Si alguien, a mediados de este 2016, les pregunta cual ha sido la gran sorpresa del año cinematográfico en curso, no lo duden: contesten Deadpool. Adscrita al género de moda, el de los superhéroes, pero a la vez suficientemente alejada de él como para agradar a quienes simplemente desean disfrutar otra clase de filme (su protagonista es deslenguado y antiheroico a más no poder), la película ha revitalizado la carrera de Ryan Reynolds hasta el punto de convertirlo en el hombre del momento.
La satisfacción para el canadiense es doble. Fanático confeso del personaje creado por Fabian Nicieza y Rob Liefeld, Reynolds lo interpretó en la fracasada X-Men Orígenes: Lobezno, si bien en una versión masacrada por el estudio, los guionistas y, finalmente, el público. Y fue su insistencia la que permitió que Fox financiara finalmente Deadpool, su película en solitario y el primer superhéroe Marvel que llega con una clasificación "R", es decir, para adultos, si bien con un coste tres cuartos menor que el de cualquier filme del mismo género… Lo que no hizo sino convertir en aún más destacable el clamoroso éxito del largometraje de Tim Miller, que hasta la fecha ha amasado 778 millones de dólares sobre un presupuesto de apenas 58.
"Me enviaron los cómics en un paquete en 2004 y me encantaron. Me gustó este personaje y no podía creer que no lo hubiese conocido antes. Me obsesioné un poco con él, con la idea de que sea tan meta y rompa la cuarta pared, que sea tan autocrítico e inseguro. Pero creo que la mayoría simplemente no sabía que hacer con él, era una cosa un poco extraña para hacer una película".
El proceso fue similar al de cualquier filme independiente a la caza de un distribuidor, con Reynolds implicado desde el embrión de la película. "Nos encerramos en una habitación cuatro o cinco semanas para elaborar qué podría ser la historia". De ahí salió una breve presentación infográfica que, como recordarán los fans, acabó filtrándose a internet. Un imprevisto que provocó el entusiasmo del público y eventualmente consiguió la luz verde de la Fox… si bien como el mismo Reynolds dice, "con el presupuesto de catering de la mayoría de las películas de superhéroes".
El mercenario bocazas Wade Wilson no es el primer superhéroe que interpreta Reynolds en la gran pantalla. Atrás queda Green Lantern, superproducción de Warner Bros y DC (o, como la llaman en Marvel, la "Distinguida Competencia") que fracasó en taquilla y que casi entierra la carrera del actor. Pero Ryan Reynolds es, junto con la propia película, tanto la razón de ser como el principal objeto de mofa en Deadpool, em parte su creación cinematográfica: "Creo que puedes burlarte de alguien siempre y cuando el subtexto sea que también te burlas de ti mismo. Y la película no se burla de ninguna figura pública sin después apuñalar a Ryan Reynolds". La película extiende sus garras hacia otras propiedades del mismo estudio, que "sorprendentemente estuvo de acuerdo con todas nuestras referencias a X-Men y Lobezno". Un filme que se ríe hasta de su sombra.
Un dicharachero Reynolds, evidentemente feliz de su gran jugada, se refiere una y otra vez a un presupuesto que fue el que fue, y motivó que hubiera "ciertos personajes que queríamos y que no pudimos conseguir." En el mundo del cine actual "todo se reduce a licencias, y Marvel [estudio rival de Fox] posee ciertos personajes auxiliares. Quisimos a Garrison Kane, pero Ajax [encarnado por el amenazante Ed Skrein] resultó perfecto como villano. Encajó en la historia de orígenes que estábamos contando, y nos permitió crear una película completa".
Pero Deadpool también es original en su estructura, un relato en primera persona fundamentado en una serie de flashbacks tan histéricos como el propio protagonista. "Es una narrativa muy fracturada, que siempre es complicada de hacer. Vas adelante y atrás y el público tiene que seguirte, aunque por suerte teníamos un personaje desfigurado que, cuando no lo está, te indica que estamos en el pasado. Eso nos dio mucha libertad".
El filme nunca habría llegado a buen puerto sin un director capaz de compaginar dos virtudes extrañas en Hollywood: humildad y ambición. "Tim Miller llegó poco después de que se escribiera el primer borrador. Nos encontramos con cerca de diez directores, y con algunos otros muy brevemente. Tim simplemente llegó con toda esa pasión, y aunque algunos insistían en que no había dirigido antes, él sólo decía: "puedo hacer esto, puedo hacerlo". Reynolds, estrella y padrino del proyecto, cree que "su gran virtud fue reconocer que nunca había dirigido una película. He trabajado con algunos debutantes que actúan como si lo hubieran hecho antes, pero al final no, y es realmente frustrante. Tim te pide ayuda si la necesita, y a la vez es lo bastante listo como para confiar en su equipo".
El gran riesgo de Deadpool, sin embargo, es sobrecargar al público con una nueva aventura superheroica. "Sí, y por eso estamos tan felices de que tardase tanto en hacerse. Ha llegado en el momento perfecto. No sé si los espectadores están fatigados del tema, eso es subjetivo. Aún están yendo a verlas en tropel. Pero independientemente de eso, el público ahora está interesado en este lenguaje, y Deadpool está hablándoles directamente.
Quizá, en el fondo esto sea una historia de amor. Y la compañera de reparto de Reynolds, Morena Baccarin (Homeland, Gotham) es la perfecta compañera para un tipo como Wade Williams. "Creo que tuvimos a trescientas personas o más que vinieron por ese papel, y con Morena simplemente supimos qué hacer. Sabe asegurarse de no interpretar a la damisela en apuros, y tiene esta actitud toda la película".
Películas como Deadpool, ahora en DVD, Blu-Ray y VOD, con su calificación para adultos y espíritu socarrón, son en el fondo un milagro. Reynolds lo sabe y hace de ello su principal virtud. Y lanza una pequeña caricia al estudio que, en el mejor estilo de Wade Williams, tiene algo de puñalada: "Tengo que decir que al final, sin que Fox esperase de nosotros ser el set más funcional, acabamos a tiempo, sobre el presupuesto previsto, y queeso ya fue un shock para ellos, lo que no sabíamos si en realidad era una buena o mala señal. Fue algo como, "¿qué estás diciendo, que podríamos habernos pasado? ¿Podríamos habernos gastado unos millones más?" Deadpool al final hizo de la necesidad, virtud.