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Juan Manuel González

Crítica: 'Indiana', de Toni Comas

Indiana es un filme de terror independiente que se aleja del género gracias a su tratamiento melancólico y, a su modo, verista.

Reverso económico de Cazafantasmas, lo que hace Toni Comas en Indiana tiene su mérito y resulta coherente por, precisamente, renunciar desde el principio a convertirse en una copia de copia, ya sea de la variante barata del género de terror, con las producciones de Jason Blum a la cabeza, como el enfoque de Hollywood que todavía sucumbe a los formalismos de James Wan.

Indiana es una mirada sentimental al "American Gothic", una aportación realista a una America sobrenatural cuyo aire retraído no resulta pretencioso. Violaciones extraterrestres, avistamientos OVNI, posesiones y muñecas, muchas muñecas, aparecen y desaparecen en una película que ni imita el Expediente Warren o el found footage de El último exorcismo, (filme con el que comparte algún que otro rasgo) para adoptar, eso sí, la forma de una road-movie por las desoladas carreteras del estado de Indiana. El resultado es un legítimo retrato de una América rural y decadente, un limbo poblado por red-necks que actúan como fantasmas, fantasmas que esperan como rehenes y una atmósfera rural y solitaria que resulta cautivadora y que se puede narrar con paisajes y palabras.

Las tristes aventuras de estos "Spirit Doctors" se mueven en los márgenes del terror y coquetean con el género nunca acaban de entrar en él, pero sin generar confusión gracias a una honestidad y eficacia que compensa la languidez de la situación. La película aborda los tropos y motivos de un área perfectamente codificada desde una perspectiva meditabunda, pero -y aquí está lo bueno- afortunadamente tampoco precisamente distante. La breve duración y escasez de medios se convierten entonces en virtud, y el tono no resulta en una mera obligación por las limitaciones económicas: Comas logra que un filme sobre las aventuras paranormales de un par de amigotes no mute en un subproducto derivativo sino en una pequeña historia donde las cosas pueden ser verdad, mentira, pero sobre todo "suficientemente ciertas", y en la que nos creemos la vulnerabilidad de su pareja protagonista.

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