
Gene Kelly era Cristiano Ronaldo y Fred Astaire, Messi. "Yo trabajo mucho. El estilo de Fred es más íntimo. Me pongo muy celoso cuando lo observo en la pequeña pantalla. Fred se ve tan enorme en la televisión. Me encantaría ponerme un frac, parecer tan delgado como él y planear tan delicadamente. Pero yo soy un mazacote", decía Kelly. No tanto. El propio Astaire reconocía que Kelly había renovado el género uniendo el baile clásico y las piruetas circenses. Sólo coincidieron en Ziegfeld Follies (1945). "Ese número fue el único que hicimos juntos pero cambiaría mi nombre por el de Ginger Rogers con tal de repetir". De Ginger Rogers no tenía tan buena opinión: "Cuando ella bailaba con Fred Astaire era el único momento en una película en que mirabas al hombre, no a la mujer". Pero tampoco eso es hablar mal. Es sólo que Fred Astaire está por encima. También Judy Garland. “Era un talento sin límite. La persona más rápida y brillante con la que nunca he trabajado”. Había debutado con ella en Por mí y por mi chica (1942).
Eugene Curran Kelly nació en Pittsburgh el 23 de agosto de 1912 y murió en Los Ángeles el 2 de febrero de 1996. Hace 20 años. Quería ser jugador de béisbol. Su madre lo puso a bailar claqué. Haz algo útil, hijo. La última película en la que participó fue Xanadú. Pero tenemos mejores cosas de las que acordarnos. Cuando rodó la más famosa escena de Cantando bajo la lluvia (1952) tenía 39 y medio de fiebre. A saber lo que habría hecho estando bien. Esa película costó la salud de muchos. Después de acabar de filmar Make ‘em Laugh, Donald O’Connor se tuvo que meter en la cama tres días. Tony Martin, el marido de Cyd Charisse decía que sabía con quién había estado bailando su mujer cuando llegaba a casa. Como el que sabe con quién se ha acostado. Si volvía hecha polvo, venía de bailar con Kelly. Si no, es que había estado con Fred Astaire. Digo yo que el tipo sabría qué película estaba rodando su mujer. La pobre Debbie Reynolds también tuvo que soportar a un tipo tiránico obsesionado por la perfección. Debbie no lo pasó mejor en Cantando bajo la lluvia que Tippi Hedren en Los pájaros.
Gracias a su tiranía tenemos joyas que no hace falta glosar como Un americano en París (1951), dirigida por Vincente Minnelli, cuyo número final es una de esas escenas legendarias a la altura de la final de La carga de la brigada ligera. O Cantando bajo la lluvia, dirigida por Stanley Donen (1952). Sin olvidar Un día en Nueva York (1949), también de Donen y la favorita de Gene Kelly. En 1960 Kelly se casaría con Jeanne Coyne, la mujer de Donen. Su primera mujer fue Betsy Blair, la actriz de Calle Mayor. No me resisto a contar mi historia favorita de Kelly. Betsy organizaba en su casa reuniones para vender cachivaches con los que cocinar sin agua. A finales de los años 50 o principios de los 60 invitó a unas amiguitas: Hedy Lamarr, Ava Gardner, Rita Hayworth y George Cukor. Este fue con Greta Garbo. Gene Kelly se quedó pasmado cuando abrió la puerta. La Garbo quería cocinar al vapor porque era fanática de las dietas y acabó gastándose 87 dólares en ollas. "La más sofisticada de las suecas y la más famosa de las estrellas se lo tragó todo. Era tan ingenua…" (Gene Kelly). Con ella no trabajó.
Una vez, después de recibir una andanada de insultos de Kelly por no saber bailar, la pobre Debbie Reynolds estaba llorando debajo de un piano. Fred Astaire, de paso por el estudio, se la encontró y la ayudó con el número que se le había atragantado. Algo debemos también a Fred Astaire de Cantando bajo la lluvia.