En los Oscar se ha escuchado la expresión "igualdad menstrual". Y me parece bien. A Rayka Zehtabchi le han dado el Oscar al Mejor Corto Documental por Una revolución en toda regla. Así se llama en español (está en Netflix). Period. End of Sentence es el título original. El caso era hacer también un juego de palabras. Y les ha salido bien. Subió Raika al escenario con unas cuantas mujeres más y dijo: "No estoy llorando porque tenga la regla, ni nada… ¡No puedo creer que una película sobre la menstruación haya ganado un Oscar!" Y se mostraban las caras sonrientes de actrices como Melissa McCarthy, Tina Fey o Amy Adams.
La pieza ganadora, protagonizada por Arunachalam Muruganthan, Shabana Khan o Gouri Choudari, sigue a un grupo de mujeres en Hapur (India) que aprenden a manejar una máquina de hacer compresas, un producto que sólo usa un 10% de las mujeres del país. Lo habitual es utilizar paños hechos de trapos viejos. Las conversaciones son como de otro siglo. O planeta. Con hombres y con mujeres. Y la máquina, una especie de multicopista de la clandestinidad española en los 70. Lo que hacen estas mujeres, que luego van a vender las compresas casa por casa, es una revolución sexual. Dicen cosas como que las chicas no van a las tiendas a comprarlas porque hay hombres mirando.
Con este corto se entiende mucho mejor el disparate de ser mujer en un país como la India que con la acción de Kiran Gandhi, aquella que corrió un maratón sin tampón y de blanco, claro. La foto con ella manchada de sangre tenía por objeto la desestigmatización de la menstruación. Demostrar que no es algo de lo que avergonzarse. Pero no es a nosotras, occidentales que mandamos al novio a comprar Tampax, a las que se lo tienes que decir, sino a esa gente de otra época. La intención de concienciar por la falta de acceso de muchas mujeres a productos higiénicos está bien. Pero correr chorreando "por las hermanas que no tienen acceso a tampones y por las que, a pesar del dolor, fingen que no existe el periodo" es una marranada.
Además, las activistas ensangrentadas suelen estar de muy mal humor. Como la niña sueca de las trenzas. La del clima. Tiene siempre la cara de aquella niña enfadada que se encaró con Soraya Sáenz de Santamaría. Lo bonito de Raika Zehtabchi al agradecer el Oscar es lo que se reía. Nada de gravedad. Risas. Un Oscar a la menstruación. Madame de Sévigné decía a su hija que no se debía hacer pipí delante del marido. De manejar la menstruación ni hablamos. Pero luego vienen los de las CUP (pasó en Manresa) con sus talleres de "métodos alternativos de recogida de sangrado: copas menstruales, compresas de ropa y esponjas marinas". Compresas de ropa, como si fuéramos esas indias. Y siempre digo que esponjas marinas cuando sea la novia de Calamardo. En cuanto a las copas. En tu casa, bien. Pero a veces cuando me lavo las manos en el lavabo de un restaurante pienso si alguien habrá limpiado ahí una copa menstrual.