Ridley Scott dirigiendo una película que parece de su hermano Tony. La ironía (trágica) es que este último, autor de Marea Roja o Enemigo Público, falleció el pasado verano tirándose de un puente justo cuando su hermano estaba rodando la que nos ocupa, El Consejero, a caballo entre California, Londres y España, y más concretamente, Canarias y los finiquitados estudios valencianos Ciudad de la Luz /cuya creación, auge y decadencia -en poco más de un lustro- hubiera merecido todo tipo de titulares por múltiples razones).
El Consejero es un thriller protagonizado por -agárrense los machos- el excelente Michael Fassbender, Brad Pitt, Cameron Diaz, y el matrimonio Javier Bardem-Penélope Cruz, en el que será a buen seguro su muy publicitado filme norteamericano. Y si no me creen, esperen a octubre, que es cuando sale el filme. La historia, a falta de otra palabra mejor, mola: un abogado metiéndose en asuntos de la mafia y perdiendo la chaveta por ello. Miedo y Asco según Ridley.
Retomando lo de arriba, un argumento muy propio de Tony Scott, que en su momento se encargó de películas tan potentes e anabolizadas como la deliciosa Revenge, la brillante Amor a quemarropa (por cierto, no se pierdan la muerte de James Gandolfini, otra pérdida, en esa película) y la un tanto insoportable Dominó. No obstante, ha sido Ridley Scott el que se ha hecho con las riendas de la película, cuyo rodaje tuvo que interrumpirse con la muerte de Tony... a cuya inolvidable memoria está dedicada.
Y lo mejor para el final, o casi: se trata de un guión original para la gran pantalla del gran Cormac MacCarthy, autor de novelas como La Carretera y No es país para viejos (también con Bardem), ambas adaptadas en sendos largometrajes formidables.