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Marcel Gascón Barberá

La cara B del ANC

El documental 'Tainted Heroes', dirigido por Elrich Yssel, arroja luz sobre la historia reciente de Sudáfrica y muestra realidades poco amables.

Documental 'Tainted Heroes' | Cartel

La lucha del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) contra el gobierno del apartheid en Sudáfrica tiene entre la opinión pública sudafricana e internacional la mejor de las famas. Según la percepción dominante, el partido de Mandela fue desde que comenzó la resistencia el líder natural e indiscutido de una resistencia popular masiva y generalmente pacífica, que acabó doblegando el perverso sistema de segregación racial diseñado por los nacionalistas afrikáners para dar al pueblo negro la libertad. Sin ser descabellada, esta visión de lo que pasó en Sudáfrica obvia elementos cruciales para entender la historia reciente del país, acontecimientos, fenómenos y hechos irrefutables que rebajan la estatura moral del ANC y están detalladamente expuestos en el documental Tainted Heroes, que puede verse completo en YouTube (en inglés).

Dirigido por Elrich Yssel y con el vicepresidente del grupo de presión afrikáner Afrifórum, Ernst Roets, como guionista, la cinta comienza ocupándose del levantamiento de Soweto, una protesta de estudiantes de secundaria negros contra la introducción del afrikaans como lengua de enseñanza en la que la policía mató a más de 170 jóvenes -según los cálculos más conservadores- y marcó el comienzo de una etapa más radical en la batalla contra el régimen de la minoría blanca. Contra lo que con éxito ha divulgado la propaganda oficialista en Sudáfrica, la revuelta no estuvo inspirada por el ANC, sino por una corriente mucho más popular entre los jóvenes de la época: el Black Consciousness Movement o Movimiento de la Conciencia Negra. Esta realidad, que desafía la percepción general sobre la identificación original entre el ANC y el pueblo negro sudafricano, fue corregida poco a poco pero de manera implacable por el partido de Mandela bajo la guía de su principal aliado, el Partido Comunista Sudafricano (SAPC). Siguiendo órdenes de Moscú y métodos soviéticos, la alianza entre estas dos formaciones recurrió a la propaganda, a la violencia y a la intimidación para colocarse a la cabeza de la resistencia negra y ganar posiciones para la carrera hacia el poder que vendría después de la liberación.

"Guerra del pueblo"

Entre estos métodos soviéticos tiene especial importancia la llamada "guerra del pueblo", una táctica de lucha contra el régimen que el ANC adoptó según el modelo local desarrollado por Mao durante una visita de sus dirigentes a Vientam en 1979, según explica en el documental la investigadora del prestigioso Instituto de Relaciones Raciales (IRR) Anthea Jeffery, que ha publicado un libro sobre ello. Ante la indiscutible superioridad militar del gobierno sobre el desorganizado y enclenque brazo militar del ANC, Umkhonto we Sizwe, el partido y sus influyentes aliados comunistas apostaron por implicar a todo el pueblo en su campaña de liberación. El objetivo era hacer ingobernables los townships, los guetos negros construidos por el gobierno afrikáner para albergar a la mano de obra negra que trabajaba en las ciudades blancas. Todos debían salir a la calle y enfrentarse abiertamente a las fuerzas represoras. Convertir el espacio en que vivía el pueblo a liberar en un campo de batalla, con el consiguiente coste para las infraestructuras, la educación y el día a día. Castigos ejemplares que después veremos esperaban a quien objetara a la táctica del cuanto peor mejor elegida por el ANC para conseguir sus objetivos. La propaganda era un factor crucial de la guerra contra los nacionalistas afrikáners, sobre todo en el inestimable campo internacional, y, con una lógica que recuerda a la empleada hasta hoy por los palestinos, el ANC no tenía reparos en enviar a las mujeres y los niños a la vanguardia de manifestaciones a menudo violentas, que acababan en más violencia y popularísimas fotos que llegaban a las portadas de Londres, París y Washington e hicieron más contra el gobierno afrikáner que todos los ambiciosos planes militares de Umkhonto we Sizwe.

Como la "guerra del pueblo" no podía permitirse disidencias, y para imponer la hegemonía del movimiento, era preciso suprimir a otros grupos rivales de la resistencia, a críticos de dentro y también a quienes eligieron como forma de vida adaptarse y colaborar con el régimen. Una de las maneras más expeditivas y habituales utilizadas por los seguidores del ANC para castigar y prevenir las desafecciones fueron los llamados necklacing. Más de 500 personas, según cifras oficiales, fueron asesinadas en los townships durante la "guerra del pueblo" mediante este método consistente en poner un neumático en torno al cuello del chivato o el traidor y prenderle fuego al caucho. "Con nuestras cajas de cerillas y nuestros necklaces (collares) liberaremos este país", clamó Winnie Mandela en uno de sus discursos a sus jóvenes simpatizantes durante los convulsos 80. "No tenemos pistolas; solo tenemos piedras, cajas de cerillas y gasolina", dijo también la mujer de Mandela. Como muestra el documental, que incluye imágenes de necklacings pocas veces emitidas en las informaciones sobre la historia de Sudáfrica, otros dirigentes del ANC menos conocidos por su radicalismo aprobaron también esta práctica.

Los "enemigos del pueblo"

Parecida suerte a los chivatos y los traidores corrían los policías negros que trabajaban para el gobierno blanco y quienes se avenían a ocupar cargos en la administración para los nativos creada por el régimen afrikáner. En la cinta puede verse a cargos políticos negros relatar aterrorizados como les han quemado la casa, después de ser señalados por el movimiento-guía de la liberación con la infamante etiqueta de "enemigos del pueblo".

Las víctimas del terrorismo de Umkhonto we Sizwe (casi siempre civiles, blancas y negras) también tienen protagonismo en Tainted Heroes, que dedica muchos de sus minutos al enfrentamiento entre el ANC y sus rivales nacionalistas zulúes de Inkhata que llenó de sangre y muerte numerosas comunidades negras en Johannesburgo y la región de Natal (hoy KwaZulu-Natal) en las postrimerías del sistema segregacionista. Algunos de los testimonios seleccionados en el documental cuestionan una verdad habitual que atribuye la responsabilidad de la violencia a una pinza de Inkhata con el gobierno afrikáner que habría querido hacer descarrilar las negociaciones y evitar el desmantelamiento del régimen. Estas voces, que durante todas sus intervenciones parecen muy sensatas y razonables, atribuyen al menos buena parte de estos incidentes a la necesidad del ANC de deshacerse de un peligroso competidor por el voto negro más tradicionalista y alejado de los usos revolucionarios y socialistas.

En sus pasajes finales, la película de Yssel y Roets regresa a las cifras y sugiere la existencia de una relación directa entre la brutalidad que caracteriza a la sociedad sudafricana post-apartheid con "la guerra del pueblo" llevada a cabo por el ANC a partir de los años 80. Más de 20.000 personas murieron en actos de violencia política entre 1984 y 1994, el año en que llegó la democracia multirracial. 500 personas fueron asesinadas por el método del necklacing durante este período. Otras 700 fueron quemadas vivas de otras maneras.

Tainted Heroes no debe ser visto, en mi opinión, como una condena al ANC y a su papel en la liberación de la Sudáfrica negra, sino como un documento extremadamente valioso que arroja luz sobre la historia reciente del país y muestra al gran público realidades poco amables y normalmente escondidas de su actor más relevante.

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