Hacer cine en Irán no debe ser nada fácil. Y si no que se lo pregunten al director Jafar Panahi (El globo blanco, Fuera de juego, El círculo...) que tiene prohibido rodar películas y salir del país. De hecho estuvo en la cárcel y sólo la presión internacional permitió su liberación. Por este motivo Asghar Farhadi (que ganó un Oscar por Nader y Simín, una separación) tiene que jugar con tantas sutilezas en Forushande.
La historia es la de una pareja que tiene que abandonar su piso porque el edificio corre peligro de derrumbe. Se alojan en el apartamento vacío que les deja un amigo y en el que vivió anteriormente "una mujer que recibía muchas visitas", una "mujer con vida disoluta"... en definitiva, una mujer a la que nombran una docena de veces sin decir simplemente que era prostituta.
El problema de esta feliz pareja comienza cuando ella está sola en casa y recibe la visita inesperada de un antiguo cliente de la chica de la vida disoluta. Y aquí viene la discusión entre la prensa. Lo que pasa no nos lo muestra, sólo las consecuencias. Sabemos que le agrede y algunos interpretamos que también la viola. Pero como todo es tan sutil, me baso en un sólo fotograma en la que se ve el envoltorio de un preservativo, no queda del todo claro.
El caso es que mientras ella, como buena iraní, pretende olvidar y pasar página, el marido se obsesiona con averiguar quién ha sido ya que considera que la deshonra se la han hecho a él. ¿Pero qué van a decir los vecinos? Recordemos que en Irán ahorcan a niñas de 9 años tras sufrir una violación.
La película de Farhadi es realmente interesante porque huye de toda sensiblería para centrarse en las brutales consecuencias de un acto tan deleznable para una joven y feliz pareja. Los acontecimientos se van desarrollando de tal forma que el espectador queda conmocionado y con dilemas interiores, muy propio del cine de Farhadi. Película muy recomendable con unas interpretaciones muy sólidas como avala el premio a mejor actor en Cannes para Shahab Hosseini.
Esa valentía para lidiar con la censura no la tiene Reza Mirkarimi en su película Hija. El tema central es que una adolescente iraní quiere ir a Teherán para asistir a la fiesta de despedida de una amiga que se va a Canadá a hacer un máster. Propone ir y volver en el mismo día en avión. Ante todo en Irán son muy modernos. Su autoritario padre, así le llaman, no le deja. Hace el viaje en secreto pero no puede coger el vuelo de vuelta porque en su ciudad hay una tormenta de arena y los vuelos han sido cancelados. Problemón con el padre autoritario.
En Teherán buscará el auxilio de su tía, hermana del padre autoritario con la que éste no se habla. ¿Por qué? Porque en su juventud decidió elegir libremente, para bien o para mal, su propio destino y casarse por amor. ¡Qué desfachatez! Pero el justo destino la ha puesto en su sitio y el director ya se encarga de dejarnos claro que aquella elección fue para mal. Así vive actualmente divorciada, en la ruina y malviviendo en una casa que se cae a trozos, literal, con su hija pequeña.
Uno de los momentos cumbres de la película es la discusión entre padre autoritario y tía que decide mal su destino. Ella le reprocha que llevan años sin hablar porque no le hizo caso en el pasado cuando no autorizó su matrimonio y que, ojo, "si no te cansas de llevar siempre razón". Así, sin anestesia. Ya el año pasado en este mismo festival me quede con la boca abierta cuando la directora de Nahid (película recomendable eso sí), Ida Panahandeh, me dijo que las mujeres en Irán tienen más derechos y libertades que en Occidente. Entiendo que tiene que volver a su país, pero un silencio hubiera estado mejor.
Por tanto este año un servidor no acepta el mensaje de que una mujer debe seguir las órdenes de un hombre. Por cierto, la propia tía le reconoce a su sobrina que su padre, el autoritario desaparece por arte de magia, se preocupa por ellas y las cuida. Toma ya.
Para terminar este día tan iraní lo hacemos con una película coproducida por Túnez, Catar, Emiratos Árabes, Francia y Bélgica titulada Hedi. La historia es la de Hedi, un muchacho reservado y discreto que sigue siempre el camino que le marcan, entre ellos el del matrimonio concertado. Otra vez. La semana previa a la boda su jefe lo manda a otra ciudad para cerrar unos negocios. En el hotel donde se hospeda conocerá a una de las animadoras del complejo turístico. Historia interesante sobre la encrucijada de un joven que anhela coger las riendas de su propia vida.
Este jueves dejamos atrás el cine iraní para recibir deseosos películas de Japón, Brasil e Israel. Me basta con que no aborde la historia de otro matrimonio concertado ya que al final me va a terminar pareciendo lo normal.