1954 fue el año en que salió a la luz el IBM 650, uno de los primeros ordenadores de la multinacional estadounidense y el primero fabricado a gran escala. Fue también el año en que Elvis Presley grabó su primer disco, en el que Vietnam logró la independencia de Francia, el año en que Ernest Hemingway gana el Premio Nobel de Literatura y, a comienzos de febrero, cae una histórica nevada en España, nevando por primera vez en ciudades como Huelva. En aquel 1954 murieron personalidades como Frida Kahlo, Henri Matisse, Jacinto Benavente, Robert Capa y Millán-Astray, entre otros.
A nivel deportivo, en 1954, Juan Manuel Fangio gana su segundo campeonato mundial de Fórmula 1, se crea la Unión de Asociaciones de Fútbol Europeas (UEFA), España se proclama campeona del mundo fútbol juvenil y, cómo no, se disputa en Suiza el Mundial de fútbol –el quinto de la historia y el primero que fue emitido por televisión– en el que Alemania Federal conquista el título tras derrotar en la final a la Hungría de Puskas, Czibor o Kocsis, en un partido que pasaría a la historia como el Milagro de Berna.
Un campeonato para el que no se clasificó España porque así lo quiso la mano inocente del bambino Franco Gemma, el niño italiano que sacó el papel de Turquía después de que ninguno de los dos equipos pudiera resolver el billete para el Mundial en el partido de desempate disputado en Roma. Una selección española dirigida por Luis Iribarren que, de haber logrado la clasificación, tal vez hubiera hecho grandes cosas en Suiza –en el Mundial anterior, el de Brasil'50, España fue cuarta y Zarra le marcó un gol mítico a Inglaterra–. Kubala era la gran estrella del equipo nacional, pero ahí estaban también el propio Zarra, además de Ramallets, Basora, Miguel Muñoz, Molowny, Puchades, Gaínza...
Fue también 1954 el año en el que se estrena Once pares de botas, de Francisco Rovira Beleta. No fue ni mucho menos la primera película sobre fútbol que se realizó en España –en 1926 se estrenó ¡Por fin se casa Zamora!, con Ricardo Zamora como protagonista–, pero sí la que marcaría el género antes de salir a la luz cintas como Los ases buscan la paz (1955), con Ladislao Kubala, Saeta Rubia (1956) y La batalla del domingo (1963), estas dos últimas con Alfredo di Stéfano. Kubala y Di Stéfano, dos de las más grandes estrellas de la cancha de todos los tiempos, protagonizando películas que le servirían al régimen franquista como propaganda.
Así, la idea que el régimen de Franco tuvo sobre el cine y la orientación que le impondría quedan plasmadas en un escrito difundido en el año 1939, tal y como afirma el profesor Juan Antonio Simón Sanjurjo, de la Universidad Carlos III de Madrid, en su tesis La utilización política del cine y el fútbol durante el franquismo. Los ases buscan la paz:
Queremos un cine que exalte los hechos y las hazañas de los que combatieron y dieron su vida por la misión y la grandeza de su Patria con un espíritu y una actitud vital solamente hispana... queremos un cine que exalte el cumplimiento y el acatamiento a la disciplina y al quehacer común en la marcha militar del Estado
Un elenco plagado de estrellas
En Once pares de botas, la Fuente de Canaletas pone voz a las aventuras y desventuras de Ignacio Ariza –interpretado por el galán asturiano José Suárez–, un joven delantero centro de Valmoral de la Sierra que da el salto a Primera División con el Hispania de Barcelona, con el sueño de llegar algún día a la selección española. Allí, en el Hispania, compartirá Ignacio vestuario con los verdaderos Marcet, Antonio Ramallets –inolvidable el papel del guardameta internacional, que también muestra sus dotes como galán– o el entrenador (Emilio) Aldecoa –"ése va a ser un partido de pronóstico... reservado", dice el que fuera jugador del Atlético de Bilbao y Barcelona, entre otros clubes–, bajo el mando de José Samitier como secretario técnico del club.
En el Hispania conocerá también Ariza a Laura López Salgado (Carmen Pardo), la hija del presidente del equipo, o a la periodista Esther Herranz, encarnada por Elisa Montés –exmujer de Antonio Ozores, hermana de Emma Penella y Terele Pávez y madre de Emma Ozores–. Ariza tendrá también acérrimos hinchas como Manolo Morán o José Isbert –espléndido papel como párroco de Valmoral–, más Mary Santpere haciendo de ama de llaves.
