Unos Goya sin política, por fin, pero sosos
Dani Rovira ha cumplido con lo que prometió, no habría política. Las cinco películas pueden estar satisfechas, año de reparto.
Llegó el día, algunos ya creíamos que no lo haría, pero llegó. El día en que la Academia de Cine ha madurado y ha hecho unos Goya sin política. El 2016 ha sido un gran año para el cine español en cuanto a taquilla y número de espectadores. La muestra eran las cinco nominadas a Mejor Película, todas de buena calidad y con buenas críticas por parte de prensa y público. Por tanto, este año el cine español tenía la gran oportunidad de que los Goya fueran un gran escaparate. Y lo ha sido.
Nada más llegar al Hotel Marriott Auditorio de Madrid constatábamos que algo había cambiado. No había manifestaciones de las más diversas índoles en la puerta. En la alfombra roja no veíamos pegatinas ni consignas. ¿Pero qué está pasando? Y entonces comenzaba la gala y no había política ni en las intervenciones del presentador ni en el discurso del presidente de la Academia ni en los agradecimientos. La excepción ha sido Silvia Pérez Cruz en Mejor Canción por Cerca de tu casa, pero es que la película trata sobre los desahucios.
El cansancio de que se mezcle cine y política no proviene sólo de parte del público, sino también de algunos cineastas. De esta forma, el director de éxito Daniel Sánchez Arévalo me decía antes de comenzar la gala que no está de acuerdo con hablar de política en una noche de celebración para el cine hecho en nuestro país. Otro director habría salido al escenario y hubiera lanzado una consigna contra Rajoy por decir que no ve cine español. En su lugar, Sánchez Arévalo, sin focos ni intención de crear polémica, ha entregado en la sede del PP tres películas para que el presidente del Gobierno pueda ver cine español. Y en la gala se dedicó a lo que tenía que hacer, entregar un premio. Chapó.
Dani Rovira, el soso
Dani Rovira en su primera gala hizo una gran intervención que despertó las alabanzas de todos. Sin embargo, el año pasado defraudó al centrarse tanto en hablar de política, "Manuela Carmena, te agradeceré siempre que hayas venido". Por cierto, la alcaldesa decía a los micrófonos de esRadio que ella sí está de acuerdo con que se hable de política en los Goya. Oh, sorpresa. ¿Diría lo mismo si las críticas no fueran para el PP sino para Podemos? Este año el presentador ha optado por no hacer ni una sola mención a la política pero ha sido bastante aburrido. Dani, hay un punto intermedio por Dios. Sólo ha habido un chiste sobre Trump, teniendo en cuenta que la gala dura casi tres horas, es aceptable.
A Rovira se le atragantaron tanto las críticas en las redes sociales del año pasado que ha estado muy contenido y se ha olvidado de ser gracioso. Sólo ha tenido un par de momentos como cuando ha cantado a Penélope Cruz con un solo tacón puesto la misma canción que ella cantaba en La niña de tus ojos a Gobbels de la misma guisa. Hablando de Penélope Cruz, que iba espectacular, hay que decir que ella ha posado para nuestro fotógrafo y ha hecho ademán de pararse a hablar con los periodistas pero su jefe de prensa se la ha llevado literalmente a rastras. Giner, así no.
Este año la palabra más escuchada ha sido "espectadores". La presidenta de la Academia, Ivonne Blake, empezaba su discurso diciendo "queridos espectadores" y dedicaba la gala a ellos. Coronado más adelante también daba las gracias a los espectadores. Por fin los cineastas parece que se han dado cuenta de que esto es una industria y que sin el público, sean del partido que sean, todo se desmorona.
Las únicas referencias más o menos a la política han sido las del IVA cultural, algo que no me parece mal. Podemos estar de acuerdo o no en bajar dicho IVA, pero que el cine español hable de ello no nos debería extrañar ya que es algo que les afecta. Igual que en los Oscar el año pasado se habló sobre si Hollywood es racista al no nominar a negros. Es decir, son problemas de su sector. Además este año no han focalizado las críticas en ningún partido sino que a través de Mariano Barroso, vicepresidente de la Academia, pedían un pacto de Estado por la cultura "para unirnos".
No sé si este cambio de actitud se debe a la presidenta Ivonne Blake, que viene de Hollywood, o al relevo generacional dejando a un lado a los Bardem, Trueba y compañía. Lo cierto es que bienvenido sea, que no sea una excepción. Ya sólo hay que hacer la gala entretenida y espectacular.
En cuanto al cine, Un monstruo viene a verme es una de las ganadoras de la noche al ser la más premiada con 9 estatuillas, cierto que de peso sólo tiene la de JA Bayona, una de las sorpresas de la noche. La otra ganadora es Tarde para la ira con 4 premios, entre ellos película, guión y director novel. El hombre de las mil caras y Julieta salvan los muebles. Sin embargo, lamento mucho que la película Que Dios nos perdone se vaya "sólo" con el de Mejor Actor para Roberto Álamo. No obstante, Rodrigo Sorogoyen es un gran cineasta que dará mucho que hablar y a buen seguro otro año será el suyo.
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