Colabora
Juan Manuel González

Crítica: 'Prisioneros', con Hugh Jackman

Denis Villeneuve dirige a dos buenos actores en un thriller frío, cruel y tremendamente dramático.

Que una película como Prisioneros ascendiera sin dificultad al número uno de la taquilla americana certifica, sin duda, que ya nos movemos en la temporada cinematográfica de otoño. Y es que la película del canadiense Denis Villeneuve, nominado al Oscar por Incendies (y que acaba de presentar en San Sebastián otra película protagonizada por Jake Gyllenhaal, Enemigo) es un thriller sombrío, adulto e inquietante, que aborda el secuestro de dos niñas en la América Profunda tanto desde el punto de vista del drama familiar como del género policiaco, sin tampoco obviar adentrarse en reflexiones morales. Un terreno, en definitiva, bien alejado de las montañas rusas rompetaquillas del verano.

Apoyado en la labor de unos excelentes Jake Gyllenhaal y Hugh Jackman (a estas alturas no hay papel que parezca resistírsele al actor australiano), Prisioneros resulta en manos de Villeneuve una buena fusion del Eastwood de Mystic River, con una sentida reflexión sobre el cine de venganzas, con los modos y maneras del reciente thriller familiar nórdico, siempre con un ojo puesto en las reacciones de los personajes. Una suma de traumas, norteamericanos y europeos, que cristalizan en una obra tremendamente atmosférica (el espectador siente el frío y la lluvia que asola las localizaciones de Georgia: atención a la fotografía del gran Roger Deakins, habitual de los Coen) y que pese a lo previsible de su desarrollo, la excesiva duración de dos horas y media e incluso alguna que otra trampa de guión, consigue interesar e inquietar al espectador.

Prisioneros también se adentra sin tapujos en terrenos éticos mostrando la distinta actitud de dos personajes opuestos, el cerebral detective Loki (Gyllenhaal) y el impulsivo Dover (Jackman), a la hora de encarar la desaparición de las dos niñas. Un contraste de comportamientos, adornado por numerosas referencias religiosas, que sirve a Villeneuve para elaborar cierta introspección sobre el mito del vengador, interpelando con claridad al espectador y haciéndole dudar de la condición de víctima o héroe de todos ellos, pero -también- sobre las limitaciones de la ley en un entorno en el que el mal puede campar a sus anchas y adoptar cualquier cara. Aunque la película, que por momentos se cree algo mejor de lo que realmente es, se hubiera beneficiado de cierta poda de metraje, el método cerebral y paciente de Villeneuve triunfa: Prisioneros es uno de los thrillers de la temporada, y junto a las recientes Rush, la emocionante Gravity y la poderosa Capitán Phillips (que les adelanto ya, es magnífica), puede situarse a la cola de este cuarteto de oro en un otoño cinematográfico que empieza endemoniadamente bien.

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario