Liam Neeson, aprende de Coronado
La Seminci ha comenzado, tras una gala desastrosa, con cine español, alemán, canadiense y sueco.
Una vez más la SEMINCI (Semana Internacional de Cine de Valladolid) en su 63º edición ha cumplido con su tradición, realizando una de las ceremonias de inauguración más aburridas de los últimos años. En esta ocasión fue la "humorista" Eva Hache la encargada del despropósito. Sólo la presencia en el escenario de Matt Dillon, al que le otorgaron una de las muchas Espigas de Honor concedidas este año, la salvó en parte, y eso que fue parco en palabras. No obstante, en honor a la verdad hay que decir que en su encuentro con los medios de comunicación habló más de lo que es habitual en él, aunque en definitiva dijo poco de lo que ya no le hayamos oído decir.
Pero vayamos a lo cinematográfico. Este año la Seminci ha querido inaugurar con película española, Tu Hijo, del eficiente Miguel Ángel Vivas y con un José Coronado omnipresente, y como ya es habitual en él, excelso en su trabajo. En la película da vida a un cirujano que es padre de familia, que tiene una relación muy especial con su hijo al que verá caer en coma profundo tras una paliza en la puerta de una discoteca. Ante la falta de ayuda iniciará su venganza.
Una película en la que nada es lo que parece, con muchos giros dramáticos, toques de thriller y, aunque el argumento pueda parecerse a las películas de Liam Neeson, no tiene nada que ver con éstas ya que es mucho más profunda.
También hay que hablar de la no presencia de una de las grandes del cine europeo, Margarethe Von Trotta, que por motivos de salud canceló horas antes su visita a Valladolid y no pudo recoger la Espiga de Honor. No obstante, su ausencia no impidió que pudiéramos ver su última obra, Entendiendo a Ingmar Bergman, un documental en el que profundiza en el cine de su adorado Bergman y en las gentes, tanto profesionales como personales, que formaron su vida. Excelente documental que nos descubre facetas desconocidas de este gran cineasta.
La sesión del domingo se inauguraba con la película del afamado director canadiense Denys Arcand con La caída del imperio americano. Pese a que el título nos pueda hacer pensar que es la tercera parte de su El declive del imperio americano, no es así. En esa ocasión, durante 130 minutos en los que no miramos el reloj, el director hace un análisis serio, rotundo y divertido sobre el dinero, los poderes fácticos y sobre todo el ser humano. Un ser humano encarnado en su protagonista que se verá envuelto en un lío monumental cuando cae en sus manos el dinero de un botín. Película que ya, de antemano digo, suena a premio.
Se cerró el día con la película de origen sueco Border (Gräns), un film molesto, sucio y en muchos momentos experimental. La protagonista, un ser extraño y feo, trabaja en las aduanas del puerto y sabe olfatear la maldad de las personas. Una vida desastrosa, sin esperanzas, en la que sólo su contacto con la naturaleza le hará brillar al tiempo que conoce a un ser tan extraño como ella, iniciando una extraña historia de amor sobre la cual no vamos a comentar cómo termina. Es de esas películas que me da a mí que el público va a ir por un lado pero la crítica y el jurado pueden apostar fuertemente por ella. A mí me desagrada, y mucho.
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