Sin duda un gran elenco de la época que se completa con la aparición estelar de los citados Di Stéfano –inconfundible la voz de La Saeta Rubia– y Kubala más "todos los ases del fútbol español", como reza el cartel de la propia película: tras ser convocados por el seleccionador nacional, también aparecen en algún momento los valencianistas Puchades, Pasieguito y Seguí, "una buena muestra del fútbol levantino"; el sevillista Campanal; los madridistas Molowny, Muñoz, Navarro y un Lesmes que casi "se queda en tierra"; el colchonero Miguel; y los "vascos de siempre": Venancio, Gaínza, Garay, Zarra, Panizo y Manolín, que tienen "el defecto de que no nos gusta el chacolí". Sin olvidar a los grandes locutores de la época –el incomparable Matías Prats, Miguel Ángel Valdivieso, Federico Gallo y Manuel Cano–, y la breve aparición, de espaldas, del maestro Tete Montoliú al piano.
Una película "muy fresca" 60 años después
"Es una muy buena película. Sesenta años después de su estreno, sigue siendo una película muy fresca", afirma sobre Once pares de botas el crítico de cine de Libertad Digital y esRadio, Andrés Arconada. "Es un retrato de una sociedad, de un momento y de un entorno, con una gran dirección por parte de Rovira Beleta. Es una película popular, que engancha, a pesar de que en un país tan futbolero como el nuestro, las películas sobre fútbol no funcionan. La gente no va a ver películas de fútbol ni de toros, aunque se han hecho varias sobre estos dos temas, sino que va a ver el fútbol y los toros", añade Arconada.
"Once pares de botas es un título muy bonito que hacía mención al vestuario, a cómo estaban alineadas las botas", destaca, por su parte, el cineasta José Luis Garci, colaborador de esRadio en varios programas y gran aficionado y conocedor del deporte rey, que no oculta su fascinación por Pelota de trapo (1948), la película argentina sobre fútbol protagonizada por Armando Bó y en la que tiene un papel destacado Guillermo Stábile, exjugador de Huracán.
"El vestuario era entonces un lugar mucho más mítico que ahora. Hasta que (José María) García no mete el micrófono de la radio en un banquillo, todas estas cosas quedaban muy lejanas", afirma el director de películas como Volver a empezar, El crack (I y II), El abuelo o Holmes & Watson. Madrid days, su último filme.
No sólo de fútbol en sí habla Once pares de botas,pues las relaciones humanas, el amor, la pasión, el periodismo –concretamente el deportivo, como no podía ser de otro modo– también están muy presentes en la cinta de Rovira Beleta. Lo cierto es que el periodismo ocupa un lugar privilegiado en la película y, aunque el propio cineasta catalán se muestra muy crítico con la profesión –"dales una mentira y un punto de apoyo y te escribirán un reportaje", señala en un momento de la película la reportera Esther Herranz–, también la reconoce como un factor decisivo para la evolución del fútbol. Y, cómo no, la radio, mágico aparato ante el cual se reunían decenas de personas para seguir las evoluciones de un evento, llámese partido de fútbol, corridas de toros, obras de teatro, etc...
La magia de la radio
En Once pares de botas está más viva que nunca la radio –posiblemente en el mejor momento de su historia–, donde los vecinos de Valmoral de la Sierra escuchan la inconfundible voz de Miguel Ángel Valdivieso –uno de los mejores dobladores de la historia del cine español, poniendo voz a actores como Mickey Rooney, Jerry Lewis o Woody Allen– contándoles las peripecias de su vecino Ignacio con el Hispania. Así, resulta sencillamente conmovedor ver a decenas de personas arremolinadas frente a un solo aparato de radio, confiando a ciegas en lo que les cuente el locutor.
Ahora eso sería sencillamente impensable con tanta tecnología como tenemos: cientos de repeticiones para saber si hay o no fuera de juego, penalti o falta. Tertulias deportivas, vídeos de las jugadas en Youtube, Vine, Facebook y Twitter... Antes, obviamente, no.
