El domingo ha sido un día dispar en cuanto a películas se refiere en el Festival de Málaga de Cine Español. A primera hora se proyectaba Cómo sobrevivir a una despedida, el estreno en el largometraje de una directora de cortos bastante brillante como Manuela Morena. Sus cortos han sido proyectados en festivales de Nueva York, México… y uno, Pipas, estuvo nominado en los Premios Goya.
Por desgracia su estreno en el largo no ha sido tan brillante como se esperaba, aunque ella no tiene la culpa ya que la película era un encargo. Una productora potente, Atresmedia, tiene sobre la mesa la idea de hacer una comedia sobre un grupo de chicas que se van de despedida de soltera a Gran Canaria, con todo lo que eso supone, y se lo ofrecen a Manuela.
¿Es problema entonces del reparto? Tampoco. Las cuatro chicas y el amigo gay están bastantes correctos, con una mención muy especial a una cada vez más sólida Úrsula Corberó. La actriz que salió de Física o Química ya había demostrado que era buena haciendo comedia, ahí están sus papeles de niña pija en Quién mató a Bambi y Perdiendo el Norte. En esta ocasión interpreta a una "choni" facilona pero exigente que cada noche sale en busca de un chico, o chicos, nuevo. Si al reparto hubiera que poner un pero sería a Natalia de Molina, omnipresente en esta edición del festival ya que trabaja en 3 películas, muy buena en drama pero sin vis cómica.
¿Cuál es el problema entonces? El guión. Reir, te ríes, pero de chistes aislados al ver a este grupo de chicas desfasando en la noche canaria y no recordando nada al día siguiente debido a una droga. Los paralelismos con Resacón en Las Vegas son más que evidentes. La diferencia es la historia principal. En el taquillazo norteamericano era encontrar al novio, desaparecido tras una noche de juerga, en un viaje cada vez más loco y absurdo. Y ahí residía la comedia.
En Cómo sobrevivir a una despedida la historia central no es la novia, sino una historia de amor con, precisamente, Natalia de Molina de protagonista. Una historia que no aporta nada a la película, que no encaja en una comedia gamberra y a la que han rodeado de chistes. Y ahí está la parte tediosa que corta totalmente el ritmo.
Un reality-thriller
Y de una novata a todo un veterano, Antonio Hernández (En la ciudad sin límites, Los Borgia...), que nos proponía con Matar el tiempo un thriller de corte clásico pero muy moderno. Un fantástico Ben Temple interpreta a un ejecutivo norteamericano de visita en España por motivos laborales que un día decide contratar a una prostituta que conoce a través de una página de webcam de chicas. Debido a los encantos naturales de ella que le hace olvidar su tediosa y aburrida vida, comienza una "relación" vía webcam hasta que presencia cómo unos matones la extorsionan y retienen en su casa contra su voluntad reclamándole una deuda "no monetaria".
Como si de un reality de Telecinco se tratara, el ejecutivo queda atrapado frente a la pantalla de su ordenador hasta que decide pasar a la acción. Un thriller multimedia con varias tramas muy bien dosificado por su director hasta llegar al desenlace final. Destaca entre el reparto Yon González, uno de los actores patrios más prometedores que salió de otra serie juvenil, en este caso de El Internado.
Pero si tuviéramos que elegir a un protagonista del día ese sería Paco León, que en una gala plagada de amigos recibió el premio Eloy de la Iglesia. Al actor y director tiene un vínculo muy especial con el Festival de Málaga ya que aquí presentó su dos películas tras las cámaras, Carmina o revienta y Carmina y amén. Nos contaba a Es Cine que en los próximos días empezará el rodaje de su tercera película como director. Entretanto, este lunes presenta su último trabajo como actor, Embarazos.