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Las 30 mejores escenas que no estaban en el guión

Aunque un buen guión es clave para una buena película, en ocasiones algunos de los momentos más celebrados de grandes filmes fueron improvisados.

El monólogo del replicante, posiblemente el momento más recordado de la película, estaba en el guión, pero no en una forma terminada. El propio Rutger Hauer cogió algunas frases escritas, las cambió y añadió el famoso final: "Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir."

Normalmente es una improvisación de un actor, aunque también puede ser la reacción a algo imprevisto o un secreto que sólo sabe parte del equipo para que las reacciones del elenco sean más naturales. A veces la idea surge en los ensayos, a veces en pleno rodaje. Puede ser una simple frase o la escena final de la película. En cualquier caso, estos son algunos de los mejores momentos que no estaban escritos en el guión, ordenados cronológicamente.

1. Casablanca (Michael Curtiz, 1942)

Según la lista de grandes frases del cine del American Film Institute, ésta de Casablanca, improvisada por Bogart, es la quinta mejor de todos los tiempos, y la mejor entre las que no estaban en el guión. Pero en España nos la perdimos en el doblaje, porque era intraducible. "Here's looking at you" es una frase de póker que significa que tienes las tres figuras en la mano, y que Bogart tenía en la mente porque había estado enseñado a Bergman a jugar durante el rodaje. Aquí se tradujo como "Ve con él".

2. Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú? (Stanley Kubrick, 1964)

Peter Sellers añadió innumerables detalles de cosecha propia a los tres personajes que interpretó en el film. El más recordado es la frase final de la película, ese "Mein fuhrer, ¡puedo andar!" que improvisó tras levantarse de su silla de ruedas durante el rodaje porque había olvidado que ese personaje era inválido.

3. Cowboy de medianoche (John Schlesinger, 1969)

La escena estaba preparada para que los protagonistas pudieran caminar y cruzar la calle sin tropezarse con ningún coche. Sin embargo, un taxi intentó pasar en el peor momento y Dustin Hoffman optó por no salirse del personaje y empezar a echar pestes del taxista.

4. La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971)

Tras rodarla infinidad de veces, Kubrick seguía sin estar satisfecho de esta escena, una de las más violentas de la película, así que pidió a Malcolm MacDowell que improvisara. El actor se puso a cantar Singing in the rain mientras golpeaba a sus víctimas y el director inmediatamente compró los derechos para poder utilizarla en la película.

5. El padrino (Francis Ford Coppola, 1972)

Aunque la conversación entre Vito Corleone y Bonasera estaba naturalmente en el guión, el gato no. Marlon Brando lo encontró en el estudio y decidió usarlo en la escena. Quedó muy bien, pero generó un cierto problema de continuidad, ya que el animal no vuelve a salir en toda la película y no queda muy claro de dónde salió en primer lugar y si pertenece a Corleone o a quién.

6. Tiburón (Steven Spielberg, 1975)

El sheriff de Amity, al ver por primera vez el tamaño del escualo al que se enfrentan, le dice al cazatiburones profesional Quint que necesitará un barco más grande. Una frase que se sacó de la manga el propio actor, Roy Scheider.

7. Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976)

"¿Hablas conmigo? [...] Aquí no hay nadie más que yo." En el guión original simplemente se decía que el personaje interpretado por De Niro hablaba al espejo. El resultado final, sin duda la escena más recordada de la película, fue resultado de la improvisación del actor.

8. Annie Hall (Woody Allen, 1977)

El personaje encarnado por el cómico neoyorquino estornuda y dispersa así 2.000 dólares en cocaína. La escena fue un accidente. Allen estornudó durante un ensayo y le hizo tanta gracia a todo el mundo que decidió hacerlo también delante de la cámara.

9. Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979)

Probablemente el rodaje más caótico de la historia del cine, tanto que llevó a su director, que pensó en suicidarse varias veces mientras hacía la película, a decir que ésta no trataba de Vietnam, sino que era Vietnam. Muchas escenas míticos son improvisadas, como buena parte de los monólogos de Brando y el asesinato final. Pero quizá la más destacable es esta escena, al comienzo, con Martin Sheen drogado y borracho pidiendo que lo grabaran y rompiendo un espejo con su propio puño. La sangre es real, y la desesperación también. Sheen sufrió un infarto durante el rodaje y llegó a pedir la extremaunción.

