Ayer la SEMINCI brindó su particular homenaje a dos de las grandes figuras del cine español todavía en activo, Concha Velasco y José Sacristán. Una noche emotiva donde estos dos grandes hicieron las delicias del público asistente al Teatro Calderón. Un teatro totalmente abarrotado y puesto en pie que dio uno de los más sonoros aplausos que se han oído en este espacio.
Pero lo bueno pronto se acaba y las películas proyectadas ayer no pasarán a los anales de la historia del cine. Por un lado la película polaca Papusza (muñeca en castellano) que nos cuenta la historia de una gitana apartada y rechazada por su etnia por saber leer y escribir durante los años 40, y lo que es peor, ser encima poetisa.
Ni su espléndida fotografía en blanco negro ni la interpretación de su protagonista levanta esta historia plúmbea para el espectador medio, aunque no descarto que por todo esto pueda ser una de las que se lleven importantes premios del jurado, que como suele ser habitual realiza este tipo de desmanes.
Pero aún es peor si cabe Centro Histórico, un film coral de cuatro historias dirigdas por cuatro grandes directores como son Aki Kaurismäki, Pedro Costa, Víctor Erice y Manoel de Oliveira. Una película que no interesa a nadie y que empuja a abandonar la sala a no ser porque supone la vuelta de uno de los directores españoles más respetados por crítica y público, me refiero a Víctor Erice.
Hay que recordar que Erice es responsable de films como El espíritu de la colmena o El Sur y que de nuevo partiendo de una idea muy simple, el recuerdo de unos trabajadores de una antigua fábrica de tejidos, engrandecen la pantalla sin que se pueda apartar la mirada de una forma casi inóptica. ¿Para cuándo la vuelta de Víctor Erice al largometraje? Necesitamos de su talento.
Este miércoles entramos en el ecuador y, como siempre ocurre, será un día de impasse, o a lo mejor no. Como decía Escarlata O’ Hara "mañana será otro día".