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Lágrimas, saltos, carreras... el backstage de los Goya

La noche de los Goya se vive con intensidad en el backstage. Algunos ya están completamente tranquilos, otros siguen sin creérselo.

Mucho se esperaba de la gala de este año de los Premios Goya. En primer lugar porque volvía a repetir Dani Rovira, quien el año pasado recibió muy buenas críticas, y segundo porque los premios cumplen 30 años. El presentador, en mi opinión, ha defraudado salvo momentos concretos. Llamativo el "Manuela Carmena te agradeceremos siempre que hayas venido", un tanto exagerado. Quizás tenga algo que ver que su hija, Eva Leira, fue la directora de casting de Ocho apellidos vascos.

En cuanto a la gala también ha sido un tanto descafeinada los momentos de recuerdo de estos 30 años de Goyas. Al final la emoción, y mucha, la han puesto los premiados, algunos. Aunque Darín lo haya criticado en su agradecimiento, me parece un acierto por parte de la Academia cortar con música cuando un premiado parece que esté agradeciendo el premio a toda su lista de contactos del móvil.

El discurso más emotivo fue el de Miguel Herranz, Mejor Actor Revelación por A cambio de nada. En el escenario agradecía a Daniel Guzmán haber hecho carrera con un chico que no quería estudiar. Para Es Cine, ya en el backstage de los Goya, nos contaba que "he estado toda la semana mirándome al espejo y diciéndome tienes un 25% de ganar, así que prepárate algo y cada vez me salía una cosa y cada vez más rara".

Daniel Guzmán, todavía con los ojos llorosos, nos decía que "estoy recuperándome, necesito volverme a llenar porque A cambio de nada me ha dejado vacío" y es que casi 10 años es mucho tiempo para una película. El Goya a Mejor Director Novel reconoce que quiere volver a dirigir pero por ahora lo quiere combinar con su faceta de actor.

Y si Guzmán venía con lágrimas en los ojos, Natalia de Molina tenía todavía el pulso tembloroso con su Goya en la mano a Mejor Actriz por Techo y comida, sin duda una de las grandes sorpresas de la noche. Sorpresa no porque no se lo merezca, que se lo merece, sino porque todas las quinielas apuntaban a Inma Cuesta por La novia. Natalia sigue "en un sueño con una película que no sabíamos siquiera si se iba a estrenar". Digno de mencionar es la sencillez y humildad de una joven que con 25 años ha hecho historia en los Goya, dos nominaciones, dos premios.

Y de los nervios también venía Javier Cámara. No por él, pues ya tenía en la mano su Goya a Mejor Actor de Reparto por Truman, sino por Darín. El trabajo de Cámara en Truman no se entiende sin el de Darín y el trabajo de Darín no se entiende sin el de Cámara. Y ambos lo saben. Mientras nos atendía a la prensa en las salas contiguas al auditorio no podía dejar de mirar de reojo las televisiones.

Cámara interrumpió la entrevista que estaba concediendo a Andrés Arconada para ver en directo la lectura de Mejor Actor Protagonista. "Tengo que verlo". Javier daba saltos de alegría cuando escuchaba el nombre de Ricardo Darín y una carrera hasta el auditorio para poder aplaudirle en persona. Darín nos decía posteriormente sentirse halagado porque Truman haya tocado el corazón de tanta gente.

Más tranquila venía Luisa Gavasa, ganadora del Goya a Mejor Actriz de Reparto por La novia. Un premio merecido para una veterana actriz cuyo reconocimiento ha tenido que venir de la mano de Paula Ortíz a la que agradecía inmensamente haber contado con ella.

Los divertidos de la noche fueron Lucas Vidal y Pablo Alborán, Goya a la Mejor Canción por Palmeras en la nieve. Alborán nos reconocía que "me ha picado el gusanillo de cine" y que repetirá. Lucas Vidal también se llevó el Goya a Mejor Música Original por Nadie quiere la noche, una película ambientada en el Polo Norte. Entre risas nos contaba que "para inspirarme ponía en mi piso de Los Ángeles el aire acondicionado a tope para sentir lo que sentirían los protagonistas".

En cuanto a la alfombra de los 30 Premios Goya podríamos describirla como una competición entre Pablo Iglesias, Penélope Cruz, Albert Rivera, Juliette Binoche, Tim Robbins, Pedro Sánchez, Carmena, Pajares y Esteso en ver quién atendía a menos periodistas. Cosas de las estrellas por un lado, las viejas glorias por otro, y los políticos "de la gente".

Por eso para simpatía nos quedamos con el clan Ozores. Entre bambalinas nos encontrábamos a Emma Ozores muy emocionada por el Goya de Honor a Mariano Ozores. Nos recordaba que las películas de su tío llevaron al cine a la friolera de 80 millones de personas. ¡Y que haya quien todavía las descalifique como "españoladas"!

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