10. Alien (Ridley Scott, 1979)

No es que la escena no estuviera en el guión, pero éste era muy escueto: simplemente decía que el alien salía de dentro del personaje encarnado por John Hurt. Ridley Scott decidió no informar a los demás actores de qué iba a pasar exactamente para lograr reacciones más naturales y vaya si lo consiguió. Los gritos histéricos fueron provocados por una histeria de verdad...

11. El imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980)

Harrison Ford debía contestar con un "Yo también te quiero" al "Te quiero" de la Princesa Leia. Pero el actor pensaba que Han Solo jamás diría eso y decidió improvisar una respuesta que, ciertamente, pega mucho más al personaje.

12. El resplandor (Stanley Kubrick, 1980)

Cuando Jack Torrance asoma la cabeza por la brecha que acaba de abrir a hachazos en la puerta suelta un "Aquí esta Johnny" que no sólo no aparecía en el libro, sino tampoco en el guión. Fue idea de Jack Nicholson, y hace referencia al programa de televisión de Johnny Carson.

13. En busca del arca perdida (Steven Spielberg, 1981)

Originalmente, el héroe luchaba con el látigo, una escena que hubiera requerido tres días de rodaje. Sin embargo, Harrison Ford se sentía demasiado débil para grabarla debido a una disentería, de modo que convenció a Spielberg para acortarla con la idea de la pistola.

14. Blade Runner (Ridley Scott, 1982)

El monólogo del replicante, posiblemente el momento más recordado de la película, estaba en el guión, pero no en una forma terminada. El propio Rutger Hauer cogió algunas frases escritas, las cambió y añadió el famoso final: "Todos esos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia."

15. Tootsie (Sydney Pollack, 1982)

En la fiesta sorpresa de cumpleaños del personaje encarnado por Dustin Hoffman, el director pidió a Bill Murray que hiciera algunas tomas fingiendo que hablaba mientras los demás lo escuchaban. Murray se inventó sus frases, metido en el personaje, y a Pollack le gustaron tanto que las acabó incluyendo en la película.

16. Robocop (Paul Verhoeven, 1987)

Después de ser detenido y duramente golpeado por Robocop, uno de los principales malvados de la película es llevado a comisaría, donde escupe sangre a un papel y pide hacer una llamada. Ese gesto fue decidido entre el director y el actor poco antes de rodarlo y no se lo contaron a los demás, para que los gestos de sorpresa y asco fueran más auténticos.

17. La chaqueta metálica (Stanley Kubrick, 1987)

El inolvidable sargento instructor Hartman fue encarnado por un sargento instructor de verdad, Ronald Lee Ermey, quien en principio iba a hacer de consejero para el actor que tenía el papel. Sin embargo Kubrick se decidió por él al escucharle quince minutos de insultos y obscenidades "sin repetir ni una sola palabra". La mayor parte de sus frases y diálogos están escritas por él mismo, y muchas fueron improvisadas durante el rodaje.

18. Cuando Harry encontró a Sally (Rob Reiner, 1989)

La escena más famosa de la película no estaba en el guión de Nora Ephron sino que surgió de la propia Meg Ryan durante un ensayo. La frase final de la mujer del restaurante, encarnada por cierto por la madre del director, fue una ocurrencia de Billy Crystal.

19. Pretty Woman (Gary Marshall, 1990)

Richard Gere le gastó a Julia Roberts la broma de cerrar el estuche en pleno rodaje y quedó tan bien que el director decidió dejarlo tal cual en el montaje final.

20. Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990)

Todo el diálogo en el que el personaje de Joe Pesci se enfada porque le dicen que es gracioso fue idea del propio actor, y sólo Scorsese, Ray Liotta y él sabían que la escena iba a ser así. A Pesci le sucedió algo similar cuando trabajaba en un restaurante y le dijo a un pandillero que era gracioso. La escena ayuda a fijar el carácter imprevisible del mafioso que interpreta, que puede volverse violento en cualquier momento.

