Familia al instante tiene toda la pinta de convencional e insufrible comedia familiar basada (para colmo) en hechos reales. Pero ojo: estamos ante uno de esos filmes que, como el matrimonio encarnado por unos bien avenidos Mark Wahlberg y Rose Byrne, se crece ante la adversidad.
La película de Sean Anders, especialista en gamberradas con trasfondo social (Padres por desigual, Cómo acabar con tu jefe) culmina aquí un trabajo muy interesante en su género, que es, por si había alguna duda, un híbrido de dos o tres variedades de comedia popular: Familia al instante cumple como loa a la vida familiar por encima de prejuicios y circunstancias (y ya sabemos que también hay gente a la que eso le molesta), también proporciona chistes y réplicas de trazo grueso (casi todos eficaces gracias a la vis cómica de los implicados) pero también no pocas gotas de triste realidad sobre el sistema de adopción y las dificultades de adaptarse al cambio que enriquecen mucho la mezcla.
He aquí que ese tono realista, pese a la diarrea verbal de sus personajes, sube la nota del producto en vez de hundirlo: la película pasa casi todo su primer acto riéndose de la corrección política de los mass-media y grupos de presión progre que han tomado Hollywood, siempre desde su evidente desfile de buenos sentimientos, y después da todo un baño de realidad a esos preocupados blancos que, en efecto, se creen los protagonistas de su propia historia. Una vez los niños entran en la casa (atención al carisma de Isabela Moner, que repite con Wahlberg tras Transformers 5) las etiquetas (raciales, sociales, intelectuales) que tanto agobian al matrimonio saltan literalmente por los aires.
El guión, obvio pero eficaz, y el timing cómico de sus dos intérpretes, bien acompañados del reparto juvenil, contribuyen a elevar un conjunto con conciencia y autoconciencia; una película que se mantiene positiva todo el camino pero que se permite claroscuros realistas bien llevados dentro de esos términos. Moderada en esos episodios lacrimógenos, y sin que algunos chapuceros cambios de tono afecten al conjunto (es más: hay escenas donde ambas cosas se combinan con fortuna, como aquella de la paliza al acosador de la niña...), Familia al instante es una honesta comedia que oculta sus defectos y cierta factura descuidada con encanto y humanidad, algo que se agradece el doble tras un año, 2018, en el que el género ha brillado casi por su ausencia.