"Antes el fútbol debía de ser mucho más inocente", señala Andrés Arconada. "No digo que las estrellas no ganasen dinero, pero imagino que no tanto en comparación con las barbaridades que ganan hoy Cristiano Ronaldo o Messi. ¡Imagínate el sueldazo que tendría Di Stéfano actualmente!", añade el crítico de cine a Libertad Digital. "Antes el fútbol era mucho más cercano a la prensa, no había tantas radios ni obviamente tantas teles, y también era más humano. Ahora tenemos las redes sociales, hay muchas especulaciones... El fútbol es algo muy grande que genera mucha opinión y mucho dinero, ahora bastante más que antes", afirma.
Garci, por su parte, destaca que, aunque los medios lógicamente han evolucionado con el paso de los años, "la pasión sigue siendo la misma". "Antes, en una ciudad media en España, había fútbol cada quince días porque un domingo el equipo jugaba en casa y al siguiente fuera. En Madrid no: si no jugaba el Madrid aquí, lo hacía el Atleti. Para los chavales era más complicado porque tenías que ir al fútbol con tu padre. Tenías que hacerte socio, y yo, siendo un chaval, me hice socio: primero del Madrid y luego del Atleti, con lo cual podía ir todos los domingos al fútbol", apunta el director de cine.
Di Stéfano, el hombre orquesta
"Ahora el aficionado puede ver fútbol todos los días del mes. Literalmente. Terminas una jornada de Liga el lunes, el martes y miércoles tienes Champions, el jueves la Europa League y el viernes ya empieza otra jornada de Liga... y así todas las semanas", añade un Garci que quiere destacar a Libertad Digital cómo Alfredo Di Stéfano cambió la historia del Real Madrid con su llegada en el año 1953.
"Alfredo", cuenta José Luis Garci, "era el jugador total. Era un jugador muy bueno, pero fue aquí donde se hizo estrella. Él solo cambia la historia del Real Madrid. Hacía 20 años que el Madrid no había ganado una Liga, pero fue llegar Di Stéfano y el Madrid gana la Liga y luego las cinco Copas de Europa seguidas. Además, inventó una cosa: que un nueve no sólo valía para meter goles, sino que también podía organizar la defensa, el centro del campo... Un poco como lo que está haciendo ahora Messi. Alfredo no es que fuera el director de orquesta, es que era la orquesta".
Aunque podamos disfrutar de Cristiano Ronaldo, Messi y su eterna rivalidad, los jóvenes aficionados sienten –y sentimos– cierta aflicción por no haber podido ver in situ a los Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Beckenbauer...
Eran otros tiempos en los que, sin embargo, ya estaban muy presentes los amaños en el fútbol, tan de moda últimamente en España con las presuntas irregularidades en el Levante-Zaragoza de hace cuatro años o todo lo que ocurre alrededor de Osasuna. Y es que, en Once pares de botas, dos jugadores del Hispania son tentados con una buena suma de dinero por Alberto Quijano, un empresario con intereses en Málaga, con dejarse ganar en el último partido de Liga para que el rival no descienda a Segunda División. "Una mala tarde la puede tener cualquiera, sobre todo si le va en ello el puesto y 15.000 duros de los que estoy dispuesto a desprenderme", le sugiere Quijano a uno de ellos.
El fútbol como arma del franquismo
¿Acabarán aceptando el soborno los futbolistas en cuestión? Tratándose de la época, y de los valores que quiere inculcar el director de la película –y, por ende, el régimen franquista–, podemos suponer que el bien acabará triunfando sobre el mal. Y ello, cómo no, gracias a la participación clave del gran protagonista de la cinta.
Once pares de botas es una película injustamente infravalorada en la que Rovira Beleta trató de que el fútbol, que ya era un fenómeno de masas, fuera un poco más allá. La prensa y su sensacionalismo, los sobornos, las trampas deportivas –algo así como una especie de pre-dopaje– e incluso las salidas nocturnas de los jugadores también tienen cabida en esta cinta que debería ver todo buen aficionado al cine y al fútbol.
Una película que, como cuenta la propia Fuente de Canaletas, consigue que "toda la nación vibre hoy en un prurito de entusiasmo deportivo" viendo a las estrellas de la Selección, que Rovira Beleta logra plasmar en la gran pantalla y acercar a millones de españoles.