21. El silencio de los corderos (Jonathan Demne, 1991)

El "hsssss" que hace Anthony Hopkins tras relatar cómo se comió el hígado de un agente del censo "acompañado de habas y un buen Chianti" surgió en los ensayos como una forma de dar miedo a Jodie Foster y el director, claro, pensó que si perturbaba a la actriz también lo haría a la audiencia.

22. Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992)

Por supuesto, en el guión de Tarantino se incluía el famoso corte de la oreja y seguro que el director tuvo que hacer un gran esfuerzo de voluntad para no mostrar la escena en toda su crudeza. Sin embargo, lo que hace después Michael Madsen con la oreja en la mano es obra del actor.

23. El fugitivo (Andrew Davis, 1993)

Cuando el injustamente perseguido Harrison Ford le grita que es inocente al implacable policía que le persigue, Tommy Lee Jones le responde que no le importa. Esa frase no estaba en el guión, pero cuadra perfectamente con un personaje que no es más que un profesional haciendo su trabajo.

24. El indomable Will Hunting (Gus van Sant, 1997)

En una de las conversaciones entre el psicólogo encarnado por Robin Williams y el genio matemático interpretado por Matt Damon, el primero confiesa que su mujer se tiraba pedos, haciendo ver a Will Hunting que los defectos a veces son lo que más aprecias en tu media naranja. La historia se la inventó Williams mientras rodaban la escena y la risa de Damon es su reacción natural.

25. Salvar al soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998)

El soldado Ryan, encarnado por Matt Damon, confiesa al capitán interpretado por Tom Hanks que no recuerda las caras de sus hermanos muertos. Este le aconseja que piense en una situación concreta y Ryan cuenta una historia sobre sus hermanos... que se inventó sobre la marcha.

26. Cómo ser Malkovich (Spike Jonze, 1999)

Poco después de que Malkovich descubra la puerta a su cerebro que explota el personaje interpretado por John Cusack y le amenace con demandarle, pasa un coche desde el que le gritan y le tiran una lata que le da en el cogote. Malkovich grita de dolor y protesta... normal, porque no estaba previsto. Fue iniciativa propia del extra borracho que le tiró la lata. No sólo no le despidieron, sino que como al final tuvo frase en la película le subieron la paga.

27. Las dos torres (Peter Jackson, 2002)

Cuando Aragorn, Gimli y Legolas encuentran quemados lo que parecen los restos de sus amigos hobbits, Viggo Mortensen decidió improvisar y darle una patada a un casco para mostrar su rabia. Inmediatamente después lanza un grito de dolor. ¿Estaba en su personaje, lamentándose por sus amigos? No. Se acababa de romper dos dedos del pie al dar la patada.

28. El caballero oscuro (Christopher Nolan, 2008)

Uno de los principales atractivos de esta película de Batman es la interpretación de Heath Ledger, que improvisó en diversos momentos del rodaje. Uno de los más recordados es esta escena en que, disfrazado de enfermera, vuela un hospital. Aunque las explosiones debían efectivamente ir sucediendo en orden con un cierto lapso de tiempo entre ellas, la última se retrasó más de lo previsto y Ledger, dentro del personaje, se puso a mirar con extrañeza y jugar con el detonador hasta que finalmente explotó.

29. Casino Royale (Martin Campbell, 2006)

La imagen de Daniel Craig saliendo del agua se ha convertido en un icono de su moderno James Bond, tanto como la de Ursula Andress lo fue del Bond de Sean Connery. Pero no estaba prevista: la atención debía estar, como es tradicional, en el cuerpo de la mujer que debía seducir el agente secreto. Pero al ponerse a nadar, Craig topó con un banco de arena que le obligó a levantarse y el resultado le gustó a Campbell lo suficiente como para dejarlo en el metraje final.

30. Capitán Phillips (Paul Greengrass, 2013)

El final de la película fue rodado en el barco que realmente rescató al verdadero capitán Phillips y cuando el director preguntó qué hicieron nada más traerle a bordo, le contestaron que llevarle a la enfermería. De modo que Greengrass decidió grabar ahí el final, con la médico real que estaba en ese momento, a quien pidió que hiciera lo que marca el protocolo para estos casos. La escena se hizo en cinco tomas y no sólo es la escena más recordada de la película, sino también uno de los mejores momentos de la carrera de Tom Hanks.

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