una pantalla.