Ya se sabe lo fetichistas que son los acérrimos coleccionistas de objetos relacionados con el mundo del espectáculo. Lo decimos por el anuncio de una próxima subasta que tendrá lugar en Nueva York el 24 de noviembre organizada por la casa Bonhams y Turner Classics Movies. En ella saldrán a la venta algunos lotes que pertenecieron al rodaje de una ya mítica película de 1942, Casablanca. No faltarán abundantes fotografías de sus protagonistas. Y hasta las puertas del "Rick´s Café", el cabaré de la historia que regentaba aquel turbio personaje, Richard Baine, encarnado maravillosamente por Humphrey Bogart donde sucede gran parte de la historia. Un matrimonio que llega a la ciudad de Casablanca huyendo de los nazis con la pretensión de obtener la documentación precisa para volar a los Estados Unidos. Él es miembro de la Resistencia y ella, Ilsa, afín a las ideas de su marido pero también un antiguo amor del propietario de ese local, a quien reencuentra y con él evoca aquellos días felices en París. Es ella misma, la enamorada, quien desea escuchar al piano una melodía que le trae tales recuerdos, personaje que proporcionó a Ingrid Bergman una de sus más logradas interpretaciones en la pantalla.
Y aquel piano de esa historia romántica de Casablanca es el que vuelve a subastarse ahora y se expone en Los Ángeles entre el 6 y el 9 de noviembre y finalmente, antes de que pujen por él, entre el 20 y el 24 en Nueva York. Ya hace dos años fue subastado por primera vez, alcanzándose, exactamente, la cifra de 447.328 euros. Los organizadores de la subasta han llegado a la conclusión de que ahora por el piano de marras podrían pagarse 750.000 euros. Una cifra elevada que probablemente no corresponda a la calidad del instrumento pero sí, sin duda alguna, a su valor sentimental, a ese fetichismo que decíamos al principio que mueve a fanáticos coleccionistas. Y es que, en aquel piano sonaron las notas de "As time goes by" (El tiempo pasará), una de las más conocidas canciones del cine que, supuestamente tocaba un percusionista negro llamado Dooley Wilson, el que aparecía en la pantalla, cuando en realidad sólo pulsaba las teclas blancas y negras en tanto el sonido procedía tras las cortinas de aquel estudio, donde la interpretación corría a cargo de un profesional del piano, Elliot Carpenter. Cosas del cine, que suceden frecuentemente.
El pianista negro se hacía el remolón cuando aquella mujer le pedía que tocara su pieza preferida. Finalmente, la complació. Era la melodía que a Ilsa (Ingrid Bergman) le venía a la mente, y también al corazón, de sus noches inolvidables de París. Porque Sam había estado allí también junto a Rick y sabía de sobra cuanto ocurrió a la pareja. Por eso se resistía a que sonara de nuevo. Y hasta Rick, al fin, terminó después por solicitársela otra vez. Así es que ella se salió con la suya y empezaron a desgranarse las notas de "As time goes, by". El tiempo pasará, sí. Pero Ingrid Bergman y Humphrey Bogart estaban dando marcha atrás en el calendario de la memoria, pensando en aquel París que los había unido, enamorados, y a su vez distanciado. Hasta que Ilsa volvió a Casablanca, a ese café de Rick.
Pero lo que no figuraba en el guión original fue aquello que en la versión en español de la película se tradujo como "¡Tócala otra vez, Sam!". Fue sencillamente una licencia del traductor. La frase que Ilsa le dice al pianista es la siguiente: "Play it, Sam, play As time goes by". El autor de la melodía se llamaba Herman Hupfeld y la había estrenado once años atrás del rodaje de Casablanca en un espectáculo de variedades de Broadway, en 1931. A Max Steiner, responsable de la banda sonora del filme, no le gustaba y pretendió colocar una de sus composiciones, avalado porque ya había recibido dos Oscar. Pero no logró su propósito. Afortunadamente para la carrera comercial de Casablanca, pues el tema se convirtió en intemporal, en un clásico que han interpretado y grabado grandes orquestas y aún hoy figura en el repertorio de muchas de ellas. El tiempo pasará…
La traducción más o menos libre de su texto es la siguiente: "Recuerda esto. / Un beso es sólo un beso. / Las cosas fundamentales se juntan / mientras el tiempo pasa. / Y cuando dos amantes se cortejan / todavía dicen "te quiero". / De eso puedes estar seguro / traiga lo que traiga el futuro. / Mientras pasa el tiempo…"
Casablanca ha sobrevivido ya setenta y dos años desde que se rodó. No será una de las diez mejores películas de la historia del cine. Pero la han visto millones de espectadores. Recogemos las frases que escribió José Luis Garci al respecto en una enciclopedia: "Hay muchas películas malas, bastantes películas buenas, algunas películas clásicas y muy pocas películas irrepetibles… La obra maestra de las películas irrepetibles es Casablanca.
A Humphrey Bogart no lo conocí: creo que nunca estuvo en España. Pero sí crucé unas palabras con Ingrid Bergman la última vez que visitó Madrid. Era de muy elevada estatura; descalza medía más de 1,80 centímetros, de ahí que en Casablanca, para no desentonar, a Bogart lo colocaron sobre una tarima, y supongo llevaría también alzas en el calzado. El rostro de la gran actriz sueca, lo recuerdo muy bien, estaba salpicado de pecas. Probablemente ya por su edad avanzada. Nunca olvidaré aquel fugaz encuentro a las puertas de un hotel sito en la calle de San Francisco de Sales. Tenía prisa para ir, imagino, de compras, acompañada por Isabella, una de las hijas que tuvo con Roberto Rosellini. Me quedé con su amplia, cortés sonrisa. La que me viene siempre a la memoria cuando vuelvo a escuchar la música de "As time goes by", la que sonaba en aquel viejo piano que ahora se subasta.