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Mariano Ozores, el director de cine peor tratado por los críticos

Es un madrileño culto y laborioso, conocedor profundo de todos los resortes de su profesión y director de noventa y seis películas.

Es un madrileño culto y laborioso, conocedor profundo de todos los resortes de su profesión y director de noventa y seis películas.
Antonio Resines entrega el Goya de Honor a Mariano Ozores | Enrique F. Aparicio / Academia de Cine

Cuando a Mariano Ozores –que este año, en octubre, cumplirá noventa años- le notificaron que era acreedor del Goya de Honor de la presente edición, amén de ser agradecido, no pudo por menos de reconocer: "Yo he sido maltratado en España". Se refería a los críticos cinematográficos, especialmente. Ya antes, cuando contó sus recuerdos en un libro, no vaciló en resumir su vida de esta manera amarga: "… soy un tipo que ha podido hacer casi cien películas, teniendo siempre en contra a casi toda la crítica cinematográfica y a un nutrido grupo de los llamados estudiosos del Séptimo Arte, a los que se han unido en su desprecio todas las Administraciones Públicas que han existido desde 1959…"

La decisión este año de concederle el premio –galardón que estimamos tan justo como digno para desagraviarlo- ha sido propugnada por el Presidente de la Academia de Cine, el actor Antonio Resines, sin duda respaldado por los votos necesarios para ello.

Mariano Ozores es un madrileño culto y laborioso, conocedor profundo de todos los resortes de su profesión, hijo y hermano de actores, que ejerció de tramoyista, ayudante, representante artístico, apuntador, autor de libretos, guionista en televisión y cine y, finalmente, director de ¡noventa y seis películas! Nadie le ha arrebatado esta cifra entre los realizadores españoles. ¿Por qué le llovían las críticas? Por su cine popular, de comedias, sainetes costumbristas donde se reflejaba la sociedad española del último medio siglo. ¿Qué su cine no era de autor, al estilo por ejemplo de Buñuel? Evidente. Pero lograba divertir a millones de espectadores, con películas taquilleras, rodadas en sólo cuatro semanas, que dejaban dividendos espectaculares a sus productores. Y contó siempre con los mejores actores del género: López Vázquez, Gracita Morales, Alfredo Landa, Lina Morgan, José Sacristán, Juanito Navarro, su hermano Antonio Ozores, y un largo etcétera, con una amplia nómina de bellezas, en la época del destape. Lo curioso es que, cuando se decidió a dirigir películas tenía la pretensión de que fueran "serias", para entendernos. Tras debutar con Las dos y media… y veneno, en 1959, con Fernando Rey encabezando el reparto y rodar otras cintas de menor calado, dio en escribir el guión (como habitualmente hacía) de una historia, dirigida también por él, en torno a la amenaza de guerra nuclear vivida en una indeterminada población cuyos habitantes no saben qué hacer, si huir o buscar un refugio que los libre de la inevitable catástrofe. En principio iba a titularse Dios eligió a sus viajeros, pero el distribuidor le obligó a que fuera La hora incógnita. Y así se estrenó, con aceptables críticas…pero fracasando en taquilla.

Cuando en aquel 1963 una película costaba en España alrededor de dos millones de pesetas, La hora incógnita rebasó esa cifra: seis millones. Producida por Mariano Ozores y su familia, agrupada en una sociedad, La Hispánica. Medio se arruinaron. Y como es el que "daba la cara", estuvo varios años arrastrando aquella deuda. Dijo para sí: "Ni escribiré, ni dirigiré más películas serias. Sólo las que gusten al público. Y nunca más seré productor". Dicho y hecho. "No me he hecho rico con el cine, aunque haya vivido bien", reconoce. Ha tenido a sus órdenes a la pareja formada por José Luis López Vázquez y Gracita Morales, con filmes que arrasaron. Operación cabaretera, de 1967 fue vista por dos millones trescientos mil espectadores, que dejaron en taquilla cuarenta y tres millones de pesetas.

Gracita era una actriz fenomenal pero, al decir de Mariano (que nunca se caracterizó por hablar mal de nadie) conocida era en la profesión porque "se le iba la olla" y retrasaba los rodajes por sus manías e inesperadas reacciones. Acabaría desquiciada, sin que ya nadie la contratara. Si su compañero José Luis fue siempre eficiente y grandísimo actor –el mejor de su época para Ozores-, Alfredo Landa era otro ejemplo de profesionalidad.

En Crónica de nueve meses se vio obligado a comerse ¡tres platos de caracoles! Concluida la secuencia confesó al director que odiaba los caracoles, que le sentaban como un tiro y que al día siguiente temía permanecer en cama varios días. Para Lina Morgan, con quien mucho trabajó Mariano Ozores (Dos chicas de revista, La graduada, La descarriada, Señora doctor) siempre tuvo palabras elogiosas: "Me confesó que había decidido sacrificar su vida sentimental dando preferencia a su familia". Una de esas películas mencionadas, Señora doctor, que emparejó a la desaparecida actriz con José Sacristán arrojó en taquilla cuarenta y siete millones de pesetas.

Probablemente la etapa última de Mariano Ozores como director y guionista fue la que le proporcionó más satisfacciones cuando demostró que sus películas eran las más taquilleras del cine español, gracias a una pareja de la que aún se habla por la periódica revisión de su filmografía en televisión, formada por Andrés Pajares y Fernando Esteso (Los bingueros, Yo hice a Roque III, Los autonómicos, Los energéticos, Los chulos, Los liantes). La primera de las citadas dio ciento noventa y ocho millones de pesetas en taquilla. Los productores se frotaban las manos. Mariano estuvo a punto de asociarse con ambos cómicos y producir ellos mismos sus películas, pero no se decidieron. Y por razones nunca explicadas, Pajares y Esteso no quisieron rodar ninguna más emparejados. Y fuéronse cada uno por su lado, sin dejar de ser amigos. Lo que no restaba para que sus representantes litigaran a ver quién de los dos encabezaba la cartelera. Se despidieron con La Lola nos lleva al huerto. Que en taquilla dio ciento cuarenta y siete millones de pesetas. Mariano Ozores también dirigió a la hoy Baronesa Thyssen, Carmen Cervera en su carné de identidad y en los repartos cinematográficos. Caso de El primer divorcio, donde "apareció completamente desnuda".

La que fuera novia de Julio Iglesias, Vaitiare, debutó en la pantalla a las órdenes de Mariano, en La chica de Tahití, año 1989, una belleza exótica que "ni era actriz ni sabía cantar, aunque hubiera grabado un disco". La última película que realizó Mariano Ozores fue en 1993, Pelotazo nacional, ambientada en la Expo sevillana. Hizo la número noventa y seis de su filmografía. De su vida sentimental sólo trascendió que dijo "no" nada menos que a Abbe Lane, la esposa de Xavier Cugat, cuando ella lo invitó a pasar un fin de semana en El Escorial. Tenía novia formal, Teresa Arcos, con quien se casaría formando un feliz matrimonio. Ella iba cada primer día de los rodajes de Mariano. Pensó siempre éste que le daba suerte. Esposo, padre, abuelo feliz…

¡Enhorabuena, Mariano por tu merecido Goya de Honor!

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