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Rosa Belmonte

El regreso de Malicia

La famosa cronista social Heda Hopper se distinguía por sus sombreros y por su empeño en destruir la carrera de cualquiera que oliera a comunista, gay o lo que ella considerara inaceptable.

La famosa cronista social Heda Hopper se distinguía por sus sombreros y por su empeño en destruir la carrera de cualquiera que oliera a comunista, gay o lo que ella considerara inaceptable.
Heda Hopper | Corbis Images

"Nadie está interesado en la dulzura y la luz", decía Hedda Hopper. Los premios estadounidenses, empezando por los del sindicato de actores, ya se han fijado en Helen Mirren interpretándola en Trumbo. Es difícil no tenerla en cuenta como la bruja de Hopper. Con unas cejas que a los maquilladores les llevaban hora y media. Mirren asegura que las cejas han sido fundamentales en su interpretación. Hay quien asegura que la mejor noticia sobre Hedda Hopper es que muy pocos se acuerdan de ella. Es mejor saber que existe. Como Stalin. La famosa cronista social se distinguía por sus sombreros y por su empeño en destruir la carrera de cualquiera que oliera a comunista, gay o lo que ella considerara inaceptable. También por su odio a Kennedy. Su patriotismo consistía en luchar contra el comunismo en la industria del cine y echar a los simpatizantes cual superheroína malvada.

Trumbo fue una de sus víctimas. Tuvo la mala suerte de atraer la atención de la columnista de Los Angeles Times. El guionista que escribía en la bañera es historia de la caza de brujas. De las listas negras. Uno de Los Diez de Hollywood que se negaron a contestar sobre su filiación política ante el Comité de Actividades Antiamericanas. Fueron encarcelados. Entre ellos estaban Howard Fast, el autor de Espartaco, y Trumbo, el guionista definitivo. Durante más de una década los estudios se negaron a contratar a las personas señaladas. "Una época de maldad", la llamó Trumbo.

Y en esa maldad estaba Hedda Hopper. A mediados de los 30, y reinando Louella Parsons gracias a William Randolph Hearts, Louis B. Mayer se inventó a una columnista monstruosa para contrarrestar a la otra. En The Whole Truth and Nothing But, Hedda Hooper escribió que con el imperio Hearts detrás de ella Louella tenía el poder de Catalina la Grande. Ella no se quedó atrás. Mayer encontró a una actriz de 53 años que ya tenía un programa de radio donde ponía verdes a los famosos. "Lo que en cualquiera es sosa intimidad, en un famoso es jugosa información", solía decir. Hedda Hopper (1890-1966) empezó en 1937 con una columna sindicada. Al empezar a publicar en ‘Los Angeles Time’, su carrera se disparó.

Trumbo estuvo escribiendo con seudónimos. Pasaron 13 años hasta que su nombre apareció en los créditos de Espartaco y en los Éxodo, de Otto Preminger. Ambas de 1960. De hecho, Preminger lo hizo público antes que Kirk Douglas (productor de ‘Espartaco’). En enero de 1960, el New York Times publicó que Preminger había contratado a Trumbo para ‘Éxodo’. En agosto, Douglas anunció en ‘Variety’ que Trumbo había escrito el guión de ‘Espartaco’ (esta se estrenó en octubre; la otra, en diciembre).

El guionista de Trumbo es John McNamara, que tuvo su primer encuentro con la lista negra cuando le dijo al profesor de guión Ian McLellan Hunter que le gustó mucho Vacaciones en Roma. Hunter le contó que él no la había escrito, que lo había hecho Dalton Trumbo, quien también es autor de la monumental Johnny cogió su fusil.

El talento de Trumbo y otros contra la maldad mediocre de McCarthy y otros. Hedda Hopper, por ejemplo. Ahora la veremos con la cara de Helen Mirren en Trumbo. Hace años la interpretó Jane Alexander en ‘Malice in Wonderland’, una película para la televisión. Elizabeth Taylor hacía de Louella. Pero era muy mala. La película. Y ellas, claro.

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