29 años perdiendo el tiempo en los Goya
Qué malo es a veces recordar, sobre todo cuando se trata de tiempo y hay que ver el tiempo que he perdido en 29 años de Goyas.
Ojo, que el título no hace referencia a la gala en sí de los Premios Goya. Me explico. Un servidor lleva 29 años cubriendo, informativamente hablando, los premios de la Academia del cine español. Desde esa primera gala en el teatro Lope de Vega de Madrid, por cierto desastrosa en organización, hasta la actual en el Hotel Auditorium muchos han sido los cambios.
Desde el propio premio, por entonces un Goya al que le salían artículos por todos los lados y que pesaba tanto que te podía causar una contractura cervical, al actual más liviano y llevadero que como todos saben sigue manteniendo el busto del ilustre pintor. Distintos presentadores o conductores, nuevas incorporaciones, los veteranos de siempre y una organización más perfecta, así como un sinfín de compañeros periodistas comparado con los pocos que cubríamos el acto en los primeros años.
Hasta cambio de cadena de TV a la hora de transmitir el acto con interminables cortes de publicidad y que gracias a Dios los dejó en beneficio de los telespectadores de TVE. Y hablando de cambios, hasta del día, del domingo al sábado, más que nada para así estar pringados todo el fin de semana. E incluso de ciudad como aquella edición que se hizo en Barcelona y que es difícil de olvidar, pero por lo desastroso que fue.
Pero hay una cosa que no ha cambiado y es el tiempo de espera de los informadores desde que entras por la puerta y comienza la hora de inicio de la ceremonia hasta el final de la misma. Me explico, la organización te pide que estés 3 horas antes de comenzar y dos horas más al final para poder entrevistar a los ganadores de los premios finales. que encima suelen ser los más importantes y a los que todo el mundo quiere tener.
Porque no nos vamos a engañar, el maquillaje, el sonido, los efectos especiales, quien mejor pone el catering… pues como que no interesa demasiado. Y eso que da un poco de penilla paseando con su Goya por las distintas salas donde están los compañeros de TV, prensa y radio sin que nadie se les acerque y con esa sensación de, ahí te pudras. Yo en más de una ocasión me he visto entrevistando al Goya a mejor peluquería por aquello de hacer una buena acción y pasar el tiempo que me queda, ya que como os cuento es eterno.
Tanto que si sumo las horas en las que no pasa nada me salen al menos unas 40 galas más. Y alguno me preguntaréis que por qué sigues asistiendo. Eso mismo me pregunto yo. Quizás porque quiero llegar a los 30 o porque el sufrimiento es intrínseco a mi persona. Mira, a lo mejor es que me gusta.
Se lo preguntaré como Woody Allen a mi psicoanalista pero eso ocurrirá el lunes, ya que ahora no lo quiero pensar. Ah,que qué me ha parecido la gala de este año. Esa es otra historia y como no tengo espacio, os lo contaré el año que viene. Eso sí, me ha gustado Dani Rovira y estoy encantado con los 10 Goyas para La isla mínima.
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